GASTRONOMÍA
El somelier de la Reina de Inglaterra marida la estrella de Diego Gallegos
Ronnie Cox conjugó las creaciones del cocinero de Sollo con sus nuevos whiskies «vintage»
Se trata de conjugar tres formas de sentir la vida. Por un lado, el olfato y el gusto por los whiskies que Ronnie Cox, somelier de la Reina de Inglaterra, crea en la marca The Glenrothes. Por otro lado, el pescado de Diego Gallegos, que asienta su estrella Michelín en Sollo en los secretos culinarios del pescado de río. Por último, la música de Iván Payá. La experiencia diseñada por Cox y Diego Gallegos incluía una ambientación musical basada en las sensaciones de la conjugación. The Cure, The Beatles o Masive Attack fueron algunos de los elegidos.
En ese triple aspecto sensorial se profundizó en la figura de Cox, que desde su tienda en el centro de Londres –el número tres de James's Street– suministra todos los vinos y licores que se consumen en los palacios y residencias oficiales de la realeza británica . Un edificio con más de 200 años, que se ha convertido en la bodega de Buckingham, y al que ha llegado gracias a su formación en Jerez como experto en vinos en las bodegas de González Díaz. Su estancia entre los caldos andaluces y su extensa experiencia viajera le han llevado a crear un whisky de autor en el que elige y firma cada botella.
Un licor «vintage», creado a partir de varias destilaciones primigenios y cuyo principal secreto es la maduración en barriles exportados directamente desde Jerez . Unas barricas en las que, previamente, se ha tenido que madurar durante 18 meses un oloroso. «Lo importante es la maduración del whisky y no la edad», señala Cox, que propuso acompañar las creaciones de Diego Gallegos con esos caldos de autor de aromas a caramelo, madera, oloroso de Jerez o frutos secos. Unas producción que ha creado un bebida «premium» con amplia aceptación en la Costa del Sol, según los datos de la distribuidora Maxximum.
Los fogones y los alambiques se fusionaron para destacar en una morcilla con sangre de esturión que se conjugaba con cóctel «Horse's Neck» o en la crema de whisky con mus y tierra de chocolate que acababa en una sopa, y que mezcla los sabores tras quemar el alcohol del licor y acompañarlo de un cóctel «Sazerac». La conjugación descubrió que el whisky puede servir para comer, conversar, la fiesta o relajarse, siempre que lo elijan unas manos expertas .