Sucesos

Los dos mordiscos que delataron al violador de Málaga

Así detuvo la Guardia Civil al joven de 29 años detenido por agredir sexualmente a una mujer de 62

Pablo D. Almoguera

Cuando los agentes estaban frente al joven, algo más que su complexión y sus tatuajes agudizó su instinto. En uno de sus brazos observaron dos heridas cuyo origen no terminaba de explicar el sospechoso, pero los investigadores lo tenían claro: eran dos mordiscos . Dos mordiscos que le había dado la víctima, una mujer de 62 años, cuando luchaba para evitar ser violada . La prueba que les faltaba para encauzar un caso que había generado cierta alarma social en el municipio malagueño de Alhaurín de la Torre y que quedó cerrado cuando la víctima, entre lágrimas, reconoció fotográficamente a su agresor . Un joven de 29 años que ha ingresado en prisión .

Según informó ayer la Guardia Civil, los hechos sucedieron en la mañana del pasado día 31 de julio cuando la mujer, que se encontraba dando un paseo por los alrededores de su domicilio, fue asaltada por un individuo  que la amenazó y la agarró por el cuello hasta conducirla a un descampado de la zona conocida como Arroyo Grajea de la citada localidad.

Su atacante la tiró al suelo en una zona de desnivel y, aunque la mujer se defendió llegando a morder al joven en uno de los brazos, finalmente logró consumar la agresión sexual.

La víctima presentaba múltiples heridas producidas por el ataque que precisaron su traslado hasta el hospital Clínico Universitario de de Málaga, donde fue asistida de laceraciones y moratones en distintas partes del cuerpo. Aunque las lesiones más graves, según explicaron fuentes consultadas por ABC, son las emocionales.

A partir de ese instante, los agentes del Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Alhaurín de la Torre arrancaban una investigación que partía con una descripción vaga del posible autor donde se apuntaba su complexión y que llevaba tatuajes . Como la mayoría de los jóvenes de hoy en día.

A unas características físicas comunes, se unía la ausencia en la zona de cámaras de seguridad o testigos que abrieran líneas de investigación que comenzar a analizar. Los responsables del caso comenzaron a trabajar a la vieja usanza y, en base a la descripción aportada por la víctima, comenzaron a «patearse» el municipio entrevistando prácticamente a cada persona que se cruzaban. Bares, grupos de jóvenes reunidos o vecinos. Cualquier dato podía iluminar el caso.

Las indagaciones llevaron a los agentes hasta la vivienda de P.S.E.M., un chico del municipio cuyo comportamiento levantó sospechas tras permanecer cerca de 24 horas desaparecido después de perpetrarse la agresión sexual. Cuando los agentes estaban frente a él, en la vivienda familiar donde el entonces sospechoso vive con sus padres, comprobaron que su descripción encajaba con la ofrecida por la víctima. Aunque lo que más llamó la atención fueron dos heridas que el individuo presentaba en un brazo y que llevó a los agentes a recordar que la mujer se defendió y atacó a su agresor.

Con ese gusanillo en el estómago que les hacía pensar que estaban ante el autor del ataque, se reunieron con la víctima y le mostraron varias fotografías del sospechoso: entre lágrimas, lo reconoció  «sin género de dudas», informó el citado cuerpo.

El joven, de 29 años, fue finalmente detenido el pasado día 4 de agosto como presunto autor de la agresión sexual y fue puesto a disposición de la autoridad judicial un día después, decretando su ingreso en prisión.

La reconstrucción de los hechos realizada por los investigadores del Instituto Armado concluye que el arrestado estuvo de fiesta con sus amigos toda la madrugada previa al ataque. Cuando regresaron al municipio, una vez había salido el sol, al detenido lo dejaron en una parada de autobús próxima al lugar donde la víctima fue abordada. El joven caminaba hacia su casa en el momento en el que se topó con la mujer , a la que abordó desde atrás para cogerla en el cuello y amenazarla violentamente para que los acompañara. Una vez en un lugar donde no podía ser visto, la agredió sexualmente.

Las citadas fuentes explicaron que durante su declaración, el detenido dijo no recordar nada . Una «amnesia» limitada al momento del a violación, ya que sí reconoció que había estado de fiesta y que sus amigos lo habían dejado cerca del lugar del ataque.

El joven no tenía antecedentes por delitos sexuales, lo que dificultó aún más el caso, ya que los autores de este tipo de acciones suelen ser reincidentes. Pero,   «igual que le pasó a esa mujer, le pudo haber pasado a cualquier otra que se hubiese cruzado con él» , sentenció una de las fuentes consultadas.

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