Casi 33.000 niños necesitan una educación especial
La queja principal de los padres es la falta de plazas en el mismo colegio cuando tienen dos o mas hijos, uno con necesidades específicas
![Desde la Plataforma de Atención Temprana denuncian que los recursos de la Junta son escasos y los padres tienen que pagar clases de su bolsillo](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2017/03/12/s/ninos-curso-escolar-kdGD--620x349@abc.jpg)
En el frigorífico de su casa están todas las letras imantadas del alfabeto. L.T.A., seis años, (sus padres prefieren que sólo salgan sus iniciales), cada vez que quiere expresar una idea, se dirige a la nevera y compone la frase con su significado. Tiene un trastorno específico del lenguaje. Como L.T.A. casi 33.000 niños en Andalucía necesitan de un apoyo especial en las escuelas por dificultades en el aprendizaje. De ellos, por redondear, veinte mil son niños y trece mil niñas. Hablamos de un amplio grupo de trastornos, discapacidades, dificultades y enfermedades raras y crónicas . Entre los primeros caben destacar los trastornos de comunicación, del espectro autista, de déficit de atención con o sin hiperactividad o trastornos graves de conducta o de desarrollo. Las discapacidades más corrientes son las visuales, intelectuales, auditivas o físicas. Y un pequeño ejército de profesores de apoyo que son una tabla de salvación en una etapa crucial para el desarrollo de estos niños que necesitan atención temprana.
Si hay una palabra clave a la hora de tratar las carencias de estos pequeños esta se llama inclusión . El 90 por ciento de ellos se encuentran en colegios, sean estos públicos o concertados. El resto, con unas necesidades muy severas y muy poca autonomía se encuentran en 58 centros en Andalucía de educación especial sostenidos con fondos públicos.
«Con la inclusión ganamos todos, el niño con trastorno que se ve rodeado por otros niños y el resto de sus compañeros, que están afrontando una actitud de cómo tratarlo correctamente, o incluso estar preparado por si el día de mañana son ellos los que tienen un hijo en estas condiciones». Quien así se expresa es Manuel Gómez, nombre ficticio, prefiere mantener el anonimato, profesor de apoyo especial. Dentro de estos la mayor división se dan en dos tipos, los conocidos como PT, pedagogía terapéutica y los de AL, audición y lenguaje . «Cuanto mayor sea el número de alumnos en una zona, lógicamente más profesores de apoyo especial habrá, en líneas generales. Educación trata de optimizar los recursos en función de los que conoce, porque vienen con un diagnóstico médico previo, pero se dan muchos casos que los padres, por el motivo que sea, a veces porque no han querido afrontar el problema, no han comunicado nada y nos encontramos niños de tres años en infantil con problemas», señala Gómez. En este caso estarían los orientadores para evaluarles y después lo derivan a los PT y AL.
Muchos profesores ven un problema para el desarrollo de la clase tener un niño con educación especial
Más plazas de empleo
Desde la Consejería de Educación afirman que son muy sensibles con el tema de los profesores de apoyo, y que intentan resolver todos los casos que se presentan. Gómez lo corrabora con el siguiente dato: «En las últimas convocatorias de oposiciones hay un tendencia para reducir la oferta de empleo público en las plazas de infantil y aumentar las de pedagogía terapéutica». Antonio Guerrero, presidente de la Plataforma de Atención Temprana no es tan optimista y cree que los baremos de la Junta dejan mucho que desear con respecto a otras comunidades, «en Andalucía un niño recibe de media 52 euros frente a los 500 del País Vasco». Guerrero cree que la gran mayoría de los padres necesitan pagar de sus bolsillos una terapia complementaria a la que reciben en los CAIT, centros de Atención Infantil Temprana y el apoyo escolar. «Esto es un gran atraso, cada día que un niño pierda de aprendizaje es irrecuperable, estamos hablando que todo el dinero invertido es recuperable a largo plazo, un pequeño con grados altos de Down puede acabar convertido en un guiñapo de mayor si lo desatendemos o en un pasante de un despacho de abogados, se han dado casos», expone Guerrero.
