Los «cazameteoritos» de Andalucía que venden las rocas hasta por 47.000 euros

Los aficionados defienden su labor, a la que se oponen muchos científicos

Miguel Ángel Contreras, con uno de los aparatos que usa para encontrar meteoritos ABC

M. Moguer Terol

Un meteorito es un trozo de roca que viene del espacio . Así, en crudo, no parece que tenga mucho interés. Pero lo tiene, y mucho. Para los científicos porque es la forma más cercana de llegar a las estrellas. De estudiar la composición y materiales que hay más allá de la Tierra. Un viaje espacial sin salir del laboratorio . Y para los «cazameteoritos» porque son a la vez objeto de colección y negocio. Piezas que venden por decenas de miles de euros.

En España el negocio de los meteoritos no está muy extendido. Según explica un «cazameteoritos» de Granada, Miguel Ángel Contreras , solo hay tres profesionales de las rocas espaciales en toda España. Dos en Andalucía —él mismo y su hermano— y otro señor en León.

A Contreras su afición por las piedras y la mineralogía le viene de lejos. Su padre ya es un enamorado de ese mundo, algo que consiguió inculcarle cuando era pequeño. «Una vez se fue a Marruecos de viaje y compró un meteorito para regalármelo. Ahí me enganché», recuerda.

Aunque luego estudió Ciencias del Deporte en la Universidad, ha acabado dedicándose profesionalmente a la caza y captura de meteoritos por todo el mundo. Luego los clasifica y vende por Internet o en ferias especializadas.

Las cifras, en algunos casos, marean. «Conozco a gente que en alguna feria le ha ido muy bien y ha llegado a facturar un millón de euros» , explica. No es un millón de beneficio, puntualiza, porque hay que pagar «los viajes, la búsqueda, el material, que no es barato... Pero se vive bien de esto». Señala que él ha llegado a vender a través de su web, Meteolovers, piezas por más de 10.000 euros, aunque prefiere no dar cifras exactas.

El precio de estas rocas estelares varía mucho. Las hay desde 20 euros. O menos, incluso, explica Contreras. Pero también de mucho valor. En Internet se pueden encontrar piezas de hasta 47.000 euros. « El valor depende de muchas cosas . Del tamaño, de la composición, de la estética de la roca, del capricho del vendedor...», señala el «cazameteoritos» granadino.

Luego, explica, hay cuestiones que pueden inflar mucho más el precio que se paga. Cuestiones tan curiosas como que la caída de la roca espacial esté registrada en vídeo o que haya testigos. Eso hace que suba el valor. «Si además al caer hiere a un niño o golpea a alguien vale aún más. Es lo que pasó con un meteorito que cayó en África en 1992 y del que hay registro en vídeo y, además, un trozo el dio en la cabeza a un niño», explica.

Hay más ejemplos, añade: «Hay otro meteorito que cayó en Venezuela y mató a una vaca. Ese también era más caro» . O el caso de un meteorito que se vio desde decenas de puntos de Rusia y cuyo valor subió como la espuma por ese hecho.

En todo caso, el mercado andaluz no es el mejor para los «cazameteoritos», explica Contreras . En primer lugar porque «los meteoritos en España son propiedad del Estado, no se pueden coger ni vender. Está prohibido». En segundo lugar porque en Andalucía no se puede usar la herramienta principal de estos «cazatesoros» espaciales. « Aquí como el Seprona te pille con un detector de metales se te cae el pelo» , explica.

Contreras defiende su trabajo y asegura que, gracias a ellos, se han podido clasificar hasta 13.000 meteoritos del norte de África, donde «los científicos no pueden ir a buscarlos. Nosotros entendemos que hacemos una labora también de colaboración con la ciencia, porque necesitamos que los científicos nos ayuden a categorizar y certificar nuestras rocas. Así ellos tienen un trozo de ellas. Ganamos todos», resume.

No lo ven igual del otro lado. Quienes trabajan investigando los meteoritos entienden que la labor de estos «cazameteoritos» son un problema. Esquilman el número de piezas que podrían servir para su estudio y, además, luego los parten y dividen para poder venderlos más fácilmente.

Este último extremos lo confirma Contreras. «Sí que partimos las rocas, claro. Para venderlas pero también para estudiarlas por dentro. Igual que hacen los científicos», excusa.

No acaban de compartir esta teoría quienes desde el mundo académico estudian los meteoritos. Y señalan que todo material que no esté en un laboratorio y acabe en una colección privada, es material al que no se tiene acceso.

Por internet

La compraventa de meteoritos es pública y abierta. No es un mercado negro y está al alcance de cualquiera en Internet . Una búsqueda en la web arroja decenas de sitios donde adquirir rocas espaciales. Los expertos, sin embargo, piden cautela: no todo lo que se vende por Internet es un meteorito.

Hay que desconfiar, explican, de precios muy bajos y de webs donde no haya referencias. Lo ideal, señala Contreras, es comprar a través de personas afiliadas a la asociación internacional de coleccionismo de meteoritos, la IMCA —International Meteorite Collectors Association—. De esa forma se tienen la garantía de que lo que se adquiera, sea del precio que sea, es de verdad un meteorito.

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