CULTURA
Fernando Francés: «Andalucía es ahora el lugar principal de la creación artística; es un momento brillante»
Provocando y siempre a la vanguardia, el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) que dirige es el primer referente de la actual Málaga de los museos
![Fernando Francés, director del CAC de Málaga](https://s1.abcstatics.com/media/2017/01/30/s/fdo-frances--940x250.jpg)
El director del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga, Fernando Francés , acaba ser nombrado Miembro de la Orden del Imperio Británico . «Me lo dan por mis atenciones al arte británico de una forma sistemática», señala. Los juguetes se agolpan en su despacho. «Están nuevos. Hay que darles esto a los niños para que desarrollen su imaginación». No rehúye de las preguntas. «Soy muy viejo para no decir lo que pienso». Su visión del arte se asienta en aquellos autores que «escupen el pensamiento». «Los que usan el arte como un arma». Por ello han pasado por el CAC los cuerpos en descomposición de los Chapman Brothers o las obras de Tracey Emin. «Reflexionan sin adornos», subraya quien tampoco adorna sus opiniones, siguiendo la estela de sus admirados Kara Walker, Paul McCarthy, Raymond Pettybond o Jason Rhodes.
– ¿Cuál es la situación del sector del arte en Andalucía?
– Hay que distinguir entre creación, agentes y mercado. En la creación estamos viviendo un momento brillante. Hay grupos excepcionales en Córdoba, Málaga, Sevilla y Granada. Desde los años 80 hasta ahora no había un grupo de artistas tan compacto e interesante. En Sevilla muchos vinculados a la pintura. En Córdoba a la fotografía y al arte conceptual. En Málaga y Granada hay artistas muy buenos. Andalucía es el lugar principal de la creación artística ahora. En Málaga los agentes están muy bien. En el CAC recibimos todos los días mensajes y llamadas para preguntarnos cómo pueden llegar a ver nuestras exposiciones. Eso sólo ocurría a principios de los 80 en Barcelona o en los 70 en Madrid. Pero eso no es Andalucía. Del C3A de Córdoba sólo sabemos que se abre un nuevo centro de arte. Y en Sevilla no es justo que, con la calidad tan excepcional de los artistas que tiene, tenga una oferta pública tan pobre. El centro en La Cartuja está sin vida, sin visitas y vive de espaldas a la ciudad. Está deslocalizado y no convive con los ciudadanos. Lo más importante de un museo es su capacidad para cambiar la sociedad. Eso no lo puedes hacer en el desierto. Sevilla necesita un centro de arte en el centro de la ciudad. La situación de los agentes públicos del arte es muy pobre en Andalucía. Por último, la situación del mercado del arte es lamentable. No hay coleccionismo. Tampoco apoyo para comprar obras a los artistas. No existen galería privadas y las que había están cerrando. ARCO tienen puesto el veto a Andalucía. Es el 20 por ciento de la población española y solo van dos o tres galerías a ARCO. Si vetas la entrada de galerías andaluza, vetas el mercado del arte en Andalucía.
– Esta navidad se convirtió el C3A de Córdoba en un karaoke...
– Si se confunde un centro de creación artística con un centro cultural es que alguien no entiende que es lo necesario y que es lo que hace falta. Por ejemplo, el Museo Picasso de Málaga organizó un seminario intensivo sobre arte contemporáneo. ¡Alguien ha perdido los papeles! La gente no se da cuenta de la importancia que tiene ser fiel a tu propia identidad, iniciativa y proyectos. Algunos centros de arte no saben qué hacer y se convierten en centros culturales. Picotean para pillar visitantes. En el caso del Museo Picasso tendrán que centrarse en Picasso con su periodo, en sus extensiones y en diálogo o confrontación con los artistas de su tiempo. Pero qué pinta Bill Viola, si ya está el CAC y el Pompidou. Lo mismo pasa con el C3A.
– ¿Qué papel juegan las ferias de arte como las de Sevilla o Marbella?
– Conozco muy buenas colecciones en Marbella. Son extranjeros que han comprado en galerías internacionales. Si creas una feria de arte de proximidad, donde los coleccionistas son de alto nivel, no van a visitar la feria. Pero si pensamos en Málaga o Sevilla, sí puede haber una masa crítica para hacer una feria de arte pequeña. El problema es que están en el recinto ferial. Eso es muy lejos del centro. El visitante tiene que ir dando un paseo. Pueden tener una pequeña feria, pero no están en el lugar adecuado.
– ¿Puede ser un buen proyecto para el edificio Astoria-Victoria en Málaga?
– No valdría para hacer ferias porque sería 10 días al año. Ahí se habló de un museo de los museos. De alguna manera se ha hecho con el Museo Ruso y el Pompidou. Un lugar que fuese receptor de buenas colecciones de otros museos. No traer lo que desprecian, sino lo mejor de los fondos que no se utilizan. Si invitas al Metropolitan y acuerdas dos años te da piezas por dos años. Otra parte importante serían las colecciones de los propios artistas. Ni el MoMa de Nueva York tiene mejor colección de Jasper Jonhs que el propio pintor. Richard Serra tiene una colección de arte excepcional, al igual que Richard Prince. A los artistas les gusta mostrar su mirada sobre el propio mundo del arte. Eso podría haber tenido cabida en ese museo. No existe nada igual. Hubiera sido barato y rentable, porque tienen el mejor lugar de la ciudad de Málaga. Es una oportunidad perdida.
– ¿Se trata bien a los creadores andaluces en su tierra?
