Málaga

La huelga de hambre de la marinera de Málaga retenida en Dubai tras ser despedida de otro yate en Marbella

Mercedes Cárdenas y su pareja protagonizaron una protesta en Puerto Banús en 2019 contra los propietarios de otro barco a los que acusaron de «acoso laboral»

La pareja, durante la huelga de hambre que llevaron a cabo en 2019 SUR / Josele

Pablo Marinetto

Este martes se cumplen 34 días de la segunda pesadilla laboral que vive Mercedes Cárdenas. La marinera malagueña que fue retenida en Dubai cuando trataba de regresar a España por recomendación de la Embajada ya protagonizó una huelga de hambre en 2019 junto a su pareja, José Luis Sánchez tras ser despedida de otra embarcación de lujo en Marbella.

Ambos se apostaron con pancartas de protesta en Puerto Banús , ante la Inspección de Hacienda, Capitanía Marítima, Inspección de Trabajo, el Instituto Social de la Marina y en la urbanización La Zagaleta, en la que residía la familia propietaria del yate de lujo 'My Clansea', de 27 metros de eslora y fondeado entonces en Puerto Banús.

De la noticia daba cuenta el diario Sur, que recogía la denuncia de esta pareja y compañeros de trabajo que desde hacen un semanas buscan la ayuda de las autoridades diplomáticas españolas para traer a Mercedes de vuelta a Málaga , tal y como informó ayer lunes este periódico.

El yate del puerto marbellí en el que trabajaban era propiedad de la empresa Lymalia Limited, en manos de la familia de un multimillonario británico cuya muerte desencadenó todos los problemas de la tripulación.

Mercedes Cárdenas, en Dubai ABC

En su momento, Sánchez, capitán de la embarcación, y Cárdenas, marinera, denunciaron que tras el fallecimiento del propietario habían empezado a sufrir «acoso laboral, exceso de trabajo , con más de 328 horas extraordinarias, horarios aleatorios e imprevisibles, sin disfrute de vacaciones, ni descansos».

A todo ello sumaron que la embarcación incumplía requisitos oficiales náuticos como inspecciones o el plan de prevención de riesgos laborales; cuestiones relacionadas con la seguridad a bordo que también denunciaron en el yate de lujo fondeado en el emirato árabe de Dubai.

Además de la familia propietaria, el barco 'My Clansea' se ofertaba a otros clientes y en una de sus salidas al mar, Sánchez aseguró haber transportado a un grupo de menores de edad que consumieron alcohol y sustancias estupefacientes. Ante esto el capitán dio aviso a las autoridades de acuerdo a lo establecido el ordenamiento náutico, y los jóvenes fueron sancionados al llegar a puerto.

Aquel episodio les provocó a ambos «un ataque grave de ansiedad y estrés laboral que los llevó a ingresar de urgencia en el Hospital de la Costa del Sol». Según indicaron, al día siguiente, la marinera fue despida, y días después lo fue él.

Tras esto presentaron una denuncia laboral por despido nulo. El yate había sido puesto en venta y temían que en ese tiempo la empresa se disolviera, de ahí que instaran el embargo previo de la embarcación y de las cuentas de la empresa para poder reclamar cerca de 72.000 euros en concepto de salarios de tramitación, así como una indemnización por daños morales y una carta de resarcimiento de su honor.

Este calvario marbellí fue la precuela de l a pesadilla que Mercedes vive hoy a más de 6.000 kilómetros de casa cuyo final aún está por ver. Tras un mes de angustia para ella y su familia, aún desconoce la causa por la que le impiden salir del emirato, no cuenta con ningún documento oficial que lo justifique y denuncia el escaso interés de la Embajada española en resolver su situación.

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