Aparecen huellas fosilizadas de elefante en el Espacio Natural de Doñana

Un estudio revela la presencia de paquidermos del Pleistoceno tardío

Imágenes tomadas de la revista científica donde aparece el estudio ABC

Miguel Ángel Jiménez/M. Humanes

El descubrimiento de una superficie plagada de huellas a los pies del acantilado del Asperillo abre un nuevo escenario de conocimiento sobre la evolución de la fauna en el Golfo de Cádiz

Huellas de aves acuáticas, lobos, ciervos y jabalíes quedaron grabadas, hace más de 100.000 años, en una porción de terreno situada a los pies del acantilado del Asperillo, catalogado como monumento nacional por sus altos valores geológicos y ecológicos. Hasta aquí, el viaje en el tiempo que supone la Matalascañas Trampled Surface (superficie pisoteada de Matalascañas, como la han denominado los investigadores, y por sus siglas, MTS), trasladaría a un escenario faunístico muy parecido al que Doñana alberga en la actualidad, a excepción de un detalle que lo cambia todo: la MTS contiene, además, huellas de elefante, concreta y posiblemente del extinto Palaeoloxodon antiquus, conocido también como elefante de colmillo recto, que habitó el planeta Tierra en el Pleistoceno . A excepción de en el sur de Portugal, no había constancia de la presencia de este magnífico mamífero, que podía alcanzar los cuatro metros de altura, en zonas próximas al Golfo de Cádiz.

El estudio —y sus descubrimientos—, han sido divulgados en un artículo publicado por la prestigiosa Quaternary Science Reviews bajo el título «Primeras huellas de vertebrados y paleoentorno en un contexto MIS-5 en el Parque Nacional de Doñana», elaborado por investigadores de las universidades de Lisboa, Sevilla, Huelva, Coímbra, Barcelona, el Museo Nacional de Gibraltar y el Centro Administrativo del Acebuche.

En tiempo récord

En sus páginas quedan plasmadas las conclusiones del trabajo de catalogación —fotografías y realización de moldes, fundamentalmente— que unas 30 personas han tenido que desarrollar en un tiempo récord de 20 días, puesto que la MTS, que ha quedado expuesta gracias a las batidas que el mar ha propinado a la base del acantilado durante el invierno, sigue soportando las sacudidas de las olas, que la convierten en un escenario efímero. La MTS será destruida por el mar , pero ese mismo mar desnudará nuevas capas en las que descubrir cómo era y quién habitaba Doñana hace muchos miles de años.

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