Andalucía

Todos contra Susana Díaz

Los críticos recrudecen su ofensiva contra la secretaria general del PSOE andaluz para que deje paso a otro líder

Susana Díaz con José Luis Ábalos en la sede del PSOE-A Raúl Doblado

Antonio R. Vega

En Alemania tienen una palabra para definir el fuego graneado que ha caído sobre Susana Díaz en la última semana. Es el «blitzkrieg» o la guerra relámpago, como se denominó el asedio diario al que sometió Hitler a Inglaterra para forzar su rendición. La secretaria general de la poderosa federación andaluza no es Churchill, pero está asistiendo como el estadista británico a un incesante bombardeo de un ejército cada vez más nutrido de críticos que se está organizando en las provincias, estableciendo contactos entre ellos, para rendir su voluntad.

Cada vez de forma más incesante los díscolos de la dirigente regional claman para que se eche a un lado y facilite un salto generacional en el congreso que se celebrará al final de año.

La veda se levantó el pasado martes en una reunión con sus ocho secretarios provinciales en la sede regional. Lo que iba a ser un encuentro de rutina para preparar el curso político derivó, para sorpresa de Díaz, en un tenso debate sobre la oposición que se está haciendo al Gobierno de Juanma Moreno (PP) y la necesidad de una catarsis en el partido mediante unas primarias abiertas a la militancia. Se acabaron las victorias a la búlgara y por aclamación. El nuevo reglamento del PSOE da más poder a las bases en las consultas y deja en suspenso en sus puestos orgánicos a los candidatos en dichos procesos.

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, pidió a la socialista «la generosidad» del primer secretario del PSC, Miquel Iceta

La espita del debate en la sede regional la abrió María Luisa Faneca, la persona de confianza de Pedro Sánchez en Huelva, impuesta por la dirección federal para coordinar la gestora provincial del partido tras la dimisión de Ignacio Caraballo. Con la salvedad de los incondicionales de Díaz, Verónica Pérez y Antonio Ruiz, secretarios generales de Sevilla y Córdoba, respectivamente, la mayoría de dirigentes provinciales optó por guardar un elocuente silencio y no apoyar la gestión de la líder andaluza.

A partir de ahí salieron a la palestra otros dirigentes. El vicepresidente primero del Congreso y secretario de Relaciones Institucionales del PSOE federal, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis , pidió a la socialista «la generosidad» del primer secretario del PSC, Miquel Iceta , quien, previo almuerzo con Sánchez, renunció a ser el candidato en las elecciones catalanas en favor del ministro de Sanidad, Salvador Illa .

Rodríguez de Celis lleva meses recorriendo Andalucía y entrevistándose con alcaldes y presidentes de diputaciones para explicarles la gestión del Gobierno central y, de paso, ir pulsando a las agrupaciones y creando una corriente de opinión entre los críticos favorable al alcalde de Sevilla, Juan Espadas , como posible aspirante.

Al también diputado por Sevilla se han sumado otros pesos pesados del partido que reclaman una profunda renovación: el propio Espadas, o la presidenta de la Diputación de Cádiz y líder provincial, Irene García. Todo, en una semana en la que el secretario de Organización del PSOE, el ministro José Luis Ábalos, visitaba a Díaz en su refugio de la calle San Vicente en un acto de partido para hablar, oficiosamente, de las inversiones del Ejecutivo en infraestructuras. Del encuentro no salió ningún apoyo a la única dirigente que ha expresado su voluntad de ir a las primarias.

Son pasos medidos en una estrategia lenta pero constante de asedio a la dirigente regional. Susana Díaz no se ha ganado el favor del «sanchismo» a pesar de que lleva meses entregada a su causa y se ufana de tener una comunicación fluida y de amistad con «Pedro». Ella, que ha sido y es puro «apparatchik», se presenta ahora con la aureola de una candidata «outsider».

Pedro Sánchez, que nada le debe y a la que nada le une, no le perdona que forzara su dimisión en el congreso de 2016 y aguarda expectante a que Díaz caiga como fruta madura . Se guarda en la manga el as de la ministra sevillana y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero , como ha hecho con Salvador Illa en Cataluña, si los críticos no logran ponerse de acuerdo sobre el candidato. La diferencia es que Illa es el secretario de Organización del PSC y la ministra de Hacienda no tiene ningún poder orgánico .

Tándem Espadas-Férriz

Ningún aspirante con opciones va a salir a campo abierto para quemarse a casi un año vista del congreso regional. Entre los críticos se abre paso con fuerza un posible liderazgo compartido entre Juan Espadas y Ángeles Férriz, la portavoz del PSOE-A defenestrada por Díaz.

Ambos conocen los entresijos del partido, tienen peso orgánico en las provincias más influyentes, Sevilla y Jaén; encarnan una generación que no ha salido quemada del poder; provienen del ámbito municipal, y son hombre y mujer, secretario general y secretaria de Organización. Un tándem perfecto para tumbar a Susana Díaz .

A la dirigente socialista le quedan por delante muchos meses de «blitzkrieg», con el riesgo añadido de quedar abrasada en su propia hoguera interna de inestabilidad, presiones y nervios .

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