TRIBUNALES
Cunbren con un preservativo el micrófono del fiscal del juicio a los dueños del club de alterne «S'candalo»
La Fiscalía de Málaga pide penas de más de 4.000 años de prisión para los 21 encausados por prostitución
No se sabe la intención, pero el pasado viernes, en un receso del jucio del «caso S'candalo» en la Audiencia Provincial de Málaga, alguien sin identificar, por el momento, colocó un preservativo en el micrófono del fiscal . Así lo denunció el propio funcionario del Ministerio Público en Juzgado de Guardia el pasado viernes, como confirman a ABC fuentes de la Fiscalía General de Andalucía.
Según el escrito, al que ha tenido acceso este periódico, el fiscal formuló denuncia a las 18.15 horas del viernes en el Juzgado de Instrucción 7 de Málaga, que es el que estaba en funciones de guardia. Ponía en conocimiento que horas antes durante la celebración del juicio en la Sala Cuarta del Jurado hubo un receso de 1o minutos, después de que la Fiscalía expusiera su informe final y, en ese tiempo, se cubrió el micrófono .
Al regresar, entre las 14.30 horas y las 15.15 horas, cuando la defensa de los 21 acusados estaba desarrollando su informe final, el fiscal advirtió que había un preservativo en el micrófono que usaba de forma ordinaria. El profiláctico estaba colocado cubriendo la cabeza del micrófono , por la que el fiscal tendría que hablar en caso de ser necesario.
El fiscal relata en la denuncia que este hecho le produjo «contrariedad» y que desconocía cuándo y quién podría haber colocado el mismo en ese lugar. Por esta razón, al terminar el juicio comunicó lo ocurrido a los funcionarios de Auxilio Judicial y lo comentó con el tribunal. Al mismo tiempo, hizo varias fotografías para adjuntarlas a la denuncia presentada en el Juzgado de Guardia.
La Fiscalía de Málaga pedía más de 4.000 años de prisión para los 21 encausados. Al cabecilla de esta supuesta trama de prostitución se le requerían 680 años de prisión por 167 de prostitución en los clubes que presuntamente gestionaba en Málaga, Córdoba y Torrenolinos.
Por su parte, durante todo el proceso los acusados rechazaron que las chicas fueran trabajadoras de los clubes, asegurando que eran «huéspedes». Defendieron que ellos sólo alquilaban las habitaciones, siendo meros arrendatarios de los espacios donde ellas ejercían la prostitución de forma voluntaria. Los informes de la Policía Nacional y la Fiscalía iban en contra de esta versión diciendo que eran explotadas sexualmente con turnos y rotando entre locales.
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