Vox aprieta al Gobierno de Andalucía pero no ahoga
En los próximos presupuestos de la Junta de Andulucía exigirán un calendario de cumplimiento con lo que firmen
La sangre no llegará al río. Vox seguirá apoyando al gobierno del cambio de la Junta aunque su líder nacional, Santiago Abascal, se viera vapuleado por Pablo Casado en el Congreso de los Diputados en la presentación de la moción de censura contra Sánchez. No obstante, las relaciones no serán igual de «dulces» como hasta ahora, donde las exigencias firmadas en la etapa anterior entre populares, Cs y los de Vox se retrasaban o no llegaban. Apartir de ahora, según explicaron ayer fuentes del partido verde, si quieren su firma por tercera vez en los próximos presupuestos de la comunidad, será condición sine quanon un calendario de ejecución de los acuerdos a los que lleguen. También van a demandar que los informes pendientes y retrasados por la pandemia de las auditorías sobre la administración paralela de la Junta, fabricada y engordada durante los gobiernos socialistas, sean vinculantes, que no se guarden en el cajón de los asuntos pendientes. De entrada, y como primer «castigo» por el tono agrio a nivel nacional de los populares, está la reunión pospuesta con el consejero de Hacienda de la Junta, Juan Bravo, que quería ahondar con ellos por dónde iban las cuentas del año que viene condicionadas por la pandemia; aún no hay fecha del próximo encuentro, a pesar de las múltiples señales que Bravo les manda de que piensen en los intereses generales y no se escoren con los particulares.
A todos pilló por sorpresa
En todo caso, lo que pasó en la Carrera de San Jerónimo el jueves ha cogido a todos por sorpresa. Nadie esperaba que el tsunami político de Madrid salpicara enAndalucía. El propio vicepresidente de la Junta, Juan Marín, de Ciudadanos, confió ayer en que «la pelea de las derechas en Madrid no afecte a Andalucía» y, por tanto, el «amago» de Vox de suspender la negociación de los presupuestos andaluces se quede en eso y se pueda retomar la próxima semana. En una entrevista en la cadena Ser, el vicepresidente andaluz, que incluso afirmó comprender el enfado del portavoz de los de Vox en el Parlamento, Alejandro Hernández, admitió que puede haber un «endurecimiento» de las condiciones de Vox para pactar los presupuestos andaluces de 2021 y confesó que tanto él como el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se sintieron un «poco contrariados» por lo ocurrido. Para quitar hierro al asunto precisó que Madrid y Andalucía son «escenarios diferentes» y «hay que asumir que tiene que haber acuerdos y entendimiento».
A Susana Díaz le faltó tiempo para ofrecerse como tabla de salvación si fallaban los de Abascal
Los que no perdieron comba sobre el rifirrafe entre un PP que quiso poner pie en su centralidad y los desengañados por una «derechita cobarde», fue la oposición en el Parlamento andaluz. A Susana Díaz le faltó tiempo para ofrecerse como tabla de salvación si fallaban los de Abascal para el presupuesto del año que viene. La última expresidenta socialista de la Junta reiteró la disposición de su partido y subrayó que Andalucía «no puede estar a expensas de las exigencias de la extrema derecha». «Lo que esté poniendo sobre la mesa la ultraderecha no puede condicionar un momento tan difícil para miles de familias» en Andalucía, remachó sin mencionar ni por asomo a los socios de su líder en España . Así y con todo, ayer se reunieron los del PSOE con el consejero de Hacienda y los resultados no fueron muy esperanzadores. «Ya solo queda una semana para presentar los presupuestos dentro del plazo legal estipulado y seguimos a la espera de que nos transmitan los datos que faltan para poder hacer un análisis riguroso de la situación», lamentó el portavoz de Hacienda del PSOE en el Parlamento andaluz, Antonio Ramírez Arellano.
Mucho más matemática fue la portavoz de Adelante Andalucía, Inmaculada Nieto, que usó la «geometría variable», ninguna formación tiene la mayoría absoluta fijada en 55 diputados , para pedir que Vox «deje de tomar como rehén a Andalucía». Según Nieto se pueden apoyar «decisiones relevantes» sin tener que «darle la sartén por el mango a la extrema derecha».
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