Caso Magrudis

Un año de la crisis de la listeriosis: primera prueba de estrés a la sanidad

El peor brote de España, con más de 200 intoxicados, tres muertes y siete abortos, llevó a la cárcel a sus responsables

El dueño de Magrudis cuando fue detenido por la Guardia Civil Manu Gómez

A. R. V.

Antes de que la pandemia del coronavirus cambiara nuestra forma de vivir, la crisis sanitaria por antonomasia se asociaba a Magrudis. A los andaluces les evocaba el nombre de la fábrica de Sevilla que producía y comercializó, bajo la marca «La Mechá», una carne mechada que tenía hasta 150.000 veces más listeria monocytogenes del límite de contaminación tolerable. Su consumo colapsó tres hospitales de referencia en Sevilla y causó 217 intoxicaciones, tres muertes y siete abortos. El brote se convirtió en alerta sanitaria nacional porque el embutido infectado se distribuyó por seis comunidades autónomas. Colocó a Andalucía bajo los focos de la prensa y los matinales de televisión cuando más arreciaba la sequía informativa de agosto.

Todo se precipitó a partir del 15 de agosto de 2019. Ese día ABC publicó que la Consejería de Salud estaba investigando el brote y apuntaba a una carne mechada. A las 20.00 horas, la sospecha se convirtió en una alerta que retiró más de 6.000 kilos de la carne causante de la intoxicación masiva. La listeria es un patógeno muy presente en la naturaleza que, en cantidades elevadas, provoca diarrea, vómitos y fiebre. Su consumo puede resultar letal para personas inmunodeprimidas y mayores –al desencadenar meningitis–, y les puede causar un aborto a las embarazadas.

Doble circuito

Lo que comenzó, a mediados de julio, como una serie de episodios aislados de infecciones alimentarias sin aparente conexión, derivó en un problema muy serio que sometió a la sanidad pública a su mayor prueba de estrés, con un equipo que apenas llevaba seis meses de rodaje. La primera antes del Covid-19. Gran parte de las medidas que se tomaron entonces, como el doble circuito, las plantas específicas para estos pacientes o la trazabilidad, sirvieron para luchar, meses después, contra la pandemia.

El gerente de Magrudis, José Antonio Marín, y su hijo Sandro , que era un testaferro, fueron detenidos por la Guardia Civil el 24 de septiembre pasado y conducidos, con esposas, ante la juez que los mandó a la prisión sin fianza acusados de delitos contra la salud pública, lesiones al feto y tres homicidios imprudentes. Desde diciembre sabían que había listeria en su fábrica y siguieron vendiendo carne. En un clima de alarma social, Salud inmovilizó otros productos de Sabores de Paterna y La Montanera del Sur donde se halló listeria, sin llegar a los niveles de «La Mechá». Otra crisis, la del Covid-19, sacó a los dueños de Magrudis de prisión. La juez autorizó su salida porque el confinamiento disipaba el riesgo de fuga.

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