Coronavirus Andalucía
El impacto social del aislamiento por el coronavirus, según los expertos
Diez días después del comienzo del confinamiento, distintos profesionales analizan los efectos en el espíritu, la mente, la sociología o la filosofía
El mapa de los 1.961 casos positivos por coronavirus en Andalucía
El coronavirus, al cursar contra la salud y la economía de la región andaluza, ha acabado con la sensación de seguridad marca de la casa que generan las analíticas perfectas y el ahorro comedido. Ahora, los andaluces afrontan esta crisis conscientes de su fragilidad y, en consecuencia, buscan respuestas.
El confinamiento implícito en el real decreto de estado de alarma firmado por el Gobierno central cumple ya diez días. ABC ha recabado la opinión de diferentes profesionales sobre los efectos y repercusiones sociales que tiene entre la población esta inédita circunstancia de aislamiento general y confinamiento en los domicilios.
Un sacerdote propone a Dios como remedio y asegura que esta crisis es una oportunidad para estrechar las relacionados en la familia y ejercer la fraternidad con el prójimo. Un filósofo resalta que ha llegado la hora de las grandes preguntas. Una psicóloga explica la importancia del miedo para sobrevivir. Un matemático resalta el poder predictivo de la aritmética en la evolución de esta crisis sanitaria. Y un sociólogo augura que, una vez que esta pandemia esté controlada, el dolor traerá consigo un tiempo nuevo.
En este contexto de cambio de época, el estado de alarma es un acelerante del pensamiento con el que los ciudadanos se enfrentan a la devastación. En tiempos de zozobra, la sociedad confinada se interpela de diversas maneras .
Algunos utilizan la razón como vía de acceso a la fe, el asidero de los católicos. Otros hacen limpieza de ideas para quedarse con las importantes. Hay quienes, a fuerza de no pensar, se aproximan al coronavirus sin respeto y quienes, a fuerza de hacerlo, cuestionan las cifras oficiales del recuento de víctimas que proporcionan a diario las autoridades. Y hay quienes, por último, están convencidos de que tras la primera fase de efervescencia solidaria decaerá la moral de las ventanas.
Carmen Domínguez, psicóloga: «En la primera fase del peligro no se toma conciencia de su gravedad»
«El miedo consciente ayuda a tomar decisiones razonables», asegura la psicóloga Carmen Domínguez, quien aclara que la percepción de un peligro como el coronavirus genera mecanismos de defensa. Hasta ese momento, sin embargo, prima la irracionalidad, como revela que los bares estuvieran llenos mientras la pandemia buscaba víctimas.
La irresponsabilidad, empero, tiene, según expone, una explicación psicológica: «En la primera fase del peligro no se toma conciencia de su gravedad». Lo ilustra con un ejemplo que le relató su hijo, estudiante universitario en la capital de España: «Cuando cortaron las clases en Madrid los alumnos recibieron en sus teléfonos mensajes de discotecas que organizaban fiestas a precios bajos . Y fueron muchos».
En su propia ciudad de residencia, Linares, ha sido testigo de cómo decenas de personas hacían cola apretujadas ante un supermercado para adquirir jabón con alcohol para las manos. «Por una parte se compra de manera compulsiva y por otro se comparten toses», expone Domínguez para resaltar la incoherencia de una ciudadanía desnortada, a la que le salva, empero, el sentido del humor: «Siempre es una válvula de escape. Aunque el objeto de la burla tenga tan poca gracia como el coronavirus».
Francisco García Morales, filósofo: «La pandemia situará en la realidad a una sociedad que se ha idiotizado»
El presidente de la Asociación Andaluza de Filosofía, Francisco García Morales, concibe la irrupción del coronavirus como el preludio del tiempo de las grandes preguntas. A su juicio son tres: ¿cuál es mi responsabilidad?, ¿cuál es el sentido de mi existencia? y ¿con qué herramientas cuento para conocer la auténtica verdad?
La pandemia del coronavirus, a juicio de este filósofo, situará en la realidad a una sociedad que, en su opinión, se ha idiotizado hasta el punto de incumplir la orden de quedarse en casa para prevenirse de la enfermedad y creer que hace bien. Actitud que se deriva, según expone, de la buena vida de quienes en lugar de asumir responsabilidades las delegan en el Estado. «Ahora, en soledad, los andaluces van a tener que analizar el sentido de sus actos, recuperar el espíritu cívico y retornar a los planteamientos éticos» , asegura. Entre esos planteamientos se encuentra la recuperación de la verdad. Al respecto, Francisco García Morales resalta que, en un tiempo de posverdad, de apelaciones emocionales, de manipulación e información falsa, como este, es más necesario que nunca apostar decididamente por el conocimiento.
