Arte
El diálogo de Picasso y Calder sobre el vacío absoluto en Málaga
El Museo Picasso de Málaga enfrenta a ambos artistas y su concepción del espacio vacío en una exposición procedente de París
Un diálogo existencial a través de las obras de dos autores que marcaron el devenir de las vanguardias en el siglo XX. El español Pablo Picasso (1881-1973) y el americano Alexander Calder (1898-1976) se encuentran, a través de sus obras, en el Museo Picasso de Málaga, como han destacado los nietos y conservadores del legado de ambos artistas este lunes. Destacaron que son dos maneras de entender el mundo, que se presentan hasta el 2 febrero, centradas en la concepción del vacío absoluto o la ausencia de todo.
Por un lado, Alexander S. C. Rower, nieto de Calder y presidente de Calder Foundation de Nueva York, ha señalado que «Picasso lo hace a través de sus retratos de una forma personal», mientras que su abuelo «lo externalizaba todo, explorando la energía que conecta a los seres humanos. Artistas «muy diferentes, pero muy similares» , como ha aseverado Bernard Ruiz Picasso, nieto de Picasso y copresidente de FABA, la fundación que guarda el legado del pintor malagueño.
Similares en diversas conexiones vitales, como que nacieron en el siglo XIX, que ambos son hijos de artistas o que revolucionaron el arte que conocían. «Caminan a través del siglo XX mostrando una gran potencia y presentan su manera de hacer la experienc ia », ha remarcado Bernard Ruiz Picasso.
Una exposición que cuenta con 107 obras , repartidas entre 57 de Calder y 50 Picasso. La mayoría de las picassianas son de la Museo Picasso de París, donde la muestra cosechó 400.000 visitas. Las de Calder la pone la fundación que preside su nieto. En ambos casos hay algunos préstamos fuera de estas entidades y pedidos a lugares de prestigio como el Centre Pompidou de París o el Guggenheim de Nueva York. Un encuentro entre ambos cuando ya no están. Las que conversan son sus obras. Enfrentan formas de ver un mundo vacío como ellos lo hicieron en las cuatro ocasiones que se vieron en vida .
La más especial fue en 1937, cuando no solo ellos, sino también su obra, coincidieron en la construcción del Pabellón de España de la Exposición Internacional de París. Allí Calder conoce a Josep Lluís Sert, uno de los dos arquitectos del pabellón, quien poco después le encarga la ejecución de «Mercury Fountain» para exponerla delante del «Guernica» de Picasso. «Cuando vi lo que iba a exponerse en este Pabellón, que incluía el Guernica de Picasso, de inmediato ofrecí mis servicios para hacer una cosa u otra. Sert estaba en contra de eso, pues obviamente yo no era español, pero más tarde, cuando recibió una fuente provista de mercurio de Almadén , que parecía una simple fuente de agua potable, me llamó para que le aclarase el dilema», afirmó Calder.
Antes se habían visto en una la exposición del americano «Dessins-Portraits» en la Galería Percier de París. Picasso gozó de una visita privada por parte de Calder a su muestra antes de que fuera inaugurada. Más íntimo fue el encuentro de Nueva York en 1952, cuando ambos se ven en una comida con amigos comunes mientras mantiene exposiciones en aquella ciudad.
Un año después se verían por última vez en un taller de cerámicas en Francia, donde Calder paró y había varias obras de Picasso, el pintor malagueño fue avisado de que estaba el americano y acudió a su encuentro. «Fue muy cordial, nos invitó a pasar al taller y nos mostró las cosas . Al final nos enseñó un plato con una corrida de toros en el centro y el borde decorado con cordoncillo en relieve. Dije: “esto es para que la carne no se salga”. No me di cuenta, pero un amigo que estaba detrás de mí me dijo después que se ruborizó. No he vuelto a verlo desde entonces», aseguró Calder tras aquella ocasión.
Desde entonces, solo sus obras se han encontrado, mientras ellos compartían correspondencia y pensamientos, que también están recogidos en esta exposición. Sus obras, hasta la muestra de París, que ahora ha viajado a Málaga, se encontraron en el Museum of Modern Art de Nueva York con una retrospectiva de Picasso en 1940 y otra de Calder en 1943. También fueron expuestas en la Bienal de São Paulo en 1953 y ambos artistas realizaron obras por encargo de la Unesco en 1958. Picasso expresaba el vacío como una n ecesidad creativa nacida de su conciencia de la mortalidad , mientras que Calder iba más allá de las tres dimensiones clásicas de altura, anchura y profundidad tratando de captar la dimensión del tiempo .
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