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El «travieso» Carlos Aranda, la promesa del Real Madrid que cabalga por la banda más oscura
El exjugador está en libertad con cargos después de ser detenido en una operación contra el cultivo de marihuana en Málaga
Carlos Aranda (Málaga, 1980) era una dulce promesa del fútbol en su adolescencia. Aquel niño «travieso», como lo definía con cariño Vicente del Bosque cuando estaba a cargo de la cantera del Real Madrid, sa ltó a Primera División, para luego dar con sus huesos en la cárcel por presunto amaño de partidos en la operación «Oikos». Sin acabar de resolverse esa acusación, volvió a verse detenido el pasado 24 de febrero y respondió ante el Juzgado de Instrucción 12 de Málaga el pasado 26 de febrero en relación a una red de cultivo de marihuana . Ahora se encuentra en libertad provisional en otro regate a las rejas de la cárcel y la causa se ha enviado a Juzgado de Instrucción 3 de Antequera, que se hará cargo de la investigación.
Fue el seleccionador campeón del mundo en 2010, Vicente del Bosque, quien apostó por Carlos Aranda en el Real Madrid . Lo sacó del barrio de El Palo en Málaga para llevárselo a la capital con idea de convertirlo en estrella blanca. Allí le pusieron hasta un profesor particular para que estudiase y no se desviara del camino. Sólo disputó dos partidos de Champions League con Real Madrid, pese a sus 130 participaciones y 66 goles en el Castilla. No tenía hueco en el primer equipo y buscó salida.
Numancia, Villarreal, Albacete, Sevilla, Murcia, Granada 74, Osasuna, Levante, Zaragoza, Granada, Las Palmas y otra vez Numancia fueron su trayectoria profesional, que acabó en el equipo donde comenzó a jugar en su barrio el C.D. El Palo. Un epílogo por el que no cobró ni un solo euro. Una carrera con 366 partidos como profesional y con 87 goles , siempre dedicados con una mirada al cielo a su madre.
«El gol se lleva en la sangre, pero el barrio también» , diría anhelando el ambiente familiar y marinero de esta parte de Málaga que le vio crecer. Lugar en el que su familia esperaba cada año para verlo en La Rosaleda jugar contra el equipo de la ciudad y recibirlo en el aparcamiento entre besos y abrazos.
Gol y barrio en la sangre
Longevo paso por el deporte de élite con un carácter díscolo , en muchos momentos casi de incomprendido con aquella cabeza rapada y mirada llena de determinación. Equipos que fueron testigos de los ángeles y los demonios de este jugador . Lo mismo resolvía partidos con su calidad, daba ascensos y algún título, que era apartado por su indisciplina o por sus salidas de tono. Aún en ese tiempo, ya despuntaron sus malas compañías, que tiene su origen en su propia familia.
En 2007, cuando militaba en el Granada 74, estuvo en dependencias policiales por una presunta evasión de impuestos. En 2014 tuvo que declarar en un juzgado de Málaga acusado de un delito de blanqueo de capitales , en relación con una organización familiar encabezada por su tío Salvador, quien le había criado con su abuela La Nina, tras la muerte de su madre cuando el jugador tenía sólo nueve años .
Ya en 2019, fue detenido por el presunto amaño de partidos con apuestas en encuentros de Primera y Segunda División. La Policía le señaló como cabecilla de la trama junto con Raúl Bravo , otro canterano del Real Madrid, pero que sí hizo más carrera como lateral izquierdo en el primer equipo. Los dos fueron detenidos y acabaron en la prisión de Zuera (Zaragoza).
Apuestas y marihuana
El informe policial les achaca el amaño de partidos con una red de blanqueo de capitales y actividades relacionadas con el narcotráfico. A Aranda y Bravo se les impuso una fianza de 100.000 euros por el Juzgado de Instrucción 5 de Huesca para salir en libertad con cargos. El pago de esa garantía no relajó las actividades del malagueño, que ha vuelto a ser detenido.
Esta vez por cultivo de marihuana. Según precisó la Guardia Civil en un comunicado, las pesquisas arrancaron después de que los agentes detectaran una red de cultivo de marihuana en viviendas de Antequera, Alcaucín y Periana. Esta organización podía sembrar cientos de plantas en distinto estado de crecimiento, para distribuirlas posteriormente de forma gradual .
Disponían de sofisticados medios para la labranza conectados de forma ilegal a la red de fluido eléctrico. En los cinco registros llevados a cabo se incautaron 700 plantas de marihuana y unos 20.000 euros en efectivo .
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