PABLO RÁEZ
La importancia de seguir diciendo «siempre fuertes»
Andrea Rodríguez relata en su libro el tiempo que pasó junto al marbellí Pablo Ráez
Es complicado asumir la pérdida de un compañero de vida que le enseñó que había que seguir viviendo aunque la muerte terminase separándolos. El amor fue fuerte e hizo que Andrea Rodríguez y Pablo Ráez se cuidaron mutuamente desde el día que se conocieron hasta que el joven falleció por culpa de la leucemia. Ahora ella publica un libro con el legado que nos dejó él, un chico que consiguió que las donaciones de médula se multiplicaran en España. «Hice un gran esfuerzo, pero sus palabras son oro y han sido un bálsamo para mí» relata la joven, quien empezó escribiendo a modo de diario para sanar sus heridas.
El legado de Pablo quedará inmortalizado gracias a Andrea, quien tuvo que «buscar el sentido a cada palabra» que el marbellí firmó. Se lo pensó, no quería que su relación se desvirtuara, que cayese en el sensacionalismo y los lectores se asomaran a «Cuando nos volvamos a encontrar» para hacerse con los últimos resquicios del morbo de la pareja. «No quiero el protagonismo» insiste la joven, quien publicó su primera novela basada en hechos muy reales esta semana.
«La historia está escrita desde el corazón y el respeto» , un mensaje de amor y de esperanza para encontrar «motivos para seguir viviendo y vivir con sentido, encontrando en los malos momentos esa dirección en la vida». Así es la esencia y el alma de Pablo, quien siempre se mantuvo fuerte y con una sonrisa, pese a que la leucemia le iba ganando la batalla. Nunca abandonó la lucha, fue un auténtico gladiador, pero el 26 de febrero de 2017 se desarmó.
El libro relata la visión de Andrea, la historia desde el otro punto de vista , pero dejando en papel las palabras del joven. «Ahora tengo en mi mesilla de noche esas frases que tanto me estaban ayudando» y que han visto la luz para calmar el dolor de aquellos que estén pasando por una situación similar.
El proceso de documentación fue muy duro explica a ABC la autora, quien confiesa que «no podía escuchar la voz y ver las imágenes de Pablo en las entrevistas de radio o televisión» , pero se enfrentó al dolor para que su legado jamás muriese, para que sus palabras recorriesen el mundo como lo hizo su mensaje.
Cuando comenzó a recopilar la información, Andrea salió de la burbuja atemporal en la que se había sumergido con la enfermedad de Pablo, ahí fue cuando se dió cuenta que «él hizo lo que nunca nadie había hecho y eso tenía que quedar por escrito» . La leucemia cegó todos los éxitos que Pablo había conseguido con su mensaje, disparando el número de donantes gracias a su optimismo y fortaleza.
El borrador llegó a manos del padre de Pablo , Andrea necesitaba que la familia del joven apoyase la publicación y así fue. «Cuando recibí su llamada estaba realmente emocionado, sintiéndose orgulloso», ahí estaba el empujón que la autora necesitaba para que «Cuando nos encontremos» viese finalmente la luz. Abrió su canal por el esternón, mostrando al mundo cómo se habían sentido durante todo el proceso, pero tras la enhorabuena del padre de Pablo se sintió satisfecha y feliz . «Todo lo que venga a partir de ahora es añadido, quería que se sintiera orgulloso».
Ahora no sabe qué vendrá, quiere seguir escribiendo pero no sin antes desaparecer de la vida pública, alejarse de la denominación «la novia de Pablo Ráez» . «Él siempre me decía que yo era mucho más que eso, una persona que tiene mucho que dar», por eso no busca protagonismo. «Ahora poco a poco iré desapareciendo, buscando esa invisibilidad».
Se sostuvieron en el amor y en la superación, dos almas que se acompañaron en un proceso duro. No quisieron seguir los patrones e hicieron de ese amor una forma de vida. El legado de Pablo Ráez ahora es eterno gracias en parte, aunque no quiera reconocerlo, a Andrea.
El libro, que salió a la venta el pasado 22 de enero y será presentado este jueves en Madrid, está editado por Cross Book y cuenta con un prólogo del actor Dani Rovira , quien se implicó con Pablo en sus últimos meses.
«Si tuviese algo que añadir es Siempre Fuertes» sentencia Andrea.
Una campaña excelente
Pablo Ráez se marcó el reto de llegar al millón de donantes de médula ósea . La campaña que puso en marcha para alcanzar ese objetivo espoleó las conciencias de miles de personas, que asumieron como suya la petición del joven marbellí y no dudaron en acudir a su llamada.
El resultado fue que 2016 cerró con un aumento de 1.300 por ciento en la provincia de Málaga, según precisó el director del Centro Regional de Transfusión Sanguínea (CRTS), Isidro Prat. Ese crecimiento espectacular fue gracias al llamamiento hecho por Pablo, un mensaje que caló entre muchos ciudadanos, no solo de la provincia malagueña, sino de todo el país.