SEMANA SANTA
«Hasta los silencios son sonidos en la Semana Santa»
Antonio Guadamuro será el Pregonero de la Semana Santa de Málaga tras medio siglo cubriendo la información cofrade de la ciudad para Cope
![Antonio Guadamuro / J.J.M.](https://s2.abcstatics.com/media/2016/02/03/s/img-0543-copia-2--620x349--620x349.jpg)
Lleva medio siglo narrando el paso de los sagrados titulares malagueños por las calles de la ciudad. Antonio Guadamuro, el decano de la información cofrade en Málaga, será también este año el pregonero de la fiesta a la que ha dedicado su vida profesional. «Allí está el escenario», dice pensando en un posible miedo escénico. Augura un pregón acorde a lo que se espera de la voz que ha acompañado a tantos malagueños en las noches de penitencia. En el estudio que lleva su nombre en Cope Málaga, reconoce que le ha costado más escribir el pregón de lo que le va a costar desarrollarlo y da pinceladas de lo que dirá en el Teatro Cervantes.
¿Cómo va a ser el pregón de Antonio Guadamuro?
Algunas de las cosas que salgan en la edición del pregón no las habré dicho o, por el contrario, habré dicho otras que no estén ahí. No soy el clásico orador que da un pregón barroco. Voy a hablar de Semana Santa, de hermandades y de cofradías, de lo que siento y he vivido. Lo que he hecho toda la vida en la radio. No voy a hacer un pregón barroco ni cursi, porque esas cosas no las quiero y no sé decirlas. Puede que haga el ridículo, pero soy como soy y el pregón será así.
¿Qué pregones anteriores ha tomado como referencia?
No me he leído ningún pregón para no caer en la tentación de plagiar algunas frases. Pero voy a nombrar a José Luis Hurtado de Mendoza, que fue Hermano Mayor de Viñeros y cronista de la Agrupación de Cofradías, que lo dio en 1982 y fue uno de los mejores pregones de la Semana Santa de Málaga. Malagueño, sentido y corto. El primer pregón que escuché fue en el 1957 de José Luis Utrera Molina. Esos dos estarán presentes. También recordaré a muchos periodistas de radio y prensa que ya no están o de los poquitos que quedan. Maestros de los que aprendí bastante.
¿Cuáles son los sonidos de la Semana Santa de Málaga?
La música de cornetas y tambores o de agrupaciones, las campanitas, las voces de los capataces, los hombres de trono cuando se animan unos a otros, el aguador... Hasta los silencios son sonidos en la Semana Santa. Los cantos de las monjas o los rezos de los hermanos de servitas con la corona dolorosa. Todo son sonidos.
¿Cómo ha cambiado la tradición en estos 50 años?
El Soneto de la Bendición antes del 1929 era una representación en la Plaza de las cuatro esquinas. Iba la mujer Verónica y San Juan, que eran imágenes articuladas con el Nazareno del Paso. La esencia se ha mantenido. La liberación del preso y otras muchas pequeñas tradiciones son señas de identidad de esta Semana Santa, que tiene como fundamento principal los grandes tronos. Antes de la guerra los tronos salían del interior de las iglesias, pero después de la guerra Monseñor Don Balbino Santos Olivera prohibió a las cofradías que hicieran los tronos dentro de las iglesias. Estas se fueron, montaron los famosos «tinglaos» y allí hicieron los tronos más grandes. Me acuerdo de los tinglaos de Plaza de los Mártires o del teatro. Se ponían unos barriles llenos de tierra, unos palos y un toldo. Si llovía era peor que el trono estuviera debajo que a la intemperie. La semana Santa de ahora no tiene nada que ver con las décadas de los 50, 60 o 70. Ha evolucionado para mejor.
¿Todo ha ido a mejor?
Ahora hay buenas imágenes y enseres, pero quizá le falte, por parte del público, más orden y respeto. La Alameda parece un campo de fútbol y calle Larios también. Es una feria. No es culpa de las cofradías, sino del público. Nos falta un poco de respeto y orden.
¿Y las retrasmisiones cómo han cambiado?
Comenzamos en el Círculo Mercantil, al pasar calle Estracha. Luego pasamos a la tribuna. Los medios técnicos que teníamos eran muy pobres y con un punto fijo. No te podías callar. Las cofradías no tenían horarios. Para que la lengua no se nos hiciera un «estrapo» devolvía la conexión, se ponía una saeta y podías descansar. Ahora comenzamos con una tertulia de 2 horas, luego unidades móviles. Cuando me voy a la tribuna, Adolfo Arjona coge las riendas de la retrasmisión y somos seis personas en la calle. Tenemos cubierto desde la entrada de La Alameda hasta Tribuna de Los Pobres, más los encierros que se vayan produciendo. No es un esfuerzo continuo y el oyente tiene una diversidad con estaciones de penitencia en la catedral, salidas, etc. Luego con los móviles hay gente que te llama de sitios donde no estamos y que nos comunica lo que está pasando. Eso con los años 60 no tiene nada que ver.
¿Hay que ser cofrade para contar la Semana Santa?
No soy cofrade de cuota. Conozco las cofradías y sé como funcionan. Creo que no hay que serlo. No soy hermano y la entrega del nombramiento va a ser en San Julián, que es la casa del Resucitado y la Reina de los Cielos, la casa de todas las cofradías.
¿Y ha salido alguna vez con alguna cofradía?
Sí. Salí con varias. Recuerdo que en La Victoria, subiendo el compás, había un convento de agustinas, que se fueron a otro más nuevo. Se quedó el edificio, lo adecentaron y las cofradías lo cogieron como almacén. Un año, los compañeros de Acción Católica decidimos salir en la Cena. Entregamos el DNI, elegimos el sitio, nos dieron el vale para hacer el capirote en calle Álamos, que era horrible porque se pegaban en las sienes las grapas, entré en una habitación y me probé las túnicas, luego en otra habitación las sandalias porque la Cena salía con sandalias. Me las probé en la derecha hasta que una me estuvo bien. Cuando a las dos semanas fui a vestirme las dos eran del pie derecho. Salí con zapatos negros y con la bronca del Hermano Mayor.