Coronavirus en Andalucía

Garcés Zúñiga: «Combatimos a un enemigo invisible que causa mucha muerte y no entiende de fronteras»

El teniente coronel del II Batallón de la Unidad Militar de Emergencias, desplegados en Andalucía, analiza la crisis del coronavirus

El teniente coronel Garcés Zúñiga en su despacho de Morón de la Frontera UME

J.J. Madueño

El teniente coronel José Miguel Garcés Zúñiga está al frente del II batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en Morón de la Frontera (Sevilla). Llevan dos semanas desplegados en Andalucía para proteger a la población de posibles contagios, repartiendo a sus hombres de una punta a otra de la región. La primera misión por la mañana ha sido plantear el despliegue que estos militares están haciendo en Andalucía con motivo de la crisis sanitaria, luego hay controlar los trabajos y vigilar el parte de incidencias con especial atención a la salud de la tropa .

«No es de las situaciones más graves de España. Rioja, Madrid, País Vasco y ahora Cataluña tienen mayor índice de afectación y están peor», explica Garcés Zúñiga. Bajo su mando hay desplegados sobre el terreno diariamente unos 350 soldados de esta unidad especial con una dotación de entre 75 y 80 vehículos . Están luchando contra la epidemia en una doble labor: tareas de concienciación y desinfección de puntos con alto riesgo de contagio.

Por un lado, con una sección de Policía Militar, mediante patrullas en la calle, hacen respetar las órdenes dadas por el Gobierno de España por medio del decreto de confinamiento del pasado 15 de marzo. Por el otro, con los trajes especiales protección y armados con fumigadores con agua y lejía atacan al virus directamente en los puntos de mayor riesgo de contagio. Lugares de tránsito de viajeros como estaciones de autobuses o tren, puertos y aeropuertos están siendo desinfectados, al igual que las cárceles, centros de acogida de personas sin hogar, hospitales, centros de salud o geriátricos, que se han convertido en estas dos semanas en uno de los principales de foco de mortandad por el virus.

¿Qué está pasando en los geriátricos que se produce tanta muerte?

Depende de unos a otros, pero hay algunos donde hay personas infectadas. No solo mayores, sino también trabajadores que han caído enfermos por el coronavirus. Las cifras varían de unos puntos a otros, pero sí es verdad que hay gente en los geriátricos con coronavirus y que los mayores son la población de mayor riesgo en esta crisis sanitaria. Esta enfermedad desgraciadamente el número de muertos se lo cobra en nuestros mayores.

El jefe del Estado Mayor de Defensa (JEMAD), Miguel Ángel Villarroya, definió que la situación era «un conflicto bélico sin armas». ¿Cómo se lucha en esta guerra?

Es una guerra muy particular. Combatimos a un enemigo invisible que está produciendo mucha muerte. El coronavirus no entiende de fronteras. Una persona puede ser portadora en cualquier parte del territorio. Puede estar aquí y luego en otra parte del mundo. Es posible que en cualquier parte haya personas afectadas, incluso asintomáticos que no lo saben y también contagian. Por eso es conveniente que se esté confinado y no infecten a otros.

¿Por qué es tan importante el confinamiento?

Es la forma más efectiva de asegurarnos que nadie queda contagiado. Una persona puede portar el virus sin saberlo y contagiar a otras personas sin ser consciente. Eso es peligroso. Es muy importante cumplir el confinamiento para evitar que el virus se pueda extender más. El enemigo es invisible y por eso es muy difícil de combatir. Lo importante en esta guerra es que seamos disciplinados quedándonos en casa para poder acabar con ello cuanto antes.

La UME está acostumbrada a actuar en muchas situaciones límite, como tsunamis, terremotos, inundaciones… ¿Alguna vez se enfrentaron a algo parecido a este virus?

