Los padres de Julen esperan un nuevo hijo

Victoria García lleva en su brazo derecho tatuados a sus dos «ángeles»: Óliver y Julen. El primero falleció de una enfermedad sin que se pudiera remediar. El segundo lo hizo provocando en el mundo una ola de solidaridad y esperanza sin precedentes el pasado enero. Durante 13 días, Julen tuvo a millones de persona con el corazón en un puño, rezando porque un milagro lo sacara del fondo de una montaña con vida. Se lo había tragado un pozo de poco más de 25 centímetros de ancho y más de 70 metros de profundidad. La montaña se resistió a soltarlo . Tuvo que ser la Brigada de Salvamento Minero de Asturias la que bajara hasta el corazón de granito de aquella sierra para sacar a Julen.

La tinta ha marcado la tragedia de estos padres en su piel. Vicky lleva en el brazo derecho las caras de los niños y José en la pierna la sombra con las posturas más definitorias de sus hijos bajo un atardecer. Padres agarrados a sus recuerdos más felices con sus hijos, que tienen un nuevo motivo para creer en el futuro. Vicky está embarazada .

Ocho meses después de que el pequeño cayera en aquella prospección para buscar agua y de que su rescate llegara a los puntos más recónditos del planeta, la madre confirma que está en estado de buena esperanza. No sabe si es niña o niño, pero es algo que le da igual. Ellos sólo quieren que el pequeño venga bien para poder cuidarlo, para enseñarle quiénes son sus hermanos , cómo llenaron la casa de alegría, cómo Dios quiso llevárselos antes de tiempo y cómo, tras la marcha del pequeño Julen, millones de personas abrieron el corazón a una familia humilde que siempre ofrece su mejor sonrisa, una palabra de afecto o un abrazo consolador, pese a las circunstancias.

No saben si le gustará la música o seguirá los pasos de su padre siendo un futbolero consumado, como también lo era Julen. Vicky sólo está de un mes y medio. Reconoce que decir que está embaraza tan pronto le da vértigo , pero en medio de todo lo ocurrido es de las pocas buenas noticias que pueden celebrar. Una alegría compartida por miles de personas, que desean el imposible de que puedan vivir algún día sin la pesada losa que es la pérdida de dos hijos. Enhorabuena y suerte.