Málaga
Una de las víctimas del tirador de Mijas: «Me rompió un dedo y estuve tres meses cerrado por no cortarle el pelo»
Sergio Martín ha tenido varios entrenamientos con el detenido por disparar en un pie a un guardia civil
El detenido por disparar a un agente del GAR en Mijas no era la primera vez que recibía a tiros a la Guardia Civil
Un guardia civil, herido de un disparo al detener a un joven atrincherado que abrió fuego en Mijas
El joven que disparó a un agente del GAR en Mijas tiene más víctimas en las casitas de La Cala. En abril del año pasado, el arrestado este pasado lunes agredió a Sergio Martín. Llegó a la peluquería en la esquina de calle Casares, en el pequeño núcleo de pescadores de Mijas. Era un viejo conocido del barrio y pidió que le cortara el pelo en ese momento. «Le dije que no, que tenía gente y no tenía cita», asegura el peluquero, que explica que en ese momento lo agredió. «Al decirle que no, me dio un guantazo por detrás», afirma.
Eso provocó una pelea. El peluquero no se quedó quieto. «Me revolví. Cuando me lanzó el segundo golpe lo esquivé y me enganché con él», señala la víctima, quien dice que en ese momento hubo un intercambio de golpes entre ambos fuera de la peluquería, hasta que el agresor sacó una navaja. «En ese momento me metí para adentro y entró con la navaja en mano, gritando», recuerda.
«Maricón, sal para afuera ahora», afirma el peluquero que le decía mientras empuñaba la navaja. Al final, el enfrentamiento se resolvió y Sergio Martín puso la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil por la agresión recibida, de la que tenía testigos. En esa denuncia relata la lesiones que tenía. Una de las patadas del agresor le alcanzó la mano izquierda. Requirió de cirugía para poder volver a trabajar. «Me rompió un dedo y estuve tres meses cerrado por no cortarle el pelo», afirma.
Además, Sergio Martín narra que no era la primera vez que el sujeto lo trataba de intimidar. «Un mes antes me amenazó. Vino a cortarse el pelo y le dije que no tenía hueco. Me sacó a la calle y me dijo que, si no le cortaba el pelo, me quemaba la peluquería», explica Martín, quien afirma que ese incidente se lo contó a la madre del detenido. «Ella lo sabe. Se lo dije», asevera.
Después de la agresión, la autoridad judicial decretó una orden de alejamiento. «Aún así, pasaba por aquí con la moto provocando. En esa situación lo mejor es la indiferencia», señala Martín, que está añade que, en su caso, está a la espera del juicio para que se resuelva aquella agresión y las lesiones que le provocó.
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Mientras tanto, aquel agresor ha seguido teniendo incidentes. En noviembre de ese mismo año trataron de matarlo. Había quedado cerca de la A-7, junto a unos contenedores en el Sitio de Calahonda. Allí un sicario apareció a la cita. Disparó hasta en cuatro ocasiones. Dos de los impactos acabaron en el cuerpo, uno de ellos en la columna. Es la razón por la que este individuo estaba en silla de ruedas. Es la situación en la que quedó tras salvar la vida de aquel intento de asesinato.
Ahora ha tenido el enésimo incidente, en un barrio donde los vecinos están hartos de su conflictividad. Este pasado lunes, tras una denuncia de un familiar por amenazas con un arma, la Guardia Civil acudió a su domicilio. Por sus antecedentes violentos, no es la primera vez que recibe a tiros a los agentes, el operativo de detención corrió a cargo del Grupo de Acción Rápida (GAR) y de la Unidad Especial de Intervención (UEI).
Al llegar a detenerlo abrió fuego. En los videos de la Guardia Civil se ven los impactos en las paredes de la vivienda y en una ventana. Uno de los proyectiles de la pistola alcanzó en el pie a un agente del GAR, que se recupera ingresado en el hospital Costa del Sol. El agresor está detenido. Por su situación de discapacidad estuvo ingresado en el hospital con escolta de la Guardia Civil, hasta que pasó a disposición judicial. Una vez pasado por el Juzgado fue enviado a prisión sin fianza.