Coronavirus en Andalucía
«Los crucigramas y pasatiempos me los quitan de las manos en el quiosco desde la alarma del coronavirus»
Crece la demanda de cuadernos de entretenimiento mental debido al confinamiento por el Covid-19
![Un quiosco de prensa en la Ronda de Capuchinos de Sevilla](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/03/19/s/kiosco-sevilla-kxq--1248x698@abc-Home.jpg)
Crucigramas como antídoto al sudoku del coronavirus, como válvula de escape al confinamiento obligatorio en casa. En la era de Internet, de las descargas de Netflix y del libro electrónico, los cuadernos de pasatiempos hacen furor y se han convertido, junto a la prensa en papel, en los productos más cotizados. Carmen, quiosquera en Sevilla, lo avala. «Sí, se puede de decir que me los están quitando de las manos» . «Es la primera vez en mi vida de quiosquera que me ha llegado a faltar material», comenta a ABC. La demanda ha crecido «bastante» en su quiosco, bajo la mirada imperturbable de Hércules y Julio César, subidos en el pedestal de sus columnas, que nunca antes habían visto tan desierto este céntrico bulevar.
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Los libros de entretenimiento mental más solicitados son los crucigramas de toda la vida y los pasatiempos infantiles, aclara Carmen. El pasado domingo, tras el anuncio previo de Pedro Sánchez de decretar la alarma en todo el país, la prensa también se disparó. Se agotaron las existencias de periódicos como el ABC de Sevilla y otros rotativos locales. Los quioscos reciben el mismo tratamiento que las tiendas de alimentación y supermercados, las farmacias, los bancos y las gasolineras.
La prensa
Los periódicos son productos de primera necesidad. Con el paso de los días, la demanda de prensa se ha estabilizado. «Hay suscriptores que incluso con el periódico pagado no bajan a por él debido al confinamiento. Las revistas sí han bajado. Las lectoras de las revistas semanales son mujeres de unos 60 años que se quedan en casa y tengo casos de maridos que se niegan a llevarles las revistas », explica la quiosquera.
«Es la primera vez en mi vida de quiosquera que he llegado a quedarme sin material»
En el otro extremo de la Alameda se encuentra el punto de venta de prensa que regenta Antonio Arenas . Sus clientes también le demandan más autodefinidos y crucrigramas, el juego de palabras más universal, que requiere dominio del lenguaje, agudeza mental y conocimiento de una actualidad con la que el Covid-19 ha arramblado como una apisonadora.
La irrupción de Internet hizo pensar a algunos que el crucigrama podía estar camino de su extinción, puesto que ya existen hasta aplicaciones para teléfono móvil que permiten resolverlo en cualquier tiempo muerto . Nada más lejos de la realidad. Junto con la televisión y los libros, los rompecabezas constituyen una vía de evasión para matar el tiempo cuando avanzan las horas y los días de reclusión en casa.
En la calle Feria, una de las arterias más populares de la Sevilla histórica, María Dolores Trabajo hace honor a su apellido paterno. Combate el coronavirus al pie del cañón en su quiosco. «Sí he notado que se venden más crucigramas , pero tengo tantos que no se me han agotado», corrobora. A falta de vacunas contra el Covid-19 por ahora, los rompecabezas se han convertido casi en un producto de primera necesidad, casi tanto como el papel higiénico, una manera de entretener el cerebro para resistir.