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Subastan la finca de Marbella que firmó Pablo Picasso
El Martinete perteneció a Antonio «El Bailarín», al que el pintor dedicó un dibujo que el coreógrafo imprimió en azulejos y plasmó en la piscina de la mansión
La leyenda cuenta que, en una de las juergas flamencas que tanto gustaron a Pablo Ruiz Picasso , el pintor saltó durante la celebración sobre una mesa en la que Antonio Ruiz Soler «El Bailarín» desplegaba su arte por rumbas. El genio malagueño se puso a bailar, se arrodilló emocionado, besó en la cara al coreógrafo y, cuando se levantó, cogió un lápiz, le pintó un retrato y se lo dedicó: «Para Antonio». Firmó «Picasso. El 29-10-61». Antonio «El Bailarín» cogió entonces aquel dibujo, lo imprimió en azulejos y lo dejó plasmado en la piscina de El Martinete, finca de Marbella que ha sido subastada esta semana con un precio de salida de 15 millones de euros.
Picasso era un admirador de Antonio Ruiz Soler. Decía que le emocionaba su forma de bailar. Aquel dibujo se lo regaló el día que el pintor celebraba su 80 cumpleaños –cumplidos cuatro días antes–. Lo hizo entre amigos como el admirado torero de Picasso Luis Miguel Dominguín o el cineasta Paco Rabal . En aquel momento de emoción, embriagado por el cariño que profesaba a aquel bailaor, le regaló el dibujo que da una impronta picassiana a una finca con más de 4.000 metros cuadrados, sobre los que emerge una mansión de casi 2.000 metros cuadrados en Playas del Duque, en pleno Puerto Banús, el mayor enclave del lujo de Andalucía.
La propiedad tiene 9 habitaciones y 9 cuartos de baño, un amplio jardín, donde se encuentra la ilustre piscina, y varias terrazas. La inmobiliaria Concierge Auction, que fuera la que sacara a subasta Villa Sagitario de Gunilla von Bismark hace unos meses por un precio de unos 50 millones de euros, destaca que tiene «magníficas vistas sobre el Mediterráneo». La villa fue reconstruida hace ocho años, cuando se instaló avances como un sistema de pantalla panorámica de cine o una sauna.
Antonio «El Bailarín» (Sevilla, 1921 – Madrid, 1996) fue uno de los más ilustres exportadores de la cultura española durante su vida. Bailarín, Bailaor flamenco, coreógrafo y director artística, tuvo en Marbella un retiro dorado del mundanal ruido, en la misma línea de costa, aunque a unos kilómetros de distancia, que la Duquesa de Alba tenía el suyo.
Ambos partes de una historia de amor que la propia Cayetana Martínez de Irujo llegó a contar en la prensa. «Antonio pudo haber sido el amor de mi vida», reconoció la Duquesa, que aseguraba que «El Bailarín» «se portó muy mal» con ella y otras señoras. Antonio Ruiz Soler era abiertamente bisexual en una época donde serlo no era comprendido.
Pero también fue un genio que cultivó una extensa figura mundial que le granjeó ser director del Ballet Nacional Español en 1980 o la Medalla de las Bellas Artes en 1991, tras una carrera que comenzó con sólo seis años y que le llevó por todo el mundo. Triunfó en Nueva York, Hollywood, América Latina, Londres, París o Milán, teniendo a Federico García Lorca como inspiración, a Isaac Albéniz como amuleto o a Nikolái Rimski-Kórsakov como uno de sus primeros éxitos en los años 50 del siglo pasado.
Su fortuna y legado material fue subastado en parte en 2010. Entre lo que se vendió había un anillo de Pablo Picasso, una piedra pintada de Jean Cocteau , otro ilustre de Marbella, y una foto autografiada de María Callas , que en la época dorada de la ciudad pasaba sus vacaciones en el Marbella Club Hotel.
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