RESTRICCIONES

Boquerones, chirlas y coquinas, en el punto de mira por sobrexplotación en la costa

Un informe advierte de los efectos que conlleva la pesca excesiva de ciertas especies en Andalucía

Un pescador en Punta Umbría ABC

P. D. ALMOGUERA

La Junta de Andalucía está estudiando la creación de una serie de reservas pesqueras y marisqueras en distintos puntos del litoral que, en algunos casos implicarían una protección total, y en otros, únicamente afectarían a determinadas especies. Un proyecto impulsado por la Dirección General de Pesca y Agricultura, dirigido por el Instituto Español de Oceanografía, que analizaría el estado de los recursos pesqueros en las costas de Málaga, Cádiz o Huelva .

El estudio, que se presentó internamente a finales de septiembre de 2012, fue presupuestado en 622.346,56 euros –IVA incluido- y se debía desarrollar hasta finales de 2015. Cada uno de los ejercicios, en los que quedaba especificada la parte del trabajo a realizar, como la recogida de ejemplares para su estudio, estaba dotado con una partida determinada, siendo 2013, con 365.106,61 euros, la más cuantiosa.

Se buscaba información «relevante» sobre el estado de los caladeros y las zonas de marisqueo

El objetivo principal del mismo era obtener información «relevante» sobre el estado de los caladeros y las zonas de marisqueo para determinar su estado y su futura sostenibilidad en base al actual ritmo de las capturas. El Gobierno regional, en el «contrato» entre las partes, advertía de que los datos suministrados para la ejecución del servicio, así como los que se obtengan como consecuencia del mismo, serán «confidenciales»,

El informe, cuya «difusión total o parcial» queda de forma «exclusiva» en manos de la Consejería del ramo, analiza distintas zonas donde la sobrexplotación siempre ha sido un tema a debate y la situación de determinadas especies. Estas son sus «radiografías»:

Bahía de Málaga

La zona para la que se plantea un mayor grado de protección sería para la bahía malagueña, donde el Ejecutivo andaluz prevé la creación de una reserva marina. La Dirección General de Pesca y Agricultura recuerda que, «debido a sus singularidades oceanográficas y biogeográficas, ha favorecido una gran actividad pesquera»; por lo que considera que, «para proteger los lugares de reproducción y de cría, es absolutamente necesario crear, de forma permanente o periódica, zonas de prohibición o de limitación de la pesca».

En el documento en el que la Administración autonómica impulsaba el estudio integral para analizar los recursos de determinadas zonas y especies del litoral andaluz, así como la viabilidad de su explotación sin restricciones, se deja claro que la protección de esta franja costera andaluza, así como la delimitación de las zonas a salvaguardar, «son medidas apropiadas […] de cara a la sostenibilidad de todos los recursos pesqueros que habitan en sus aguas».

«Al igual que el resto del Mediterráneo, este área se caracteriza por tener una plataforma continental muy estrecha », por lo que «la parte esencial de la vida vegetal y animal se concentra en esos fondos poco profundos».

La zona de investigación comprende entre Calaburras y Vélez-Málaga

Esta circunstancia «explica la importancia de la pesca costera» que actúa en una «zona de puesta y alevinaje de especies muy importantes, como son el boquerón y la sardina». Sobre la primera especie, esencial en la gastronomía malagueña, se recuerda que es muy selectiva en la localización de su área de desove y que, «sólo muy ocasionalmente», han aparecido huevos en la bahía almeriense.

La zona de investigación comprende entre Calaburras y Vélez-Málaga y los responsables del trabajo requerían una descripción completa de los usos de la flota pesquera en este espacio.

Un área para cuya protección efectiva es «absolutamente necesario crear, de forma permanente o periódica, zonas de prohibición o de limitación de la pesca», ya que hay que abogar por «una explotación racional de los recursos».

Reservas marisqueras

La Junta también considera necesario analizar las capturas de especies como concha fina, la chirla, el corruco o la coquina que se realizan a lo largo de la costa andaluza, ya que «constituyen las principales descargas realizadas por la flota artesanal que opera con rastro mecanizado» y su situación podría ser delicada, por lo que estudia la «protección, ordenación y determinación de reservas marisqueras».

Pesca y Agricultura abogaba por establecer «puntos de referencia de conservación» a través de los que evaluar el estado de las poblaciones y hacer un seguimiento de los bancos, ya que los trabajos realizados hasta entonces proporcionaban una información sesgada. « Se precisa delimitar las tallas de primera madurez y el potencial reproductivo», explicaba, para agregar que el fin era determinar «el grado de perturbación de las zonas sometidas a arrastres pesqueros, en relación a aquellas en las que no se realiza esta actividad».

