SEMANA SANTA
La Guardia Civil y la Policía Nacional toman el Miércoles Santo de Málaga
Ambos cuerpos de las Fuerzas de Seguridad del Estado protagonizan dos vistosos desfiles con las cofradías de El Rico y la Expiración
Las calles de Málaga fueron copadas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado el Miércoles Santo. La Policía Nacional y la Guardia Civil desplegaron pasión con las cofradías a las que están unidas por lazos históricos. La primera en salir fue la Policía Nacional. «Este año queremos hacer un homenaje a la Policía, por eso va a haber muchos agentes en la calle y vendrá la caballería», explicaba Antonio Martínez, hermano mayor de la Archicofradía de Jesús El Rico y María Santísima del Amor, en los días previos. Y así se cumplió. «Hemos aceptados todas las solicitudes. Los agentes se apuntan voluntarios y este año no ha habido límite», señalaron desde el Cuerpo Nacional de Policía.
El resultado fue un vistoso despliegue por las calles. Engalanados para la ocasión 160 agentes, según la cofradía, y miembros de la caballería de la Policía Nacional desfilaron junto a la imagen de Jesús El Rico . Lo acompañaron hasta la puerta de la Catedral de la Encarnación, donde el Cristo bendijo y liberó, como marca la tradición, a un preso de la cárcel de Alhaurín de la Torre.
Luego fueron una guardia leal durante el camino hasta que llegaron de nuevo a la casa hermandad de madrugada donde, antes de entrar, la imagen separó por segunda vez la mano de la Cruz, y bendijo a los agentes con todos los presentes para hacer que estallaran las campanillas de los nazarenos.
Policía Nacional acompañando a la Cofradía de N. P. Jesús El Rico. @Cofradiaelrico @CofradiasDeMLG #MAZMalaga https://t.co/gO7UEcjubQ pic.twitter.com/wzfJ3mNbbZ
— Javier Sánchez (@sanchezfcoj) 12 de abril de 2017
Al borde de la media noche, fue el turno de la Guardia Civil vestida de gala para despedir el último aliento del Redentor. Ya había desfilado con la escolta de honor al Cristo de la Sangre, pero el momento grande fue cuando, en medio de la oscuridad, el Señor de la Expiración comenzó a asomar por las puertas de la casa hermandad en San Pedro.
«Viva la honrada Guardia Civil» , retumbaba el himno tras la elegancia sencilla de un trono que camina rodeado de un silencio capaz de quebrar la noche primaveral. Esto sucedía cuando la brigada paracaidista busca devolver al Cristo de Ánimas de Ciegos a la iglesia de San Juan entonando el «La muerte no es el final» .
Era la antesala de la marcialidad que la copará el Jueves Santo, el día grande del despliegue legionario. Es cuando se acaban las guardias de honor, llega el desembarco al puerto y en la plaza de Santo Domingo la Legión rinde honores a su Cristo de la Buena Muerte . Por la tarde, se le suma un escuadrón de la Marina, que llega para acompañar a la Virgen de la Soledad, como patrona de la Armada.
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