Mafias
La guerra de los narcos sacude la Costa del Sol
Los robos de droga y la caída de capos de mayor peso en el Campo de Gibraltar tiñen de sangre la zona. El último caso fue un traficante secuestrado en Estepona y ejecutado en Algeciras
La Costa del Sol lleva un año teñida de sangre por los ajustes de cuentas de las diferentes mafias asentadas en la zona, sobre todo aquellas relacionadas con el narcotráfico. Los expertos aseguran que es el lugar de residencia de los grandes capos de estas bandas, que operan en el Campo de Gibraltar. «Tienen su residencia en esta parte del litoral, viven con sus familias de forma tranquila y pasan desapercibidos», narra Mariló Valencia, delegada del Sindicato Unificado de Policía (SUP), que señala que en los últimos tiempos hay un incremento de los «vuelcos» -robos de droga- y que eso dispara los asesinatos.
Desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) apuntan también a que el problema es que existe un vacío de poder, tras producirse detenciones y desarticulaciones de algunos de los clanes más importantes que operan en el Campo de Gibraltar. «Se están deteniendo a los capos y los jóvenes aprovechan para dar el salto hacia arriba. Pasan límites a los que no llegarían si estuvieran los jefes y lo pagan con la vida », explica Ignacio Carrasco de la AUCG.
El vacío de poder, unido a los robos de droga, dan como resultado un baño de sangre que cuenta con un largo historial de seucesos en lo que va de año. Sin embargo, los «vuelcos» siempre se han producido. « Donde hay droga hay bandas que la roban . Recuerdo un caso en Cabopino en Marbella en el que dos bandas esperaban para robar un alijo», remarca Carrasco.
Nuevo perfil
Las circunstancias han cambiado con respeto a aquellos «vuelcos». El nuevo modelo, que acaba en muerte, es definido como el de un joven traficante con aspiraciones , que ve la posibilidad de dar un salto hacia arriba dentro de la organización haciéndose y distribuyendo un cargamento. Roba a la banda para la que trafica , que tiene a sus capos ausentes, acaba secuestrado, a veces torturado y ejecutado.
El último caso se dio en Estepona. Era un «especialista en vuelcos», como le definen las autoridades. Brian M. es el último de la lista de muertos por ajustes de cuentas en la Costa del Sol. « Quieren hacerse ricos rápido y roban a sus jefes , que les cobran la mercancía con su vida», añade Valencia. En febrero un cabrero de Manilva murió, tras un secuestro exprés, de una brutal paliza de unos traficantes que buscaban un alijo perdido en la sierra de Casares.
En el mes de mayo apareció un croata muerto, tras ser retenido y torturado , en una cuneta de Marbella. A su pareja le habían dado una brutal paliza. A este le siguió la muerte de un narco de Marbella en la comunión de su hijo , un chico liberado por la Guardia Civil de Mijas mientras le torturaban y varios tiroteos en el Puerto de Fuengirola, uno de ellos con dos heridos de bala. En esta ciudad un tipo se fugó de una clínica privada con dos proyectiles en el abdomen nada más recibir los primeros auxilios.
«Sonrisa del Jóker»
Se registró una reyerta con varios heridos de bala en Las Lagunas de Mijas a primeros de julio. Dos jóvenes entraron en un bar y uno acabó disparando a quemarropa a sus rivales. Dos irlandeses que terminaron en una clínica privada heridos de bala a primeros de agosto al salir de una discoteca. Unos sicarios en un coche con matrícula de Marruecos abrieron fuego al verlos en el aparcamiento.
La muerte volvió a finales de agosto, cuando un encapuchado en bicicleta mató a un narco en la puerta de su casa de madrugada. Fue antes de que se hallara a un sueco muerto tras ser torturado por tres sicarios en Mijas y su compañero acabara en el hospital por la heridas causadas. El pasado mes de septiembre un británico ingresó en el hospital de Marbella con la «sonrisa del Jóker» , con la cara rajada desde la comisura de los labios, y varios disparos.
Lo siguiente fue un tiroteo en el centro de Estepona, el secuestro de un traficante y su aparición un par de horas después muerto en un carril de tierra de la localidad gaditana de Algeciras. «Se necesitan refuerzos en los equipos de investigación y más patrullas. Lo de Estepona fue a las 22.30 horas y es una vergüenza que no hubiera una patrulla en una zona tan céntrica», explica Ignacio Carrasco.
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