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El periodista Héctor Barbotta llena un vacío familiar desde la dictadura argentina en su novela «El tío francés»
El autor reconstruye la historia de un tío ausente desde su infancia y da sentido a un «agujero negro» que ha marcado su vida desde el golpe del general Videla en 1976
«Intenté construir esto como una novela, pero no pude escaparme del periodista». Así describe Héctor Barbotta el proceso creativo de su nueva novela «El tío francés» , una obra con la que ha logrado resarcirse del drama que la dictadura argentina inyectó en el seno de su familia y que le ha acompañado hasta que ha conseguido poner negro sobre blanco cada entresijo de la historia.
La trama, escrita en primera persona, arranca con un viaje del autor de Málaga a Buenos Aires en 2020 para encontrarse en el edificio del Círculo Militar, símbolo del poder castrense, con un mando del Ejército ya retirado y a quien considera responsable del «agujero negro» que ha tratado de rellenar en las páginas del libro.
A través de una investigación que se ha prolongado durante más de diez años reconstruye la vida de un hermano de su padre ausente desde su infancia, y estrechamente relacionada con todos los episodios de la historia argentina entre el año 1955 y hasta la llegada de la democracia en el 83 tras la guerra de las Malvinas.
«Además de la vida de esta persona y cómo ese episodio marcó nuestra vida, cuento al mismo tiempo cómo vivía una familia durante la época de la dictadura; siempre bajo el miedo y la precaución permanente », explica a ABC el autor, que este viernes 13 presenta su libro en la librería Proteo de Málaga (a las 19.00 horas).
Solo unos días antes del golpe de Estado liderado por Videla, cuando Barbotta apenas tenía 12 años, escuchó junto a su hermana una frase de boca de su padre que reflejaba a la perfección la desazón e inquietud sufrida en silencio por el pueblo argentino: «A partir de ahora, se acabó hablar de política fuera de esta casa».
Aquella advertencia no era más que el intento de un padre por proteger a sus hijos «en una época en la que cualquier sospechoso de disidencia con los militares era secuestrado y desaparecía», sostiene, pero la realidad es que transformó las conversaciones dentro de la familia y la política dejó de ser un tema de debate en la mesa.
«El tío francés» ha servido al autor para comprender que esa realidad familiar no era única, sino mucho más común de lo que en un principio podía pensar. «La gente para protegerse renunció a hablar de ese tipo de temas y creo que es algo que la sociedad argentina aún arrastra en alguna medida. Casi 40 años después de recuperar la democracia, todavía sigue haciendo ese ejercicio de reconstrucción ».
Saldar cuentas
A pesar de que la investigación para sacar a la luz todos los entresijos de la historia requería hundir el dedo en la llaga, Barbotta no lo recuerda como un proceso doloroso. «Ha sido como saldar cuentas . Con ese episodio y con algunos de los personajes que aparecen en el libro, pero sobre todo ha sido una búsqueda para rellenar lo que considero un agujero negro en mi vida y en mi memoria», apunta antes de dejar claro que su familia, aún con este episodio y el régimen como telón de fondo, no fue víctima ni huyó de Argentina por la dictadura.
«He encontrado un desenlace y una explicación a un montón de historias hasta ahora sin relación», relata el autor, que ha intentado escapar todo el tiempo de su faceta como periodista para convertirse en novelista, aunque no siempre con éxito. De ahí que se apoye en entrecomillados para recoger toda la esencia de los testimonios que ha logrado recabar durante una década de trabajo y que ahora ven la luz.
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