Esta es la primera crisis de esta naturaleza biológica. Teníamos equipos preparados para afrontar esto, pero ha sido necesario adaptarse y reorganizarse para que toda la UME puede trabajar en este entorno hostil. Nuestros cometidos eran otros. Siempre nos hemos enfrentado a catástrofes naturales y situaciones complicadas, pero hemos tenido que realizar un proceso rápido de adaptación dentro de la unidad para poder trabajar en este nuevo entorno que se nos ha presentado.

¿Cómo ha sido ese proceso?

Tenemos especialistas en este tipo de situaciones y, sobre la base de ese personal, se ha formado a otro y esos a su vez a otros... Así hemos hecho una cadena para que todos nuestros soldados tengan la instrucción necesaria para desenvolverse en estos ambientes y sobrevivir. Además, hemos tenido de perfeccionar los sistemas de autoprotección con unos monos especiales, mascarillas, gafas… Eso nos protege de ser contagiados.

¿Y si alguien cae enfermo?

Nos preocupa caer enfermos, porque tenemos que seguir trabajando en beneficio de la sociedad a la que nos debemos. Estar sanos es una de nuestras principales preocupaciones. Todos los miembros de la UME están concienciados para llevar a cabo unas estrictas medidas de profilaxis para evitar contagios. El riesgo cero no existe y es posible que alguno de nuestros soldados, en el desempeño de sus funciones, puedan enfermar. En ese caso, la clave del éxito reside en identificarlo rápidamente y confinarlo para evitar que contamine al resto. Las medidas preventivas son muchas, tanto en los despliegues, como también aquí en la base. Las unidades están separadas, lavados continuos de manos, se ha establecido un sistema de turnos para que unos soldados no culminen servicio con otros, separado vestuarios, se toma la temperatura a la entrada y salida de la base… Son medidas muy restrictivas que, hasta ahora, nos han permitido que ningún soldado se haya infectado, aunque el riesgo cero no existe.

Garcés Zúñiga durante la reunión de coordinación del despliegue de la UME en Andalucía UME

Hasta ahora hacen labores de concienciación y desinfección de puntos estratégicos. ¿Qué más cometidos puede llegar a cabo si la crisis se sigue agravando?

Estamos preparados para muchas otras cosas. Trasporte de personas enfermas de un centro hospitalario a otro, montaje de algún tipo de campamento para alojar personal o pacientes. Un hospital sería el Ejército de Tierra que cuenta con el personal facultativo y el instrumental. Ahí podríamos ayudar en el montaje con medios e ingenieros, pero nosotros no podemos llevarlo. También estamos preparados para hacer misiones de apoyo a las Fuerzas de Seguridad del Estados, que ahora se hace un refuerzo con las patrullas de concienciación, pero sería dar relevos en las acciones de seguridad, como el de Ejército de Tierra en algunas de las centrales nucleares. Y podemos hacer misiones de transporte de material sanitario de urgencia entre varios puntos, que ya lo hemos hecho con la entrega de mascarillas de Sevilla a Málaga.

¿Hasta dónde puede llegar el despliegue de la UME?

Prácticamente estamos desplegados al cien por cien. Hay una pequeña reserva en el acuartelamiento, porque hay que estar preparados para actuar en el caso de que haya alguna incidencia de tipo medioambiental, como incendios o inundaciones, que también pueden ocurrir y hay que responder. Además, mantenemos una unidad en turno de descanso, porque los ritmos de trabajo están siendo muy altos.

¿Estamos preparados como sociedad para tanta muerte?

Esto es una situación dura, porque nos vamos a encontrar muchas desgracias familiares y muy duras. El personal sanitario va a tener que lidiar con mucha muerte, porque ellos son los soldados más importantes. Son los que están en la primera línea de frente y, además, son la clave de que podamos acabar con la pandemia. La sociedad, por otro lado, está cumpliendo y está preparada para llevar a cabo este sacrificio que se está haciendo con el confinamiento. Pero la muerte, cuando nos toque de cerca, es una situación dolorosa que, en mayor o menor medida, nos va a tocar vivir alguna vez a todos.

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