SUCESOS
La maldad tras un crimen chapuza
Los agentes se muestran sorprendidos por la frialdad y falta de remordimientos de los cuatro jóvenes que secuestraron a un hombre en Granada para robarle y al que trasladaron a Málaga para matarlo
![Traslado de uno de los cuatro detenidos](https://s2.abcstatics.com/media/2016/07/28/s/aapinares2--620x349.jpg)
El «niño de la Romareda» , nombre artístico con los que subía videos a Youtube cantando canciones de todo tipo, se topó con la maldad frente a frente. Sus últimas horas de vida fueron de sufrimiento. Mucho sufrimiento. Golpeado hasta que sus raptores quedaron exhaustos, amordazado y maniatado, trasladado en vida desde Granada a Málaga, asesinado por estrangulamiento y quemado posteriormente. La Policía Nacional ha resuelto su brutal muerte. Un crimen perpetrado por unos veinteañeros que lo conocían y a los que se les fue de las manos lo que iba a ser un simple robo . Tres adultos y una menor cuya frialdad y ausencia de remordimientos han llamado la atención de los investigadores. Los tres primeros duermen ya en prisión y la cuarta implicada, en un centro de reforma.
A la espera de que las pruebas de ADN lo confirmen oficialmente, los responsables del caso trabajan con la única hipótesis de que el cadáver calcinado hallado el 19 de julio en la zona de Pinares de San Antón de la capital malagueña es F.G.R. , un pensionista de unos 50 años residente en Granada .
El descubrimiento del cuerpo lo realizó el propietario de una finca tras observar en el camino una rama rota y rodadas de un vehículo que recreaban un trayecto zigzagueante. Aunque lo que llamó su atención fue que salía humo de un hoyo que había hecho días atrás y donde tenía pensado plantar otro olivo. Al acercarse, descubrió en su interior un cadáver humeante.
![Traslado del cadáver calcinado hallado el 19 de julio en la zona de Pinares de San Antón](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2016/07/28/s/traslado-cadaver-malaga2-kAD--510x286@abc.jpg)
Hasta el lugar se trasladaron efectivos del Grupo de Homicidios y de la Policía Científica , así como la comitiva judicial y miembros del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, necesarios para trasladar el cadáver al encontrarse en una zona escarpada.
En las proximidades descubrieron un vehículo que se había precipitado por un terraplén y que fue clave para el caso, ya que fue en el que trasladaron a la víctima hasta ese lugar apartado y con el que los arrestados sufrieron un accidente cuando trataban de huir por los caminos terrizos. Los agentes hallaron en su interior documentación que ayudó a identificar rápidamente a una serie de sospechosos y que trasladó la investigación a Granada.
Esa misma tarde, los agentes ya tomaron declaración a varias personas, aunque no fue hasta dos días después cuando se comenzaron a practicar las primeras detenciones –dos jóvenes y una menor– en el municipio granadino de Padul que ya estaban en el radar policial.
Fuentes cercanas al caso consultadas por ABC explicaron que los arrestados conocían a la víctima y presuntamente decidieron robarle, para lo que lo trasladaron al domicilio de uno de ellos, donde lo maniataron y comenzaron a torturarlo hasta que F.G.R. reveló los números secretos de sus tarjetas bancaria. Realizaron varios reintegros en cajeros, pero cuando regresaron a la vivienda les surgió una pregunta fundamental: «¿Qué hacemos con él?». La respuesta fue contundente: «Matarlo» .
La víctima podía identificarlos plenamente, y ya llevaba ocho horas retenida , por lo que decidieron ejecutar su macabro plan para borrar cualquier prueba y que consistía en matar al «niño de la Romareda» y calcinar su cuerpo.
Los detenidos supuestamente lo dejaron inconciente y lo encerraron en el maletero . Para que no se vinculara el cuerpo con Granada, en el caso de que fuese hallado, decidieron trasladarse a Málaga. Una vez llegaron a esta ciudad, se desplazaron –aleatoriamente, según piensan los investigadores– a la zona de Pinares de San Antón. Allí llegaron de día, y fue el momento en el que pasaron de ser unos simples rateros a convertirse en asesinos.
Sacaron a F.G.R. y lo estrangularon, como reveló la autopsia, que duró dos días y en la que se detectó la rotura de un pequeño cartílago del cuello que fue reveladora para saber cómo asesinaron al hombre. Una vez lo creían muerto, lo tiraron a un agujero abierto para plantar un olivo, lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego. El examen médico legal, en base a que el fallecido no tenía restos de humo en los pulmones, concluyó que la víctima estaba muerta cuando ardió ; aunque el testimonio de uno de los detenidos ha alimentado las dudas.
Los investigadores aún tratan de atar algún cabo suelto, como dónde adquirieron el combustible, para cerrar definitivamente un crimen que les ha llamado la atención no sólo por la chapuza de sus autores, sino por la frialdad demostrada por los mismos tras su detención, sin ningún tipo de remordimiento o sentimiento de empatía .
En el juicio se podrían enfrentar a penas que rondarían los 30 años de cárcel, ya que, entre otros delitos, están acusados de asesinato, robo con violencia, detención ilegal y estafa.