Coronavirus Andalucía
Jorge Manzur: «Los ERTE son historias de terror; cada empleado que recupero es una victoria»
El responsable de uno de los hoteles más lujosos de Andalucía, el Anantara Villa Padierna, advierte:«Tengo más miedo a que la gente se quede sin ingresos que a los rebrotes»
Jorge Manzur es uno de los directores de hotel que atesora más experiencia de la Costa del Sol en el sector lujo. Ha pasado por la dirección del Meliá Don Pepe, para luego ser la cabeza visible de Puente Romano y ahora encargarse del reto de Anantara Villa Padierna, donde recaló para reformular un palacio toscano en un hotel que rememora las tradiciones milenarias de Andalucía. Y que ahora trata de sobreponerse a la terrible crisis provocada por la pandemia. Manzur rememora especialmente dos momentos que le han marcado: la marcha de los últimos clientes cuando se decretó el estado de alarma y los días en los que paseaba por el hotel vacío con todo tapado y con unos servicios mínimos . «Había días que no pasaba nada, sólo venía para intentar levantarles el ánimo».
¿Qué cliente está viniendo?
Desde que empezó la pandemia dije que no bajaba los precios. No es una crisis de precios, sino de demanda. Si bajo el precio no va a venir más gente; vendrá la misma más barato. El perfil es el de siempre. Poder adquisitivo alto, que le gusta comer, vivir y estar a gusto. Hay muchos españoles, pero el extranjero no está viniendo. Además, ya nadie viaja por el precio. Está predominando el sentirse seguros más que le precio que te cobren.
¿Cómo ha sido la adaptación al coronavirus?
Lo más importante es que el cliente esté cuidado, pero no queremos parecer un hospital. Hay gel y mascarillas que se ofrecen al entrar. El «check-in» es sin contacto. El equipaje se desinfecta. En las habitaciones se ha quitado el mini-bar y se ha buscado otra solución. Las habitaciones están 48 horas sin ocupar. Se desinfectan, limpian los filtros de aire acondicionado y se cambian todas las telas. En los restaurantes, por ejemplo, se han quitado las botellas grandes. El servicio de mesa se pone al momento. Hay código para la carta y un marco con las sugerencias. Otro cambio es el buffet del desayuno, que lo hemos cambiado por auto-buffet con una carta en un marco donde eliges lo que quieras.
¿Y el sello «covid free»?
Es una estupidez como un piano. Lo único «covid free» es la vacuna. Aquí me entra un golfista, me infecta a cinco huéspedes y qué sello tienes para eso. Lo único libre es que me vacune. Todos los clientes saben que en cualquier momento se pueden infectar y decir que un establecimiento es «covid free» es engañarte a ti mismo y a los huéspedes.
¿No están llegando los extranjeros?
La llegada es muy lenta. Necesitamos a los británicos para alcanzar la normalidad en el negocio. Sé que hay hasta lista de espera en aviones y esos residentes serán la punta de lanza para el resto. Cuando el dueño de una casa venga, esté un tiempo y vea que aquí está seguro al viajar, volverá y dirá a sus conocidos que se puede venir. Eso será un efecto llamada para los que dudan. Pero no habrá una normalidad hasta que no llegue la vacuna.
¿Teme un rebrote?
No. Me da más miedo que la gente se quede sin ingresos que un rebrote. Hay gente que conozco, compañeros, que lo están pasando muy mal. Será peor si se cumple la previsión de desempleo del 20%. Lo que peor llevo es el ERTE. Hay historias de terror entre la gente. Por desgracia no puedo llamar a todos. Dentro de unos límites, me paso para intentar ayudar a los compañeros. Ahora está el ERTE de emergencia. Luego las empresas abrirán otro de productividad para poder salvar los negocios. Ese segundo ERTE tendrá otra negociación y lo necesitamos como el comer. Aquí la gran mayoría perdemos dinero desde noviembre a febrero. Tenemos que aguantar hasta Semana Santa del año que viene. Me preocupa por la gente que necesita trabajar, pero es que no se puede. Cada empleado que recuperamos del ERTE es una victoria. Necesitamos subir la ocupación.
El despido masivo se ha planteado en el hotel Don Carlos, ¿puede haber más?
No es nuestra situación. El equipo humano es muy bueno. No obstante, se necesita reestructuración de la plantilla. Un ERE no sería descartable si no hay vacuna, se producen rebrotes, los clientes se niegan a venir y nos pilla el invierno. Ahí va a ser difícil aguantar. Son casi 500 hoteles perdiendo dinero. Al final todo hará agua. Por eso necesitamos subir la ocupación.
¿Qué ocupaciones tiene en el hotel?
El día que abrimos había dos habitaciones y para el fin de semana era lo mismo. Esa noche al final durmieron 14 habitaciones y al siguiente 18, pero hasta que no entren los extranjeros tengo asumido que no habrá ocupación entre semana. Los fines de semana está subiendo. Tener 40 habitaciones un sábado hubiera sido una tragedia el año pasado, pero ahora hay que dar las gracias. La previsión era estar en 85% de ocupación y no llegamos al 30. En agosto estaremos en el 45%. El invierno será durísimo sin convenciones, ni eventos, ni grupos. Luego el Gobierno tampoco está ayudando mucho. El segundo país más visitado del mundo debe dar un golpe en la mesa y decir qué se va a hacer y cómo. Impón una fórmula para que el turismo tenga garantías de que es un lugar seguro. Túnez le dice a la gente que vaya y, si hay algún problema, corre con todos los gastos. En Viena se ha mandado un talón a cada ciudadano de 50 euros para gastar en sus restaurantes.
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