Así es Luz Belinda Rodríguez, la exdiputada de Vox por Almería que ha provocado una crisis en el partido
Perfil de la primera «no adscrita» de esta legislatura que ha abierto una crisis en el grupo parlamentario de la nueva derecha
Antes de celebrarse las elecciones autonómicas de 2018, donde el PP con sus peores resultados electorales de su historia estaba llamado junto con Ciudadanos y Vox a cambiar 37 años de un gobierno continuista del PSOE, ya el CIS advertía de que Almería podría dar un diputado a la formación de Santiago Abascal. Luego fueron 12. Todos los ojos se volvieron entonces a su cabeza de lista, Luz Belinda Rodríguez, 40 años, ama de casa, dos hijos de 10 y 16 años , casada con un miembro de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Era la representación perfecta del ciudadano medio, alejado totalmente de la política, que buscaba la formación de la nueva derecha como perfil que arrastra votos por su cercanía con la realidad.
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Rodríguez nació en Almería en 1980, vivió en Adra hasta los 17 años, cuando volvió a la capital almeriense a completar sus estudios en Bachillerato de Artes. Se unió al Ejército del Aire y lo dejó, para ser madre. Ha vivido en Melilla, Algeciras y Almería . En todos ellos la inmigración tanto regular como irregular está muy presente y divide a favor, en contra y en la indiferencia a sus habitantes. Luz Belinda se formó como estilista y como vigilante de seguridad y escolta privada . Se matriculó en Derecho mientras trabajaba paralelamente para el partido.
Hernández: «No aportaba grandes cosas, ni en términos cualitativos ni en términos humanos»
Poco se podía imaginar Rodríguez que de la alegría del triunfo con doce escaños, dos en su provincia, terminaría reprobada un año más tarde por su portavoz y jefe de filas en el grupo parlamentario en el Hospital de las Cinco Llagas, Alejandro Hernández : «No aportaba grandes cosas, ni en términos cualitativos ni en términos humanos». «No va a ser una pérdida muy sonada», añadía Hernández cuando le preguntaban por el abandono de la cabeza de lista por Almería, del partido y del grupo. «Ha dimitido cinco minutos antes de que la echaran», argumentaban desde la formación «verde». Luz Belinda Rodríguez pedirá en cuanto se reanude la sesión parlamentaria en febrero tras este mes inhábil su transformación como diputada no adscrita . En Madrid le solicitaron que diera un paso atrás y entregara el acta parlamentaria.
Rodríguez pone nombre y apellidos a lo que han hecho con ella, «mobbing», acoso laboral. Y no por ser mujer. En eso dice haberse sentido respaldada por sus correligionarios, sino porque sus iniciativas eran silenciadas o ninguneados por los dirigentes del grupo, Alejandro Hernández a la cabeza y su compañero de provincia Rodrigo Alonso . Luz Belinda Rodríguez, que fue nombrada como portavoz adjunto le quitaron ese puesto. Polémicas fueron sus declaraciones antes los medios cuando defendía que no le constaba que hubiera diferencias salariales entre hombres y mujeres, «yo gano lo mismo que mis compañeros», argumentaba. O de las ONG y Salvamento Marítimo como «autobuses que traen a los inmigrantes ilegales a España».
Bajas médicas
Desde el partido tienen una visión completamente diferente de la primera diputada no adscrita de esta legislatura. «La decisión de su expulsión está fundamentada en la reiterada falta de compromiso y el anómalo comportamiento, que llevaba meses siendo advertida por diversas causas». Entre éstas destacan que «se ha negado a intervenir en el pleno de la Cámara andaluza en varias ocasiones, tras haber sido designada para ello por el grupo parlamentario de Vox; ha presentado iniciativas parlamentarias contrarias al ideario y el programa de esta formación; ha gestionado bajas médicas sin comunicación al grupo parlamentario, pero no ha dudado en conceder entrevistas durante esos periodos en los que supuestamente no podía trabajar», afirmaban en una nota de Prensa emitida desde Madrid .
Además, Vox acusa a la diputada de haber protagonizado «enfrentamientos y reiteradas faltas de respeto con el personal funcionario del Parlamento de Andalucía». «Igualmente, ha hecho uso de sus redes sociales para dañar el partido criticando decisiones de sus compañeros en el Parlamento y ha incumplido en reiteradas ocasiones el reglamento del grupo parlamentario donde ha mantenido enfrentamientos con los tres coordinadores que ha tenido la formación en la Cámara autonómica. Del mismo modo, ha reincidido en el absentismo no justificado sin mantener una presencia permanente en las dependencias del Parlamento, ni siquiera cuando se lo requerían sus compañeros del grupo parlamentario. Una actitud que se refleja también en la falta de presentación de iniciativas en aquellas comisiones en las que representaba a Vox», añadía el partido. Para ella, como declaró a este periódico, ha sido «el fin de un infierno».