Julio Segurado Cobo, sacerdote: «Ante esto es necesario crecer espiritualmente»
«El primer aporte de la Iglesia es la fe, la fuerza espiritual, la oración. En momentos de miedo, de pánico, como el que es posible que cause el coronavirus, el católico se agarra al Señor, confía y se hace fuerte en Él», asegura el sacerdote Julio Segurado Cobo, párroco de la Iglesia de San Pedro Poveda, en Jaén, quien agrega que la crisis derivada de la pandemia es una oportunidad para estrechar las relaciones en familia y ejercer la fraternidad con el prójimo. Para Julio Segurado es preciso aprovechar el confinamiento para plantearse cómo se puede ayudar a personas vulnerables y también pasar tiempo juntos en los núcleos familiares . Y todo esto hacerlo de manera positiva, optimismo que el católico apuntala en una experiencia de relación con Dios: «Sabemos que el Señor nos va a sostener. En la Iglesia no vale el sálvese quien pueda», añade Segurado, para quien es necesario que, como reacción a la pandemia, surjan personas comprometidas con quienes la sufren en soledad. En este sentido, ha destacado que las parroquias son redes de solidaridad que deben ejercer su función como tales en estas circunstancias. Sin menoscabo de su carácter espiritual porque, aclara, para el cristiano la Iglesia es el refugio que le protege y garantiza su resistencia.
Hay que resistir, recalca el sacerdote, que alude a la toma de conciencia del peligro real que ha adquirido la población. Un aprendizaje que, lejos de desembocar en el desánimo, debe proveer de valores morales a quienes hasta ahora no habían experimentado la proximidad del riesgo: «Ante esto es necesario crecer espiritualmente, como familia, no solamente como individuos».
Antonio David Cámara, sociólogo: «Habría más pánico ahora si el individuo obrara por sí solo»
La sociología analiza el comportamiento de la masa, término que no agrada al sociólogo Antonio David Cámara, coordinador del área en la Universidad de Jaén, que prefiere hablar de estructura social. En su opinión, las personas no actúan como ovejas, sino que enmarcan su modo de actuar particular en un ámbito colectivo. Lo que se convierte en mecanismo de defensa: «Habría más pánico ahora si el individuo obrara por sí solo». A juicio de Cámara, desde el punto de vista sociológico la evolución de la actitud de la sociedad se sustenta en la lógica. De ahí que tenga claro que estará más lejos de la histeria que de la calma, si bien tiene claro que si la situación se prolonga se generarán altibajos en el comportamiento social. Hasta el punto, dice, de que peligre la moral de las ventanas, la vía escogida para aferrarse a la vida.
De este modo, al resaltar que el comportamiento oscila entre un punto y su contrario, incluye los bandazos en la normalidad. «Antes de esta semana la gente no se preocupaba, luego arrasó los supermercados. Es previsible que la próxima semana se situé en el término medio» . Si no lo ha hecho aún es porque, según expone, la gestión de la información y la implantación de las medidas no han sido las correctas.
En su opinión, en la primera fase de la crisis el presidente del Gobierno cometió el error de dosificar la información. Ahora la ha maximizado, sin que esto, en su opinión, desemboque en una situación de pánico colectivo, sino de aprendizaje. La coyuntura generará una nueva pauta intersubjetiva de comportamiento. Y esto porque, según ha expuesto, «tres de cada cuatro generaciones no había vivido una experiencia similar».
Francisco Javier Muñoz, matemático: «A cualquiera, sin ser experto, no le cuadran los números»
A Francisco Javier Muñoz, catedrático del departamento de Matemáticas de la Universidad de Jaén, no le salen las cuentas sobre la incidencia de la mortandad del coronavirus. Una suma y una división bastan para que aprecie que el porcentaje de fallecidos en España es superior al que se ofrecen oficialmente, cuyas «bonitas cifras» no comparte.
«Como matemático, lo primero que me llama la atención es la tasa de mortalidad». Le parece demasiado baja y se pregunta por el modo en que se ha calculado: «Si hiciésemos los cálculos con datos de casos resueltos, es decir, dividiésemos muertos entre la suma de muertos y curados, obtendríamos datos muy alarmantes» . «A cualquiera, sin ser experto, no le cuadran los números», expone Muñoz, quien asegura que un dato más fiel a la realidad es el derivado del recuento de Italia, donde han fallecido casi 3.000 personas por el virus covid-19.
¿Pueden las matemáticas predecir la cifra de fallecidos que originará la pandemia? Muñoz resalta que factores como la edad influirán en su evolución. En este sentido, puntualiza que las matemáticas son predictivas, pero sujetas a las circunstancias en el caso de una enfermedad. Precisa, no obstante, que el número de días que permanezca la pandemia determinará si el crecimiento es lineal o exponencial.
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