Tribunales
Desaparece sin ser juzgado el iraní del harén de Marbella
Fue detenido en 2014 por maltrato a las cinco mujeres con las que convivía en una mansión de más de 6.000 euros al mes de alquiler
Era un empresario iraní que vivía en la zona noble de Marbella. Una mansión de los horrores en los Balcones de Sierra Blanca con un alquiler superior a los 6.000 euros al mes. Shoja S. guardaba allí presuntamente un harén de cinco mujeres a las que sometía a sus deseos más primarios. Sólo había contraído matrimonio con una de ellas; el resto eran «concubinas» en aquella villa. Fue detenido en 2014 y acusado de varios delitos de lesiones y maltrato habitual. La Fiscalía le pide una pena de 12 años y cuatro meses de prisión por todo, pero el caso va camino de archivarse. Según fuentes judiciales, la razón sería que la Justicia no encuentra al acusado. Se lo ha tragado la tierra.
Fuentes jurídicas explican que el caso puede ser archivado sin pena alguna. El Juzgado de lo Penal 14 de Málaga le declaró en rebeldía el pasado 13 de mayo . Expertos en derecho explican que si la petición fuera de menos de dos años de prisión el juicio seguiría sin él, pero que al ser superior a los 24 meses puede ser archivado hasta que se le localice.
En junio de 2019, tras no presentarse ante la juez por segunda vez , se decretó una orden de busca y captura contra este empresario. Sin embargo, ha sido imposible encontrarlo en este año. Si la ausencia persiste y los tribunales españoles no pueden dar con su paradero y presentarlo ante la sala para que responda por lo ocurrido en aquella mansión, según las mismas fuentes, el caso puede quedar sin condena. Por lo que, cuando los tiempos procesales vuelvan a la normalidad tras la pandemia, el reloj correrá en contra del tribunal para poder hacer justicia en este caso.
No se haría justicia para las cinco mujeres por su supuesto calvario. El fiscal acusa a este sujeto de cinco delitos de maltrato habitual , por los que solicita 23 meses de prisión por cada uno. A esto suma dos de lesiones y otro de maltrato , en base a los que pide once meses de cárcel en cada caso. Como indemnización pide para cada una de las víctimas 20.000 euros, además de que se le prohíba acercarse a ellas y que se le inhabilite para ejercer la patria potestad de los hijos. Y todo está pendiente de que el empresario aparezca o sea detenido en algún lugar del mundo.
En la causa se define al iraní como una especie de encantador de mujeres para luego someterlas a su voluntad. El fiscal afirma que este empresario mantuvo una relación sentimental «simultánea con varias mujeres de diferentes países». Sostiene también que las conoció en Londres o en España. La calificación de los delitos explicaba que se «ganaba su confianza» , para luego llevarlas «con su consentimiento a Marbella». Allí vivía una supuesta tormentosa relación sentimental con las cinco, que se alargó hasta marzo de 2014. Es cuando fue detenido por la Policía Nacional en aquella casa de la urbanización marbellí.
Sin hablar, sonreír o maquillarse
En el tiempo de amor recluidas con este individuo, llegó incluso a tener hijos con algunas de ellas . El Ministerio Público señaló que el iraní tenía sobre ellas «una actitud de dominación, sometimiento y adiestramiento». En su calificación de delitos reseñó que eran obligadas por las importantes limitaciones económicas a prácticas sexuales no deseadas y a «tomar sin prescripción médica» varias sustancias. La acusación explicaba que, supuestamente, les imponía obligaciones como no hablar, sólo sonreír y no mostrar emociones.
En los relatos de los hechos que esperan a ser juzgados se describen presuntos episodios de trato «intimidatorio, hostil, humillante y con insultos» contra estas cinco mujeres. Así como posibles agresiones físicas a las víctimas con patadas, agarrones fuertes del cuello y bofetadas. Además, detalla que sufrían coacciones, como impedirles ver a su familia o maquillarse.
Se llegaba a reseñar que estos actos se habrían realizado presuntamente en presencia de los hijos menores y, en todos los casos las víctimas sufrieron por este comportamiento trastornos por estrés postraumático. Tras ser rescatadas de aquella mansión, las víctimas requirieron tratamiento psicológico.