PREMIOS CLARA CAMPOAMOR

Susana Díaz pide un pacto nacional contra la violencia de género en cuatro meses

La presidenta de la Junta de Andalucía destacó que en España hay 900 asesinadas por «terrorismo machista», 17 en lo que va de año

Susana Díaz interviene en los Premios Clara Campoamor EP

J.J. MADUEÑO

La entrega de los premios Clara Campoamor en Málaga dejaron una reivindicación por la igualdad de género y una exigencia a los legisladores nacionales. Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, pidió un pacto nacional «de verdad» en un plazo de cuatro de meses para acabar con «el terrorismo machista». «Para que el pacto contra la violencia género sea una realidad inmediata», aseguró la presidenta, quien explicó que «en cuatro meses da tiempo a dar un grito de que no hay sitio para aquellos que maltratan ».

La presidenta llamó a la unidad de todas las fuerzas políticas. «Cuando culpamos a las mujeres de la violencia que sufren provocamos una ruptura en las convicciones», reprochó Díaz, en relación al informe de un comandante de la Guardia Civil presentado a Interior en el que se apuntaba a un fracaso de la Ley de Violencia de Género de Zapatero con la revisión de 200 casos. El informe apunta en una de sus conclusiones a que se detectan denuncias para agilizar las separaciones o sacar más botín en los divorcios. Susana Díaz acusó de culpar a las víctimas de los malos tratos y pidió «la unión para que lo que pase al otro lado del tabique sea algo que te pasa a ti también ».

Reivindicó la Ley de Zapatero contra la Violencia de Género, pero reconoció que hace falta darle un impulso. «Las leyes hay que desarrollarlas. En dos meses le da tiempo a la subcomisión en el Congreso a hablar de todo », apuntó la presidenta, que marcó los plazos para el desarrollo rápido de este nuevo pacto contra la violencia machista para parar las muertes. La presidenta insistió en con cuatro meses el trabajo de la subcomisión puede ser llevado a los parlamentos regionales, presidentes de comunidades y consensuado con los agentes sociales.

« Culpémonos todos de no haber hecho lo suficiente para que haya 900 mujeres muertas por violencia machista en este país», señaló Susana Díaz, quien añadió: «No vamos a poner el contador a cero», tras señalar que en este curso ya son 17 las mujeres asesinadas. «La última víctima es un niño», afirmó en relación al bebé de siete meses que gestaba la mujer apuñalada en Barcelona esta semana. «Hay que poner más recursos, instrumentos y devolver a los ayuntamientos las competencias para gestionar la primera barrera de la igualdad», remarcó Díaz.

La presidenta cree necesario una reforma de las leyes con un nuevo reparto de competencias. «No se puede ir a la cola de un juzgado cuando es un caso de violencia de género», apostilló Díaz, quien también exigió un nuevo impulso en el sector educativo y sanitario. «La primera llamada es a los de la bata blanca por miedo a que la llamada quede registrada en la factura telefónica. Y hay que educar a los niños en igualdad», sentenció la presidenta, que justificó los recortes a la educación concertada en los colegios que segregan por sexos: «No los vamos a pagar, porque van en contra de nuestros valores».

Medidas que Susana Díaz también justificó con los datos de desigualdad salarial entre hombres y mujeres. «El 70 por ciento de las personas con el salario mínimo son mujeres. Tienen que trabajar 79 días más al año para ganar lo mismo que un hombre y en el servicio doméstico no llegan al salario mínimo», explicó Díaz, quien remarcó que sólo el 30 por ciento de los que cobran más de 36.000 euros al año son mujeres y suelen cobrar de media un 20 por ciento menos que los hombres, cifrándolo en 6.000 euros al año. Cifras de las que culpó a la Reforma Laboral, de la cual aseguró que el PSOE la va a «sí o sí» .

«No nos vamos a rendir. Hace falta feminismo, igualdad y socialismo», espetó después de acordarse de las mujeres víctimas de las redes de prostitución, donde se acordó de la chica fallecida en el sótano del prostíbulo de Estepona durante las inundaciones de Málaga. «Encerradas. No tienen derecho ni a usar su nombre y, si tienen un hijo no deseado, se convierte en un instrumento para retenerlas», aseveró Díaz.

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