DESESCALADA MÁLAGA

Málaga, estancada en la desescalada: «Al menos podremos ver cómo abren otros»

La Costa del Sol sigue confinada con negocios cerrados e incertidumbre en los que han vuelto a la actividad

El tradicional Café Central en Málaga capital cerrado y sin terraza J.J.M.

J.J. Madueño

La provincia de Málaga se ha quedado atrás en la desescalada planteada por el Gobierno. Mientras seis provincias de Andalucía abrían este lunes sus terrazas o algunos de sus comercios, para comenzar a caminar hacia la «nueva normalidad», en Málaga y Granada las persianas seguían echadas, s ólo algunos aventureros se han atrevido a quitar el candado . Los hoteles siguen cerrados, las playas se usan para hacer deporte y en los paseos marítimos llenos de vida, como el de Fuengirola, sólo hay alguna tienda de comestibles abierta. El resto de establecimientos es una secuencia desoladora de negocios cerrados , muchos de estos en manos de extranjeros, que no saben si volverán a abrir sus puertas cuando se llegue a la fase 1.

Algunos aprovechan esta semana más sin actividad para acondicionar los negocios de cara a pasar a la siguiente fase y, entonces, abrir. «Estamos pintando, este está cerrado» , asegura uno de los trabajadores en un restaurante de la calle Strachan en Málaga capital, ciudad en la que el centro esperaba comenzar a recuperar su pulso esta semana, pero donde el inicio de la «nueva normalidad» tendrá que esperar.

Sin pescado por ser lunes, el Mercado de Atarazanas es uno de los focos de la actividad durante la mañana. Cerca de allí, un zapatero de calle Nueva se queja de que algunos clientes han llegado pidiendo rebajas por la situación. «¡Me lo dejarás más barato!» , cuenta en voz alta a la empleada de otro negocio cercano. Es de los pocos que han abierto sus puertas para no seguir sumando pérdidas, para tratar de amortiguar los gastos.

Hay pocos locales abiertos, la Policía patrulla las calles donde los vecinos van con mascarillas con paso firme a un destino fijado antes de salir de casa. El tradicional Café Central de la Plaza de la Constitución se mantiene clausurado . No hay bullicio, solo un fuerte viento y la cola de la panadería anexa. Es lo habitual, mientras empiezan a aparecer algunos valientes que apuestan por dar un servicio para llevar en la hostelería. «Esto sólo da para pagar. Estando aquí solo pierdo el tiempo» , Antonio Puente en La Recova.

«Muchas veces piensas si esto va a ser rentable» , añade Teo Rodríguez, que es dependiente de la tienda gourmet De Bandera junto a la catedral, donde han vuelto a la actividad este lunes, después de cincuenta días de confinamiento. «Hemos abierto para ir dando alegría a la zona. Hemos tenido clientes a la hora del paseo de los mayores, hasta las 11.30 horas, pero queremos que la gente se contagie y vayan abriendo », relata Rodríguez, en consonancia con Antonio Puente, que comenzó la semana pasada a dar desayunos y menús para llevar junto a la Iglesia de San Juan en Málaga capital. «Que los clientes vayan viendo que estás e ir aconstumbrándome a la nueva forma de hacer las cosas », abunda Puente.

Antonio Puente sirve desayunos y menús para llevar desde su pequeño restaurante en el centro para arrancar su actividad en la Fase 0 J.J.M.

La Recova es un pequeño establecimiento que esperaba contar con su terraza este lunes. «Muchos clientes quieren tomar una cerveza y alternar, pero parece que vamos a tardar una semana más» , narra Puente, quien explica que su principal preocupación en esta crisis es recuperar a su plantilla para poder volver a la normalidad. « N ecesito arrancar por el personal . No quiero dejar a nadie atrás», asevera este hostelero.

Mientras los repartidores en bicicleta de empresas de «delivery» buscan las comandas en los pocos locales abiertos, en la Plaza de la Flores, «Beluga» tiene su cocina en funcionamiento desde el pasado 17 de marzo. Una apuesta que, hasta ahora, les está saliendo bien, pero que no les da para recuperar a la plantilla perdida. «Damos unas 12 comidas diarias y el fin de semana llegamos hasta las 70 u 80 comandas », reconoce Andrea Marcos, que intenta ver el lado positivo al estancamiento de Málaga. «El retraso, al menos, nos deja ver cómo lo harán en otros lugares para abrir , porque no hay directrices claras ni sabemos qué medidas tenemos que tomar», afirma Marcos.

Lo que más les quita el sueño a los miembros de este negocio es la incertidumbre de qué pasará cuando llegue la fase 1 y cómo deben transformar su negocio. «No sólo no sabemos qué hacer, ni si habrá horarios para apertura o los espacios que podemos ocupar. Al principio la terraza era un 30 por ciento, luego un 50 por ciento de la habitual. No hay claridad. Nuestro principal problema es la desinformación», explica Diego René, cocinero de «Beluga».

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