– Se dio un paso atrás con la anulación del programa «Iniciarte». Luego lo continuaron sin criterio. Ayudar a un artista no es presentar un proyecto, dar 10.000 euros para producirlo y hacer una exposición. En las ayudas públicas debe haber mucho control y una estrategia que no existe. Ha habido estrategias en la gastronomía y en el cine, donde ha habido gente que ha vivido de ayudas toda su vida sin dar un palo al agua. No se valora el esfuerzo, pero la industria del cine es consistente y hay un lobby.
– ¿Qué balance hace de sus 14 años al frente del CAC?
– Hemos conseguido una programación que nadie había soñado que se hiciera en España hace 15 años. Hay profesionales que no se explican cómo se hace esto sólo con 3,3 millones de euros. Y no es sólo atraer al público, que eso ya es novedoso en España. Hemos hecho una programación de excelencia y alto nivel intelectual, pero aceptada por los ciudadanos. El 60 por ciento de nuestros visitantes son malagueños. En otros museos de la ciudad la gestión se dirige la turista. Eso no crea una transformación social. Los vecinos deben estar implicados y el museo ser una herramienta. Hacemos Mark Ryden para mostrar la mirada de un americano en contra de las enfermedades del mundo y no para traer a un artista de culto por primera vez a Europa. Eso ha calado. Somos el único museo en la historia de España que ha vendido una exposición a la Tate Modern de Londres. Fue la del británico Simon Starling.
– Le ha valido, entre otras cosas, ser miembro de la Orden del Imperio Británico...
– Es por una mirada constante sobre el arte británico. Ha sido el mostrar el arte británico con una serie de criterios organizados lo que ha hecho que me den el reconocimiento, sin ser pretendido. La segunda exposición de CAC fue la primera retrospectiva que se hizo en España de Tony Crag y ahora viene Peter Doig, que es el pintor británico de mayor éxito.
– ¿Qué espera del futuro?
– Si vuelven a sacar concurso público en 2018 me vuelvo a presentar, porque quedan muchas cosas por hacer. Y no sólo hay que ganar el hipotético concurso, sino que hay conseguir que se amplíen los metros cuadrados. Este museo necesita crecer. Hace un año hemos mirado el arte en oriente. Hemos tenido a Ai WeiWei y a Yan Pei-Ming. Ahora traemos a Jia Aili. Hay mucho que reflexionar sobre el arte pop del XXI. Sabemos mucho del arte pop del XX con Warhol, Lichtenstein o Jasper Jonhs. Ahora hay un arte pop en la calle. No hay nada más popular que una imagen con un spray en la pared. Excepto Banksy es desconocido. Vamos a hacer Invaider, que puede tener medio millón de seguidores en Instagram. Ya hemos hablado con él. He estado con Black Le Rat y le he propuesto hacer una exposición. Se le saltaron las lágrimas. Hay muchas vías de trabajo para explorar. Compramos sistemáticamente artistas andaluces. También seguiremos con una sala dedicada a ellos.
– El CAC es gratis. ¿Su éxito se debe a eso?
– La entrada a un museo la pagan el 25 por ciento de los que van. Tampoco son más rentables porque se cobre entrada. Es falso. Hemos vendido a Italia la exposición de Mark Ryden, sólo las devoluciones de esas piezas suponen 100.000 euros. Las entradas de un año de todos esos museos. Han perdido 300.000 visitantes por cobrar esa mísera entrada. No cobres y busca los recursos fuera de España.
– ¿Pero el CAC sería viable sin el apoyo económico del Ayuntamiento?
– No, pero tampoco El Prado. La gratuidad influye en el número de visitantes, pero no en la calidad de los mismos. Aquí vienen los que quieren venir. No hay tour operadores. Buscan la calidad y lo que les interesa. Aquí no viene nadie detrás de una sombrilla, pero vienen muchos. Ganamos en cantidad, pero arrasamos en calidad.
– ¿Por dónde tiene que continuar Málaga para seguir creciendo como ciudad de la cultura?
– Hay que darle un retoque al tema de los museos. Ahora se está trabajado en el «Libro Blanco». Hemos hecho el edificio y ahora vamos a hacer los cimientos. Es increíble. Hay que retocar las estructura y algunos planteamientos. No puede haber una colección del XIX en el Museo de Málaga gratis y otra del mismo período en el Thyssen pagando entrada. Puede ser una competencia desleal. Falta un museo de ciencias naturales. Luego, dentro de 15 años, el mundo debe hablar de Málaga como ciudad del Arte y de la Música. Indie, pop, rock, clásica, étnica... Hay que abrir la puerta al mundo de la música, favorecer que se hagan lugares para las bandas de proximidad y exigir a los empresarios que no moleste a los vecinos. Hay que pelear un gran auditorio. Con 700.000 habitantes debe haber uno para hacer grandes óperas. Luego el auditorio municipal está infrautilizado. El gran objetivo 2025-2030 es hacer con la música lo mismo que con los museos.
– ¿Es complicado traer a los principales baluartes del arte contemporáneo a Andalucía?
– Es muy difícil y sólo se consigue con un buen programa. Hace falta pasión, atrevimiento y compromiso. Cuando se confirmó en el 2002 que estaría al frente de este proyecto, me llamó Juan Manuel Bonet, que entonces era director del Reina Sofía, para felicitarme. Le dije que quería traer a los artistas que me emocionaban, por ejemplo, a Gerhard Richter. Me dio como consejo que no gastara energía en lo que es imposible. Y un año después de inaugurar hice la primera exposición en España de Gerhard Richter. Nada es imposible.
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