Una oposición para lograr un trabajo de otro mundo: ser sepulturero en el pueblo malagueño de Álora

Once de los 66 aspirantes a la plaza pasan el examen teórico antes de la prueba práctica, consistente en colocar una lápida

El cementerio de la localidad malagueña de Álora busca sepulturero ABC

P. D. A.

¿Sabe en cuántos grupos se clasifican los cadáveres según la causa de defunción? ¿O quién debe realizar un embalsamamiento? ¿Y si está sujeto a algún tipo de normativa el estuche para transportar las cenizas de un difunto? Si no conoce la respuesta, posiblemente no será usted uno de los 11 aspirantes que han pasado la prueba teórica para lograr la plaza de sepulturero que ha convocado el Ayuntamiento de Álora (Málaga). Una prueba a la que le seguirá una práctica consistente, según informaron desde el consistorio, en la colocación de una lápida .

Fuentes municipales explicaron que, tras la jubilación de uno de los empleados del camposanto municipal, que había estado 20 años ocupando el puesto de sepulturero, se decidió convocar una oposición para que concurriese toda aquella persona que quisiese un trabajo «tranquilo» y un sueldo fijo .

Aunque la mayoría de los casi 70 candidatos eran del municipio, «jóvenes y mayores, con estudios y sin ellos», también fueron algunos foráneos los que quisieron presentarse a una oferta laboral poco corriente, pero que podía asegurar el futuro de quien la lograse.

La oposición planteaba en sus bases dos exámenes : uno teórico, que se celebró el pasado 30 de junio; y uno práctico que se llevará a cabo el próximo día 27 de julio en las instalaciones del cementerio.

Al primero se presentaron finalmente 47 de los 66 personas que presentaron la documentación, y fueron 11 –el 23,40 por ciento- los que lograron aprobar. La nota más alta fue de 7,75 , mientras que la más baja fue un cinco raspado.

La prueba constaba de 40 preguntas tipo test en el que se abordaban aspectos relacionados con la administración local, aunque la mayoría de cuestiones versaban sobre la Ley Mortuoria .

Los opositores se enfrentaron a dos modelos de exámenes con cuatro posibles respuestas a cada pregunta. Algunas de ellas, por ejemplo, estaban relacionadas con las tasas que el Ayuntamiento tiene establecido para realizar una inhumación, la limpieza de un nicho o la colocación de una lápida; también sobre el funcionamiento y competencias de un Consistorio o qué broca utilizar para hacer taladrar la pared –Widia–. También había alguna pregunta «trampa» como qué norma aprobó el Estatuto Básico del Empleado Público y en la que ninguna de las tres primeras opciones ofrecidas era correcta.

Pero el grueso de las cuestiones trataban sobre el Reglamento de Policía Sanitaria Mortuorio, como qué es la radioionización –destrucción de los gérmenes que producen la putrefacción- o qué se entiende por restos cadavéricos –lo que queda en el cuerpo humano, terminados los fenómenos de destrucción de la materia orgánica , una vez transcurridos cinco años siguientes a la muerte-.

Las personas que han superado esta parte deberán realizar una prueba práctica en el cementerio de San José consistente en la colocación de una lápida. Once aspirantes para un solo puesto. El consuelo que les quedará a los que se queden a las puertas es que entrarán a formar parte de una bolsa de trabajo para hacer sustituciones o cubrir la plaza si se produce una nueva vacante.

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