Cáritas denuncia que el ‘escudo social’ de las administraciones no llega a los más pobres
Tres de cada cuatro peticiones para recibir el Ingreso Mínimo Vital son rechazadas
El ‘escudo social’ de las administraciones no está funcionando. A falta de un sistema de protección sólido, Cáritas y otras organizaciones que atienden a personas en situaciones de emergencia se han convertido en la última red para los más vulnerables. El presidente regional de Cáritas, Mariano Pérez de Ayala, advirtió ayer de que el sistema de protección social «no ha cumplido su función» y durante la pandemia «se han acentuado» las carencias. Se han quebrantado los derechos de las personas sin hogar en materia de salud, empleo, vivienda y servicios sociales. Durante el pasado año, marcado por la pandemia del coronavirus, Cáritas atendió a un total de 5.600 personas en la comunidad autónoma.
La pandemia lo ha agravado todo. Desde su irrupción en marzo de 2020, el acceso a los servicios sociales comunitarios se ha visto limitado. «La brecha digital, los requisitos exigidos para solicitar una prestación, los complejos trámites administrativos y los lentos plazos de resolución, muestran, precisamente, lo que estamos denunciando, un sistema de protección que no protege , dejando en un laberinto sin salida a personas que quedan poco a poco absolutamente fuera de nuestra sociedad», advirtió el presidente de la organización diocesana.
Cáritas celebra este domingo, 31 de octubre, el Día de las Personas Sin Hogar. Coincidiendo con esta efemérides, se ha presentado la Campaña ‘¿Sin salida? Perdidos en un sistema de protección social que no protege’. Bajo este lema, el también director de Cáritas Diocesana de Sevilla puso de manifiesto el papel «que están jugando los sistemas de cuidado y protección actuales», unas redes que «no están siendo ni suficientes ni adecuadas para proteger a las personas que venimos acompañando».
Desde Cáritas echan en falta que la Administración, además de trabajar en clave asistencial, resuelva las graves deficiencias que impiden llevar a cabo su labor. El último colchón para quienes no pueden acceder a otro tipo de ayudas también está fallando. «Tres de cada cuatro solicitudes para el Ingreso Mínimo Vital (IMV) han sido rechazadas», alertó Pérez de Ayala.
Burocracia excesiva
«El procedimiento de la dependencia es interminable y los procesos para acceder a los servicios sociales continúan siendo excesivamente complejos, por lo que muchas personas desisten solicitar ayuda en ellos y lo hacen en entidades del tercer sector, que ofrecen respuestas más inmediatas a situaciones que así lo requieren».
En una rueda de prensa celebrada en Sevilla con motivo de la presentación de la citada campaña, Pérez de Ayala identificó como las carencias más acuciantes la «escasez de vivienda social», que se manifiesta de forma «preocupante y creciente»; la «deficiente atención en la salud mental de estas personas, la dificultad en el apoyo de altas hospitalarias que requieren de cuidados domiciliarios cuando no existe domicilio o el difícil acceso a programas de búsqueda activa de empleo». Con esta campaña, la entidad eclesiástica quiere poner de manifiesto la importancia del derecho humano a la protección social «en su sentido más amplio, siendo necesarias acciones encaminadas a la superación de estas situaciones de exclusión y a la prevención de las mismas».
Para escapar de este laberinto en el que quedan atrapados los más pobres entre los pobres, aquellos que no tienen ni siquiera techo, el secretario general de la Cáritas andaluza, Francisco Domouso, insta a las instituciones a ofrecer una atención integral con procesos de acompañamiento que cubran las necesidades de este colectivo, que van más allá del asistencialismo.
40 recursos específicos
Las Cáritas andaluzas desarrollaron el pasado año alrededor de 40 recursos específicos al servicio de este colectivo: ocho proyectos de atención en calle, dos de atención en asentamientos, siete centros de día, tres centros sociales, un comedor social, diez centros residenciales, seis viviendas , un dispositivo de noche permanente y dos dispositivos de emergencia; contando con un total de 440 plazas.
En su labor social han intervenido más de 750 voluntarios y el trabajo de otras 140 contratadas, con una inversión económica de 4,25 millones de euros para el mantenimiento de la red de centros, servicios y recursos de atención a las situaciones de sin hogarismo. De estos recursos, un 40 por ciento procedía de fondos propios de las distintas Cáritas y el resto, de fondos públicos.
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