El verano de mi vida
El menú de Dani García en el verano de su vida: bidones de chanquetes, espetos y un «frigo pie»
El cocinero recuerda con cariño la Marbella de su infancia en la que iba a la playa a por pescado recién salido del mar
Durante 30 años, la presión de la alta cocina robó a Dani García el verano. Se pasaba esta época entre fogones, alejado de todo, tratando de conseguir un sueño. Tras apagar sus tres estrellas Michelin, para conquistar el mundo con sus restaurantes de tradición andaluza, ahora quiere también recuperar una época estival en la que recuerda con cariño los años vividos en su adolescencia. Aquellos en los que repartía publicidad de un tobogán para que lo dejaran tirase gratis, montaba en bicicleta e iba a «tirar del copo» con su padre a la playa de El Pozuelo . Acampaban y, cuando llegaban los pescadores, les ayudaban a sacar las redes cargadas de pescado.
Tiraban de los cabos hasta colocar las redes en la arena. «Al abrirlas era una fiesta con todo el pescado allí saltando, fresco, recién salido del mar» , asegura el cocinero, que tiene la imagen de toda la familia esperando a las jábegas de los marengos para recoger el pescado que traían. «Luego nos quedábamos allí, comíamos pescado fresco y helado. Hasta nos quedábamos a dormir», rememora el cocinero, que está probando nuevas incursiones de pescado en la carta de Lobito de Mar, un chiringuito sin mar que ha creado para servir pescado fresco y arroces.
Había sardinas, jureles y bidones llenos de chanquetes . «Ahora están prohibidos, pero recuerdo aquellos bidones llenos. Tengo esa imagen. Luego nos los comíamos frescos, estaban muy buenos», relata Dani García, que señala que era una experiencia única, con unos sabores y momentos difíciles de recuperar. Pasábamos todo el día allí en la playa y sólo se comía ese pescado recién salido del mar. «Mi padre hacía espetos con el pescado , casi todo era azul y pequeño. Íbamos allí a comernos aquel pescado con mis padres, mi hermana, mis tíos… Los recuerdo a todos», afirma con cariño.
El pescado era un plato principal que regaba con coca cola, la bebida que sigue siendo su principal apuesta. A esto sumaba un postre fijo, que también era merienda o una forma de refrescarse en una calurosa mañana: el «frigo pie» . «Es el helado de mi infancia. Lo comíamos sin parar», relata García, sobre este dulce de fresa con forma de pie de la conocida marca. Recuerda que había ese helado en la playa, en casa o encima de la bicicleta. «A todas horas. Es el helado de mi infancia» , concluye.