CORONAVIRUS ANDALUCÍA

De payaso y sin ingresos, así es la lucha de un taxista de Marbella contra la pandemia

José Manuel M. Millán felicita cumpleaños y transporta material sanitario, pero ha tenido que dejar de pagar los seguros sociales y la hipoteca

Millán (con peluca de colores) felicita un cumpleaños junto a un compañero ABC

J.J. Madueño

Cuando comenzó la crisis sanitaria, José Manuel M. Millán, al que se conoce por su segundo apellido entre los taxistas de Marbella, decidió que tenía que ayudar a las personas más vulnerables. Desde entonces, lleva a cabo varias iniciativas solidarias, que le han costado sus ingresos mensuales . Millán está al borde la ruina, mientras regala sonrisas por su ciudad. No le importa para qué lo requieran, siempre acude sin pedir nada a cambio. Felicita cumpleaños, hace de recadero, recoge caretas de los «makers» para entregarlas donde le dicen y colabora a diario con la Residencia del Carmen.

Cada día tiene una quincena de cumpleaños para felicitar. Se pone su peluca de colores, su mascarilla negra, adorna el taxi con globos y, junto con algunos compañeros, se va al balcón del que lo han requerido para dar una sorpresa al niño cuyos padres lo piden. «Solo felicito niños o algo que sea muy especial, porque es así y tengo el WhatsApp saturado de peticiones» , reconoce este conductor, que acaba de pedir la baja definitiva en el Ejército, donde con 33 años ha estado en misiones en Kosovo, Afganistán y Líbano. «Tengo tres hijos y el sueldo de militar no da para mantenerlos», señala como razón para abandonar el acuartelamiento.

Por eso buscó aliento en un negocio propio que dice que le ha dado más de un susto, como cuando recibió dos puñaladas por defender a un compañero mayor en Puerto Banús. Un afán de ayudar que le llevó a ponerse a disposición de la Residencia del Carmen para cualquier necesidad. Desde entonces, hace portes con comida o material sanitario para la prevención de contagios entre los mayores internos. Ha hecho varias colectas de fondos para dar recursos y ha recogido comida que luego entregó a los más vulnerables.

Se toma la ayuda contra el coronavirus como una misión. Por esta razón, cada vez que un grupo de «makers» lo llama para recoger caretas hechas con impresoras 3D va a buscarlas. Las lleva a los Bomberos de Marbella o a los centros sanitarios que le indican los impresores. No son los únicos portes que está dando gratis. Desde el pasado 15 de marzo, Millán hace también la compra de comida o de medicinas para las personas que no pueden salir de sus casas . Una simple llamada y hace el recado, sin pedir nada a cambio.

Así, el taxi acumula kilómetros cada día sin arrojar rentabilidad. «Desde que se decretó el Estado de Alarma le he hecho al taxi 6.000 kilómetros», reconoce Millán, que echando una cuenta a vuela pluma afirma que son 60 euros de gasoil cada tres días . Unos gastos que no tiene con qué amortizarlos, porque tiene aparcada toda actividad laboral para llevar a cabo las acciones solidarias que ha emprendido.

El agujero económico llega al punto de que varios compañeros le han tenido que hacer la compra para que en casa haya algo que comer. «Desde que comenzó el confinamiento, no pago ni los seguros sociales, ni el autónomo, ni la hipoteca que tengo», asegura Millán. El taxista dice que debe 60.000 euros a su socio, ya que compraron la licencia a medias. « Si no pago ese dinero perderé la licencia , porque se la quedará el banco», reseña Millán.

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