La Costa del Sol recobra la calma tras la ola de ajustes de cuentas

Las incautaciones y detenciones frenan las refriegas de bandas en la provincia de Málaga

Imagen de archivo de una intervención policial antidroga ABC

J.J. Madueño

Tras una cruenta oleada de ajustes de cuentas en 2018, la Costa del Sol se ha enfriado en el último año. La detención de sicarios, capos y bandas y las incautaciones de drogas han parado una espiral de violencia que sacudió con dureza, sobre todo, a Marbella . Un empresario de la noche asesinado en enero en la puerta de su casa es de los pocos casos reportados a las claras como ajuste de cuentas y se investiga la aparición de un cuerpo en la carretera esta semana, pero sin descartar que haya podido ser cualquier otra cosa. Lo demás es historia, la acción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad con equipos especiales sobre el terreno ha parado las muertes en las calles por la guerra entre narcotraficantes.

Sin embargo, en el recuerdo quedan episodios especialmente violentos y que aturdieron a gran parte de la población , como la colocación de bombas en la puerta de una casa en la zona noble de Benahavís y en un lavadero de coches en el polígono industrial de San Pedro de Alcántara en Marbella, donde meses antes, y a escasos metros, se había quemado el gimnasio del «Maradona», que luego sería asesinado a la salida de la comunión de su hijo. Encargos hechos por una banda de sicarios llegados desde Mälmo (Suecia), que fue desarticulada meses después y a la que achacaron también la muerte del ceutí «el zocato» en Estepona.

Era una guerra sin cuartel desatada por los vuelcos de droga. En ella se secuestraba y asesinaba. La primera víctima del año fue un cabrero sorprendido en un cortijo de la sierra de Casares por un grupo que buscaba un cargamento desaparecido . Lo mataron de una paliza tras retenerlo durante horas. Luego hubo más casos, como el secuestro de dos suecos que acabó con la muerte de uno de ellos en Mijas o el que se produjo en plena calle en Estepona entre tiroteos y palizas. El cuerpo de Brian Martos apareció horas después en Algeciras ejecutado.

Para ese entonces habían saltado todas las alarmas por la guerra que se vivía. Los éxitos e incautaciones en el Campo de Gibraltar, según los agentes de la lucha antidroga, se traducían en vacíos de poder que acaban en robos para crear organizaciones que ocuparan los espacios de máxima jerarquía. Pasado un año de trabajo de los grupos especializados de Guardia Civil y Policía Nacional se ha enfriado la guerra y muchos de sus actores principales están en la cárcel , mientras se siguen desarticulando bandas en el Campo de Gibraltar y en la Costa del Sol.

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