SOCIEDAD

Ronda, una «fábrica» de jinetes de élite para el caballo español

La Real Maestranza de Caballería lleva más de 400 años formando a los mejores profesionales

Un grupo de alumnos durante uno de los ejercicios J.J.MADUEÑO

JUAN JOSÉ MADUEÑO

Existe en Ronda un lugar donde los amantes del caballo pueden apostar por una vida dedicada a este noble animal, aunque no sin esfuerzo y plena dedicación. Se trata de la Escuela de Equitación de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, institución que nació en 1573 de la mano de Felipe II para la enseñanza de la monta a la jineta y es una de las más prestigiosas del país. Prueba de ello son los hierros de los grandes ganaderos de equino que lucen en los boxes de la Plaza de Toros de la ciudad o en los de la finca en El Tajo. «Algunos ganaderos donan caballos seis o siete años a la escuela porque les da prestigio», asegura Antonio Vázquez, profesor de la escuela.

Los alumnos de entre 18 y 22 años completan una exigente formación, que puede ser de tres años y que les llevará a vivir para el caballo. «Todos los alumnos que han pasado por aquí están trabajando en este mundo», explica Vázquez. «Es muy frecuente que nos llamen ganaderos, organizadores de concursos, directores de clubes o yeguadas para pedir que nuestros alumnos vayan con ellos», señala Juan Heredia, director de la Escuela de Equitación, quien explica que los alumnos aprenden la Doma Clásica, el Salto y el Completo. Una formación que ha ido cambiando a lo largo de estos más de 400 años, ya que lo que comenzó como una educación de la nobleza para la guerra ha pasado a ser una referencia para el mundo deportivo y empresarial del equino.

El éxito de esta institución, que está presidida por el Rey Felipe VI y cuyo Teniente de Hermano Mayor es Rafael Atienza y Medina, Marqués de Salvatierra, se fundamenta en dos pilares: el talento y el esfuerzo. El año pasado, de las 32 solicitudes de acceso sólo seis pasaron el corte y se sumaron a los cuatro alumnos de segundo año y al estudiante que cursa, por recomendación de los profesores, el tercer año especializado en caballos jóvenes.

La criba es constate y los alumnos tienen que dar el cien por cien día a día para no verse fuera de la escuela. «No sólo les exigimos que tengan talento. Es una escuela de vida. Tienen que saber todo lo que hay que saber del mundo del caballo y ser absolutamente responsables de su trabajo», asegura Vázquez. Cada alumno tiene asignados tres caballos que tienen que cuidar en todo momento y cumplir con todas las obligaciones que ello exige. Los alumnos limpian, cuidan y están atentos a todas las necesidades de los animales a su cargo.

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