SOLIDARIDAD
Corre de Málaga a Nerja descalzo para ayudar a niños discapacitados y a Cáritas
Ronnie Reyes, que lleva tres años corriendo sin calzado, tardó seis horas en completar el recorrido
Con los pies algo doloridos, pero con la sensación de haber vivido un «momento mágico», Ronnie Reyes , un dominicano que desde hace 17 años es un nerjeño mas, es desde este domingo uno de los vecinos más queridos de este municipio malagueño después de que llevara a cabo un curioso acto solidario: correr descalzo los 55 kilómetros que separan Málaga de Nerja para recaudar alimentos y fondos para Cáritas y un taller de ayuda a niños discapacitados.
Acompañado por cuatro compañeros del Club de Atletismo de Nerja, del que es miembro, más otros dos que lo escoltaban en bicicleta, y con todo el peso de su zancada apoyado en la planta de sus pies desnudos , Ronnie fue quemando etapa hasta llegar a los últimos cinco kilómetros, «el trayecto más duro» de los 55 kilómetros que «quemó» en al menos de seis horas.
Pero, ¿cómo surgió esta iniciativa? Reyes, que lleva tres años corriendo descalzo, y que ya ha participado en alguna maratón o mediamaratón, conoció la labor que realiza el Taller de la Amistad , un centro de ayuda a menores con necesidades especiales, y decidió ayudarlo; al igual que a Cáritas , cuya labor ha sido fundamental en los peores años de la crisis.
«Llevan muchos años en Nerja, ayudando a muchas familias y conozco a algunas de las personas implicadas en ambos colectivos», ha explica a ABC.
Aunque reconoce que nunca había pasado de los 42 kilómetros, decidió «arriesgar» y tratar de correr 13 kilómetros más. Todo, sin calzado. Los tramos de carretera , que se combinaban con los de paseo marítimo, fueron los más complicados, no sólo por el daño que el asfalto podía provocar en los pies, sino por el «peligro» de los coches.
Padre de una niña de 13 años y un crío de diez, el corredor reconoce que se emocionó cuando llegó a la meta situada en el conocido Balcón de Europa de Nerja y se encontró con sus seres queridos. Un momento de emoción con el que superaba la «crisis» que había sufrido kilómetros antes como consecuencia de los «nervios». «Sabía que iba a llegar sí o sí, pero no cuándo», ha comentado.
A su llegada al mítico enclave nerjeño, se encontró con que numerosos vecinos habían ido a apoyarle y a sumarse a su reto solidario. Aliento que finalmente se tradujo en más de 400 kilos de alimentos recolectados y más de 800 euros –falta que ingresen su dinero algunos patrocinadores- recaudados.