Uno de los problemas que se dan con más frecuencia en los padres es el de compaginar dos colegios cuando tienen más de un hijo . Eva es la madre de un pequeño de tres años con hipoacusia bilateral leve, pérdida de audición. El crío recibe, como prevención, clases de lenguaje de signos. Tres veces a la semana lo sacan del aula y le dan sesiones de 45 minutos de apoyo fonológico y de signos. A Pablo le enseñan a mover la boca porque tiene un pequeño retraso en el desarrollo del lenguaje . Está recibiendo clases de Audición y Lenguaje en el Colegio Cándido Nogales de Jaén. Pero el hermano mayor de Pablo estudia en la otra punta de Jaén, porque cada vez que lo han querido trasladar no hay plazas. La madre tiene que pagar al hermano un aula matinal y la ludoteca de la Asociación de Padres de dos a tres para compaginar poder llevar y recoger a los dos. No obstante, Eva está muy contenta. Donde de verdad notan grandes avances es con un logopeda particular específico que pagan gracias a una beca de 913 euros anuales de la Consejería de Educación. Les da para ir dos veces en semana. «Muchos mejores resultados que los que obtiene en su CAIT, tiene una dedicación exclusiva, individual», explica Eva. No obstante ya han notado los recortes. El año pasado recibieron dos becas por la misma cantidad, una para pedagogía terapéutica y otra para audición y lenguaje. «Menos mal que al menos nos han dado ahora una, porque querían solamente concederlas para niños con discapacidades por encima del 33 por ciento, nosotros tenemos una economía muy ajustada», concluye.
La madre tiene que pagar al hermano un aula matinal y la ludoteca de la Asociación de Padres de dos a tres para compaginar poder llevar y recoger a los dos
Dos niños con trastornos
El caso de María Aboy y José Carlos Tomás es más complicado de entender. Sus dos hijos tienen TEL, trastorno específico del lenguaje. Y sin embargo estando en el mismo colegio de Aguadulce de Roquetas en Almería, el hijo mayor, C.T.A, nueve años, ha recibido clases de apoyo y su hermana no, con el mismo dictamen de neuro pediatría. El nombre del Colegio es Arcoiris. «No tenemos nada más que buenas palabras para la directora del centro, está volcada con el caso de mi hija, pero esto es inconcebible, hubo un dictamen de Educación con el que no estuvimos conforme, en el que pedían que la pequeña volviera a repetir tercero de infantil. Pero cuando presentamos el informe sanitario donde se ve claramente que los dos tienen el mismo trastorno L.T.A. se he quedado fuera de las clases», explica María, que apunta directamente de este desajuste al Equipo de Educación Orientativa de la zona. «Pero no vamos a parar hasta que esto se solucione, mi hijo mayor ha hecho unos progresos bestiales y sin embargo la pequeña está atascada, y lo peor es que las herramientas existen y los recursos están ahí». «Que si hay que hacerle una evaluación, luego una revisión, esto tiene que acabar porque se está perdiendo un tiempo precioso que no va a volver», argumenta María.
A Manuel Gómez le preguntamos si todos los profesores ven positivo contar con un niño de atención especial en sus aulas y contesta que no. «Es un problema de cultura, actitud y voluntad . Algunos lo pueden ver como un freno al desarrollo de sus clases, otros simplemente es que están desbordados porque nunca se han enfrentado a un caso y no saben cómo actuar, piden refuerzos y apoyo, material didáctico, para eso estamos nosotros. Sin embargo, otros muchos lo ven como una oportunidad curricular, la posibilidad de desarrollar una metodología dentro de un proyecto donde se puedan evaluar los resultados, tenga en cuenta -prosigue Gómez-, que cada niño es un caso distinto y concreto». Para este profesor es muy importante también a la hora de evaluar si un niño está suficientemente atendido la implicación de otros organismos. «Hay ayuntamientos que de sus presupuestos ponen monitores de apoyo para temas de movilidad reducida y fisioterapeutas», eso es magnífico.