MÁLAGA
La emotiva carta de la madre de un niño pianista al director fallecido del Museo Interactivo de la Música de Málaga
El legado de Miguel Ángel Piédrola reside en pequeños como Rodrigo, que descubrieron su vocación en el museo
Piédrola fue el impulsor de centro de exposición en el que se rogaba a los visitantes tocar

Rodrigo estaba aún en el colegio cuando acudió con su clase al Museo Interactivo de la Música de Málaga. El niño sólo tenía siete años cuando se vio atraído por la música de un piano . Allí hizo la cola para sentarse a tocar, comenzó a acariciar la teclas con mimo y surgió una melodía. Cuando pasó su turno, volvió a hacer cola para tocar otra melodía que iba improvisando. Lo repitió hasta en siete ocasiones. Su tutora se dio cuenta de que el niño tenía algo especial para la música y se lo comentó a la madre, Irene Villegas.
La madre le dijo a Rodrigo que si le gustaba la música, puesto que meditaba apuntarlo a una academia de danza. Rodrigo dijo que sí e hizo las pruebas para el conservatorio. Quedó el séptimo en las pruebas de acceso sin haber tocado el piano nunca . Todos se sorprendieron con sus capacidades. Ahora su madre, recuerda aquella primera vez y agradece a Miguel Ángel Piédrola haber creado el Museo Interactivo de Música para que su hijo encontrara esa vocación.
Niños como Rodrigo son el legado más importante que deja el precursor del museo a la sociedad de Málaga. Miguel Ángel Piédrola Lluch falleció el pasado febrero , pero su alma sigue viva cada vez que los niños como Rodrigo acarician las teclas de un piano o cualquier otro instrumento. Por esta razón, envió al padre de Piédrola en señal de gratitud una carta contando lo que el museo había hecho por el pequeño, que ahora tiene 14 años.
En esa misiva explicaba que tocar ese instrumento le encanta y que se sienta a presionar sus teclas continuamente. Además, compone para dar salida a una creatividad que le hace escribir poesía, pintar y le llena de inquietudes . Ahora está en tercero de Profesional, pero Rodrigo sólo hizo un año de elemental, ya que sus padres, por motivos laborales, se fueron una temporada a trabajar a Perú.
Sin embargo, aquel gusanillo que nació dentro en el museo sigue dentro de Rodrigo, que recuerda perfectamente su visita al museo . Es feliz tocando, no sueña con nada más. Por eso su madre da las gracias a la familia de Miguel Ángel Piédrola por haber creado un lugar que descubrió esta pasión a su hijo.
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