Historia
Cueva de Nerja: la mayor tumba prehistórica de Europa
Los investigadores de la cavidad malagueña no paran de encontrar restos humanos y otros objetos que demuestran la importancia del místico enclave durante siglos
«Pepita» no estaba sola en la Cueva de Nerja. Aquella mujer de 20 años hallada en 1982 por el doctor Manuel Pellicer en la sala de la Torca es sólo uno de muchos restos mortales hallados en la oquedad malagueña, que las investigaciones más recientes sitúan como zona de enterramiento durante más 30.000 años .
En concreto, se tiene constancia de inhumaciones en la caverna que van desde hace 40.000 años hasta el último diente hallado de un chico de 15 años hace 3.690 años, cuyo análisis ha determinado que en ese momento de la evolución humana se usaba la boca como una tercera mano para agarrar en los trabajos. «Hay constancia, entre lo que se excavó y se reflejó en el histórico, de unos 60 individuos, pero son muchos más» , explica a ABC el conservador de la cavidad Luis-Efrén Fernández.
En realidad, este científico explica que «es imposible saber cuántos muertos hay enterrados en la cueva». Las nuevas excavaciones en la sala del Belén o en la sala de la Cascada están arrojando los cuerpos de más individuos, que se deberán seguir estudiando. «Hay trabajo para varias generaciones. La cueva es inmensa y, a eso, se le añade todo el entorno , donde también se están haciendo descubrimientos», añade Fernández, que dice que los hallazgos en este yacimiento «son continuos».
Los 130 científicos que pertenecen al proyecto de investigación sobre la Cueva de Nerja no paran de encontrar restos. «Se dedicaban a enterrar en oquedades naturales, que funcionan como camarines o pequeñas cámaras, pero también en los espacios que dejaban los bloques desprendidos por los seísmos», remarca el conservador, que explica que en esos huecos en las paredes que aún quedan inexploradas de la oquedad sigue habiendo restos de antiguos moradores.
Los primeros cadáveres fueron encontrados por los propios descubridores de la cueva en 1959. Los primeros que bajaron, con poca luz, aseguraron que habían pisado huesos, creyendo que eran de algún infortunado que no habría sabido salir. La realidad es que habían entrado en un espacio funerario lleno de secretos , que tampoco ha estado libre de saqueos .
Antecedente de los dólmenes
El tesoro de la cueva se conserva en tres partes: en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid, el Museo de Málaga y el propio de Nerja. La cueva estuvo habitada hasta hace 25.000 años , cuando sus moradores se establecieron en un enorme poblado junto a la cavidad, sobre la pedanía actual de Maro.
Eso no hizo que cesaran los enterramientos, según los expertos, puesto que el lugar era una zona mística, como demuestran algunos túmulos y la gran cantidad de pinturas rupestres que hay en la zona. «Encontramos pinturas que tenemos que conservar todos los días. Posiblemente, sea el espacio de Europa donde más haya por el momento» , señala Luis-Efrén Fernández.
Además de ser utilizada para guardar ganado u otros usos, la cueva fue un punto central como «espacio simbólico», a la que se sumaron otras cuevas menores y espacios en los que también están apareciendo pinturas rupestres, que deben ser conservadas y registradas. Según los expertos, este tipo de cuevas podría ser un antecedente de los dólmenes . Lugares sagrados, llenos de un misticismo que se prolongó durante siglos, como demuestra la datación el mes pasado de un amuleto andalusí hallado en 1959.
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