SUCESOS
El pederasta de Totalán fue objeto de una denuncia y un juez la archivó
En 2012 una vecina avisó de las agresiones sexuales que podía estar sufriendo la hija de este individuo
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Una vecina del municipio de Totalán alertó en 2012 sobre el matrimonio detenido meses atrás por agredir sexualmente a su hija, grabar y fotografiar a menores del municipio y almacenar un amplio archivo de pornografía infantil , aunque un juez decidió archivar la investigación «al no estar debidamente justificada la perpetración de un delito».
H.H., en conversación con ABC, explicó que se enfrentó al matrimonio formado por Mariusz E.B., un polaco de 44 años aficionado a la informática, que ha acabado quitándose la vida en prisión, y Zoe C.D., una británica que daba clases de inglés que se encuentra encarcelada, cuando por boca de la hija de la pareja, Esperanza —nombre ficticio—, supo que podía estar siendo víctima de agresiones sexuales.
La mujer relató que el detonante se produjo un día que la pequeña, que era amiga de su hija, se escondió debajo de una de las camas de la casa y no quería salir. H.H. le preguntó qué pasaba y la niña le respondió que su padre se iba a enfadar mucho porque no había sacado una nota alta en un examen. La vecina trató de tranquilizarla y rebajar su miedo, pero reconoce que se quedó «helada» con lo que la menor le contó a continuación.
«Parece ser que la niña confiaba en mí y decidió abrirse», explica esta vecina, que ha dejado el pueblo y a la que aún le invade la rabia cuando recuerda las palabras de Esperanza: «Me dijo que su padre, cuando bebía, iba por las noches a su cama y le tapaba la boca». H.H. afirma que lo que le relató la pequeña era «terrible».
La mujer, que tenía trato con Zoe, pero no con Mariusz —«siempre estaba encerrado en la casa»—, decidió llamar a la Guardia Civil y le dijo a la niña que se quedara en su casa. No obstante, el padre se presentó en la vivienda y destrozó una puerta ante la negativa de H.H. de entregarle a la pequeña.
Cuando los agentes llegaron al lugar, le explicaron a la vecina que podía estar incurriendo en un delito de secuestro si no devolvía a la menor y le recomendaron que denunciara lo relatado por la víctima.
Así hizo, y no sólo ante el citado cuerpo. También contó lo ocurrido a personal del Ayuntamiento de Totalán, donde afirma que no encontró apoyo. Y finalmente, para cerciorarse de que todas las instancias tenían conocimiento, se desplazó a la capital e interpuso una denuncia en la Ciudad de la Justicia.
Pero la sorpresa de H.H. fue mayúscula cuando se le notificó un auto con fecha 24 de diciembre de 2012 en el que el titular del juzgado de Instrucción número 1 de Málaga acordaba el «sobreseimiento provisional» de las diligencias «al no estar debidamente justificada la perpetración de un delito». Una medida contra la que cabía recurso que la Fiscalía no presentó.
Dos años y medio después, los expertos del Equipo Mujer Menor (Emume) de la Guardia Civil de Málaga no sólo detenían al matrimonio por haber agredido sexualmente a su hija desde que tenía tres años, sino que en la casa hallaron un disco duro con 120 gigas de pornografía infantil.
«Lamento que el juez no hubiese seguido con el caso. Le habríamos evitado tres años de sufrimiento a esa niña», lamenta la vecina.
Además de los videos de las agresiones sexuales a Esperanza, que estaban documentados por año, y que tenían su continuación en un «macabro» diario en el que Mariusz no escatimaba en detalles, se localizaron videos en los que la pareja practicaba sexo delante de niños del pueblo, a los que incitaban a imitarlos. También se descubrieron en el dispositivo de almacenamiento más de 60.000 archivos pedófilos protagonizados por menores, nunca mayores de 15 años, presumiblemente de países del Este de Europa
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