Sucesos
«Siempre pensé que era una cosa de dos»
Los vecinos de Totalán dibujan al matrimonio de pederastas desenmascarado por la Guardia Civil
![Vistas del municipio malagueño de Totalán / Francis Silva](https://s1.abcstatics.com/media/2015/11/23/s/abc-pedofilos-totalan2--620x349.jpg)
Mariusz E.B., el individuo detenido –y que se quitó la vida en prisión– por agredir sexualmente a su hija durante años, realizar videos pornos en presencia de menores y grabar a otros en centros comerciales , se hacía llamar Marco. Todos lo recuerdan en Totalán, municipio malagueño en el que convirtió su hogar familiar en una particular «casa de los horrores», pero pocos lo conocen. No hay muchos vecinos que cruzaran una palabra con él . Despertaba algún recelo. De carácter regio y huraño, «siempre estaba encerrado en la casa» , comenta un comerciante. Pasados unos meses desde que la Guardia Civil desenmascararse a este depredador de niños, y posteriormente arrestase a su mujer, aún son muchos los que guardan un prudencial silencio .
Marcos es un adolescente que trató al matrimonio. Recibió clases de inglés de la esposa, Zoe C.D., actualmente en prisión por participar de las macabras prácticas de su marido. Nunca vio nada extraño, pero confiesa que varios de sus amigos y amigas han estado declarando ante la Guardia Civil y la autoridad judicial . Son pieza clave en la segunda fase de este caso y que se centra en una serie de grabaciones incautadas a los detenidos en los que incitan sexualmente a menores que están presentes mientras se grababan teniendo sexo.
«No te lo esperas» , comenta una vecina cuando se le pregunta por su reacción cuando supo que Mariusz y Zoe habían sido detenidos por agredir sexualmente a su hija durante años. «Te quedas cuajada», agrega otra, que recuerda como la madre acompañaba cada día a su hija a la escuela.
«A mi nunca me gustó», afirma el propietario de un comercio al recordar la figura del padre, a lo que una joven, para explicar la detención de la progenitora, añade que «siempre pensé que era una cosa de dos» .
Con el tiempo, son otros los que encuentran valor a unas palabras que en un principio consideraron fruto de una bronca de amigos regada por el alcohol. «Había un vecino que tenía relación con él, y con el que vivió un par de años, que una vez comenzó a gritarle: “¡Te gustan los niños!”», relata un trabajador.
Todas las personas consultadas por ABC destacaban el carácter introvertido, serio, incluso atemorizante, de Mariusz. El joven Marcos recuerda como la hija mayor de la pareja, Esperanza –nombre ficticio–, se escondió en una casa con una amiga porque no había sacado una nota alta en un examen. Otro vecino cuenta que una vez a Zoe se le fue el coche porque no puso el freno de mano, le golpeó en una pierna y le causó una herida sangrante, pero «su única preocupación era que no se enterara el marido».
A pesar de que el hombre, de origen polaco, se suicidó en prisión el pasado verano, hay residentes que demuestran cierto temor, hasta el punto de no querer acercarse a la vivienda, que se encuentra en venta después de que la madre de Zoe se haya marchado recientemente de España.
«Él apenas salía de casa. En alguna ocasión, cuando se celebraba la feria o la semana de la cultura, se daba alguna vuelta», insisten los totaleños.
La clave para desenmascarar al matrimonio, que ocultaban sus más bajos instintos con una supuesta vida religiosa profesando la fe Evangelista, fue un disco duro en el que se hallaron 120 gigas de grabaciones exclusivamente de pornografía infantil . Hasta que los agentes del Equipo Mujer Menor (Emume) de la Guardia Civil de Málaga no tuvieron acceso a su contenido, el progenitor había hecho vida carcelaria con normalidad. Cuando supo que ya no tenía salida, se quitó la vida ahorcándose.
Buena parte del material que contenía eran grabaciones de las agresiones sexuales a su hija , a la que comenzaron a vejar con tan sólo tres años. Mariusz dejó como prueba de ello carpetas ordenadas cronológicamente y un diario en el que contaba con todo lujo de detalles lo que hacía.
La segunda fase de la investigación se ha centrado en identificar a una decena de menores del pueblo que aparecían en los videos pornográficos que grababa el matrimonio y que eran incitados a imitarlos en su presencia.
Mientras que la última se concentra los más de 60.000 archivos pedófilos hallados en el dispositivo de almacenamiento y que están protagonizados por menores nunca mayores de 15 años, presumiblemente de países del Este de Europa.
Todas estas imágenes, así como las protagonizadas por la pequeña Esperanza y las otras incautadas a su padre, se encuentran en la actualidad en las bases de datos de la UTPJ «por si algún día saltan» en alguna operación contra la pornografía infantil en internet. «Porque pensamos que Mariusz las intercambio con otros pedófilos», comenta el responsable de la investigación con el convencimiento de que el caso se reabrirá algún día.