POLÍTICA
El 2016, un año cargado de retos políticos en Andalucía
La comisión de investigación de los cursos de formación marcará el clima en el Parlamento

El convulso año político que acaba de terminar va a seguir teniendo consecuencias en este 2016 que está recién iniciado. Porque, al margen del panorama nacional, todos los partidos en Andalucía se enfrentan ahora a sus procesos internos (llámense congresos, asambleas u órganos de coordinación) en los que los líderes deberán afianzar su liderazgo y, además, consolidar las estructuras provinciales en torno a ellos. Claro que cada caso tiene sus matices.
Este clima interno va a marcar, y mucho, la gestión en los asuntos prioritarios en Andalucía ya que los principales referentes políticos buscarán el protagonismo de cara a los ciudadanos y a sus militantes. Todos los partidos están de acuerdo en que el principal problema de Andalucía es la lucha contra el paro, sobre todo teniendo en cuenta que las políticas activas de empleo han estado paralizadas desde el año 2011 por el fraude de los cursos de formación, si bien discrepan en la manera de abordar este problema.
Uno de los temas pendientes es el cambio de modelo productivo en Andalucía, una línea estratégica que defiende el Gobierno andaluz y Ciudadanos además de las fuerzas políticas de la izquierda, que levantan sus voces en el Parlamento para luchar contra una comunidad que viva fundamentalmente del sector servicios. Sin embargo, el Turismo se está volviendo a convertir en una mina de oro para la creación de empleo. En el último año ha creado más de 26.000 nuevos trabajos, una importantísima contribución que está ayudando al despegue de la economía andaluza. Por eso, el Gobierno andaluz seguirá apostando por este sector contando, además, con el apoyo de los empresarios.
Los responsables políticos andaluces son conscientes de que es necesario recuperar la credibilidad y la confianza de los sectores empresariales en Andalucía después del caso Abengoa. El ejemplo de la empresa Osborne, que sigue erradicada en el territorio pero cuenta con capital extranjero, es la muestra de que se puede conservar el empleo sin deslocalizar las empresas.
Política fiscal
La política fiscal tiene, en este sentido, un papel crucial. Ciudadanos y el PSOE han puesto en marcha un grupo de trabajo para reducir el impuesto de sucesiones y donaciones, un debate abierto en el Parlamento y que es una de las exigencias de la formación naranja. El PP, por su parte, reivindica la paternidad de la medida ya que lleva años pidiéndola en la Cámara andaluza, aunque sin éxito.
Uno de los primeros asuntos que tendrán que abordar los grupos políticos será la comisión de investigación sobre los cursos de formación. Hasta la fecha, no ha sido más que un fiasco, un foro de enfrentamiento entre los diferentes partidos pero donde no se ha conseguido aclarar nada sobre si existen o no responsabilidades políticas en el presunto fraude de los cursos que están investigando hasta 14 juzgados en toda Andalucía. Eso sí, la comisión ha elevado la tensión entre los grupos que no han logrado entenderse a pesar de llevar siete meses de Legislatura.
La falta de diálogo ha sido la tónica política en Andalucía desde que Susana Díaz tomó posesión como presidenta en el mes de mayo tras ochenta días de incertidumbre. Sólo el PSOE y Ciudadanos han sido capaces de entenderse hasta la fecha, bloqueando numerosas iniciativas de la oposición durante 2015. A pesar de presidir un Gobierno en minoría, Susana Díaz ha sido capaz de lograr la estabilidad política para sacar adelante sus principales proyectos. Pero los socialistas son conscientes de la debilidad que tienen en el Parlamento, lo que les obliga a estar pendientes de todas y cada una de las votaciones en la Cámara. El error de tres diputados de Ciudadanos a la hora de votar el Presupuesto casi les cuesta el bloqueo de las cuentas que, a pesar de todo han salido adelante, lo que ha dado un potente balón de oxígeno a la presidenta.
Entre San Telmo y erraz
Susana Díaz tendrá que enfrentarse a su inmediato futuro político. O se marcha a Madrid o lo descarta definitivamente, no tiene otra opción. Como secretaria general de los socialistas andaluces no parece que vaya a tener problemas, aunque su posicionamiento en la lucha federal podría pasarle cierta factura. En 2016 no sólo habrá un congreso federal, también habrá otro regional (¿se elegirá allí a la sustituta de Susana Díaz en la secretaría general?) y, a continuación, los de las ocho provincias para terminar el proceso con las agrupaciones locales en el verano. Eso significa remover todos los cimientos del PSOE andaluz, un importantísimo desgaste orgánico para Susana Díaz que no deja nada a la improvisación.
En el PP la situación es similar aunque Juanma Moreno juega con cierta ventaja. El presidente andaluz fue elegido en un congreso en el año 2013, por lo que este año no tendrá que volver a someterse a este nuevo examen. Sin embargo, eso no significa que su liderazgo no tenga fisuras. Moreno tiene un problema con el PP de Sevilla que todavía no ha resuelto y hay algunas voces críticas en todas las provincias. Claro que los presidentes provinciales sí que se van a renovar en este año, lo que le da una potente baza a su favor sobre todo si es capaz de apartar a los más molestos y configurar su propio equipo. Juanma Moreno ha iniciado una renovación tranquila en las filas de los populares. La debacle en las municipales le ha proporcionado una coartada que no ha desaprovechado enviando a sus dos principales rivales, José Antonio Nieto y José Enrique Fernández de Moya, al Congreso de los Diputados.
Los nuevos partidos también tienen retos importantes que afrontar en este año nuevo. Teresa Rodríguez debe demostrar si es capaz o no de liderar a Podemos en Andalucía y si se confirma como alternativa a Pablo Iglesias. De ella depende convocar a la Asamblea Ciudadana que la mantenga como líder o la revoque, según los propios términos de Podemos. La gestión que haga el alcalde de Cádiz, José María González Kichi, también repercutirá en el futuro de Rodríguez.
Ciudadanos es un partido por terminar de construir según ha confesado alguna vez el propio Juan Marín, que tiene que reforzar la estructura territorial y afianzar a los líderes locales. Su papel en el Parlamento, apoyando al PSOE en los principales asuntos, se definirá más rotundamente durante este año.
IU se someterá a una nueva catarsis política, tan propia de su formación por otra parte, que también afectará a Andalucía, aunque el liderazgo de Antonio Maíllo no está en duda a pesar de los malos resultados.
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