Padre Cacho, misionero en Venezuela: «Están tan hechos al dolor y a la muerte que ni reaccionan»

El Colegio de Médicos de Málaga organiza este sábado un concierto benéfico para recaudar fondos para la población venezolana

Padre Cacho, misionero en Venezuela Diario Sur

Isabel Ruiz

En la capilla de la Iglesia Nuestra Señora de Fátima en Caracas caben unas 300 personas. Es allí donde cada día celebra la misa el Padre Cacho , un misionero español que lleva ocho años y medio destinado en Venezuela . Le apena y duele reconocerlo pero sabe que, dadas las circunstancias politicosociales, en el país «están tan hechos al dolor y a la muerte que ni reaccionan». Es duro pero es la realidad. « Delante de mí mataron a un joven para robarle los zapatos . La mamá estaba allí como el que contempla, no sé...».

La descomunal crisis en la que ha hundido al país el régimen chavista ha convertido a los venezolanos en asiduos sufridores, tanto que su dolor forma parte de su día a día. Las matanzas, hambrunas, falta de medicina o suministro eléctrico ya no sorprenden a quienes habitan en el país latinoamericano. En el hospital J. M. de los Ríos de Caracas , centro sanitario especializado en pediatría, «cada día muere mínimo un niño por falta de una medicina o quirófanos». Una cifra desoladora que transforma la vida de los pequeños en números de fallecidos.

Aunque el drama no termina cuando fenecen. «Los meten en frigoríficos y como no hay luz, por los cortes, revientan. El hospital huele a muerto » detalla el Padre Cacho, que asegura que «uno se acostumbra entre comillas. Ahí está el sufrimiento y donde debe estar la Iglesia Misionera». Ayudando, abrazando, escuchando, rezando y consolando. Lo que ve, oye y siente es «duro» pero sabe que es donde tiene que estar.

Ofrecer lo que tienen hace que el Padre Cacho sienta que su labor es «muy gratificante». Cada día ayudan a varias familias con los alimentos e, intentan, dar medicamentos a aquellos que lo necesiten. «No siempre podemos ni tampoco se puede ayudar a todos» lamenta el misionero, que cada semana ayuda a preparar una merienda para usuarios de una residencia de mayores. «Tienen hambre pese a ser del Gobierno» .

Los relatos del Padre radiografían Venezuela; más aún Caracas, donde la situación está «un poquito menos mal». La capital es la cara visible del Gobierno de Maduro y el régimen juega con ello, «tratan de mantenerla dentro de lo posible» para evitar estallidos sociales. «Aquí la luz falla algún día pero hay lugares en los que ha fallado casi un mes o tan solo dan cuatro horas al día. Hay provincias que han estado hasta medio mes sin gasolina mientras que en Caracas, hay que hacer colas, pero no falla tanto».

«Hay gente que dice que parece África»

«Miguel Blanco, un joven de tez blanca de 28 años, yace con las piernas encogidas sobre una cama en una de las infraviviendas del barrio. Su cuerpo está famélico, carece de masa muscular y su piel se pega a los huesos. El rostro revela una desnutrición severa y una hidrocefalia congénita». Este fragmento del reportaje «Retrato de la catástrofe humanitaria de la dictadura venezolana. Hambre, violencia y desabastecimiento, en barrios sin esperanza» , de Jorge Benezra publicado en ABC, detalla la desesperación de un pueblo. Las fotografías de Álvaro Ybarra las ilustran.

« Eso es real . Mucha gente dice que parece África, pero es Venezuela. Aquí hay un índice muy alto de personas con afrodescendientes». Las imágenes, los testimonios no son ficticios. El Padre Cacho los respalda. El Gobierno de Nicolás Maduro no. A través de un medio de comunicación público, el chavismo denunció que las fotografías de Ybarra, tomadas en Maracaibo, eran en realidad del conflicto en Yemen, que vive en guerra civil desde 2015.

En un método habitual de la desinformación, un medio público local dependiente del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información publicó la siguiente afirmación sobre la portada del diario ABC: «dicha foto pertenecía a Ghazi Saleh, un chico yemení quien es una de las imágenes más representativas de la actual crisis humanitaria que se vive en dicho país producto de la guerra financiada por Estados Unidos y Europa»

Mientras el chavismo acusaba al diario ABC de mentir, Juan Guaidó aseguró que «esa portada es solo un ápice de lo que representa hoy el usurpador: la muerte», en referencia al reportaje publicado por este medio.

«Ilusión por el cambio»

El pueblo venezolano tiene «ilusión por el cambio pero no pueden hablar. Hacerlo contra el Gobierno conlleva a que te retiren la bolsa de comida». Alimentos que el Padre Cacho cataloga de ser «de mala calidad y que no alcanza ni para medio mes». La ayuda humanitaria es necesaria; alimentos, medicinas o productos de higiene íntima son de vital importancia, pero las fronteras no permiten que penetre.

Aún así, el Padre Cacho no desiste, «en pequeños paquetes no ponen trabas». Su dedicación es plena. «La iglesia nació para ayudar, no para mirarse el ombligo y para decir qué bien rezamos» . También es claro. Como en el libro que ha publicado hace unos dias «Buenas noticias desde el infierno», en el que relata la realidad de Venezuela. Invita a leerlo, aunque le gustaría que fuese posible vivirlo in situ pero por la situación actual no lo hace.

A los creyentes les pide que recen. A los que lo son y a los que no que ayuden en la medida de lo posible. Da la bienvenida a las donaciones con las que comprará gasas, alimentos, medicinas o compresas. Debido a su vinculación con Málaga, donde ha estado destinado durante muchos años antes de emprender a México y Venezuela, explica que la Fundación El Pimpi está al tanto de sus labores y que remitirá a los donantes interesados toda la información necesaria.

Además, el Colegio de Médicos de Málaga y la Coral Arca y Enebros han organizado un concierto solidario para colaborar con el Padre Cacho en su misión. El evento tendrá lugar este sábado, 6 de julio, a las 20.00 horas en el salón de actos de la institución, donde el misionero relatará la situación tan complicada por la que atraviesa Venezuela.

El dinero de las entradas irá íntegramente destinado a ayudar a las familias del país latinoamericano de la mano del misionero, quien se muestra «enormemente agradecido por la solidaridad malagueña». El precio de la entrada es de 10 euros y se pueden adquirir a través de la plataforma Ticketea .

Para aquellos que no puedan asistir y quieran colaborar igualmente pueden hacerlo a través de la fila cero que el Colegio de Médicos ha habilitado. El número de cuenta es el ES21 2103 3001 9233 00030477 y con concepto: Padre Cacho.

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