En base a la información obtenida durante la investigación, se determinará las medidas necesarias para acotar la pesca de estas especies.

Estrecho de Gibraltar

El voraz , una especie que tiene «un alto interés socioeconómico en las localidades de Algeciras y Tarifa» y para la flota pesquera de Conil, concentra las preocupaciones de la Dirección General de Pesca y Agricultura en la zona del Estrecho del Gibraltar.

Analizando la serie histórica de las capturas entre 1993 y 2007, se observan picos que revelan una mayor intensidad pesquera que puede ser preocupante para la sostenibilidad de este pescado.

Su amplio ciclo vital —con una longevidad que puede llegar a los 26 años — lo sitúa dentro de lo que los expertos consideran especies de crecimiento lento, lo que dificulta la regeneración de los bancos.

Los ejemplares de voraz durante los primeros años de vida, permanecen en fondos no superiores a los 200 metros

«Los ejemplares, durante los primeros años de vida, permanecen en fondos no superiores a los 200 metros y en las aguas colindantes», se recoge en el documento de presentación del estudio, en el que se especifica que cuando adquieren edad juvenil se van incorporando al estrecho, «fundamentalmente a los caladeros más orientales» en donde comienzan a ser pescados.

«¿Es sostenible un continuo aumento de las capturas?», fue la hipótesis que se lanzaron los investigadores y que de partida rechazaron «en base al principio de precaución» y ante la falta de un conocimiento idóneo que pueda avalar una recomendación científica.

Esta negativa inicial se expone a pesar de que «la biomasa reproductora está por encima de la de precaución», porque en base a los niveles actuales «no puede asegurarse la sostenibilidad de la pesquería». Los expertos aclaran que la reducción de la biomasa total, casi equivalente a la desovante, parece resultado de un incremento de la intensidad pesquera». En este crecimiento también influye el hecho de que parte de la flota marroquí que utiliza redes de deriva haya cambiado comenzado a pescar el voraz.

Para evitar que los caladeros acaben esquilmados por la pesca intensiva, se consideraba apropiado «la determinación de zonas a proteger que potencien su explotación sostenible».

Los expertos, además, advertían de que sigue desconociéndose el efecto que en el medio tiene la «voracera», que es la «piedra de hormigón empleada para calar el aparejo y que permanece en el fondo una vez recogido éste, por lo que consideran interesante desvelar esta cuestión.

Golfo de Cádiz

Después de que en 2010 se detectase un «importante descenso» de las capturas de chirla en el caladero del Golfo de Cádiz, las autoridades autonómicas decidieron su cierre durante seis meses . Un toque de atención ante el «incremento de la actividad extractiva» de una especie que desde entonces requirió una «regulación periódica» con sucesivos planes de pesca que «progresivamente han ido ajustándose a las necesidades del sector» para asegurar la «sostenibilidad del recurso».

No obstante, y a pesar de estas iniciativas de protección, Pesca y Agricultura consideró necesario analizar el impacto del casi centenar de dragas hidráulicas que se dedican a esta actividad pesquera en el litoral gaditano y onubense.

El objetivo del seguimiento realizado a los caladeros de esta especie, de gran importancia en la economía de municipios como Sanlúcar de Barrameda, Punta Umbría o Isla Cristina, es establecer mecanismos de explotación que no acaben esquilmándola, principalmente a través del seguimiento de los bancos y sus poblaciones. Estableciendo, si es necesario, paradas biológicas.

Huelva

La preocupación de la Junta de Andalucía sobre los recursos pesqueros en las costas de Huelva la focaliza la coquina. A pesar de de ser una especie de «amplia distribución atlántico mediterránea» y que forma «bancos densos» en profundidades que oscilan entre uno y cinco metros, los estudios realizados no son coincidentes en la «talla de primera madurez» , por lo que la Dirección General de Pesca y Agricultura, al igual que ocurre con la chirla en el Golfo de Cádiz, consideró necesario recabar más información para conocer la situación de la especie.

El informe previo destaca que. la «cercanía del Estrecho de Gibraltar, así como la presión pesquera a la que está sujeta la población andaluza, posiblemente incidan en la estructura de la misma», aunque se reconoce que la coquina presenta un alto grado de reproducción. Pero al igual que en el anterior caso, las autoridades abogan por un seguimiento de esta especie para conocer su situación real y calibrar el impacto de las actuales cuotas de captura para facilitar su supervivencia.

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