CULTURA

Charles Aznavour enamora a Starlite

El artista dio un recital a sus 92 años con canciones en francés y español donde no faltaron los grandes éxitos de 60 años de carrera

Charles Aznavour durante el concierto en Starlite

J.J. MADUEÑO

En el graderío, antes del concierto, una señora comparaba lo que había sido Carlos Santana con lo que podría ser Charles Aznavour. «Va a ser más romántico», concluyó. Y es que Aznavour es uno de esos viejos «gentleman» de la música , convertidos en leyenda, que susurra sus estrofas produciendo un halo romanticismo, hasta cuando canta contra las desigualdades o la discriminación. Es una voz poderosa con un mensaje claro que encandila. 

Vestido de riguroso negro, entró puntual al escenario para comenzar con «Les émigrants» con un pequeño fallo de sonido que el respetable perdonó al instante, seguir con «T'espero» y «Paris au mois d'août», hasta que llegó «Quererte así», la primera del buen puñado de canciones que interpretó en español. Confesó que necesita el telepronter para no olvidarse de las canciones , una chuleta que le va chivando cada estrofa para que el artista no se confunda entre las 1.400 canciones que reconoció que tiene escritas.

«Mourir d'aimer» y «El barco ya se fue» prosiguieron el recital, donde todo encajaba tras 60 años de experiencia. La luz, la melodía, la voz y el público eran parte de una misma sensación. En la grada muchos cantaban las canciones, otros las coreaban y todos grababan con su móviles. Si Aznavour rompe barreras de edad en los escenarios, sus más antiguos seguidores no lo son menos con la tecnología. Los móviles se alzaban para captar momentos en «Je voyage», donde dejó un  vistoso y melódico dúo con su hija Katia Aznavour . El piano fue protagonista en «Sa jeunesse».

La fotos fueron parte del «show» cuando el máximo representante de «la chanson» , sentado en el centro del escenario, entonó «Mon ami mon Judas». «Dime que me amas» susurró en español antes de que sus eternos tirantes de colores, en esta ocasión rojos, hicieran acto de presencia en «Désormais». Reconoció que «Habrá un despertar», antes de que el misticismo mariano se apoderara de la roca de Marbella en el «Ave María», que presidió desde la pantalla del fondo del escenario el rosetón de Notre Dame

Bailó con una dama imaginaria en «Les plaisirs démodés» bajó un «ohhh» de los seguidores y trasportó a la cantera a su último trabajo «Encore». «Devi Sapère» dejó toques en un romántico italiano, que dio paso a «Mes Emmerdes» y a un «Quién» con evocación al poeta sevillano de la generación del 27 de Rafael de León . Aznavour hilvanaba el concierto como el gran modisto que zurce los secretos de la alta costura. Pasan los años y todo está vigente. Una actualidad que selló «Comme ils disent», la amarga historia de un transexual que se ha convertido en un himno gay con el paso del tiempo. «Habla del derecho a ser diferente», reconoció el artista en la previa.

Tras la presentación de la banda y la correspondiente ovación, el punteo de guitarra, el sonido de acordeón y el movimiento se apoderaron de la cantera en «Les deux guitares». Aznavour, como los noveles a los que saca 60 años de carrera, correteó el escenario para sorpresa y jolgorio de los presentes . Era la traca final. «C'est triste Venise» ahondó en el sentimiento y «La Bohème» sacó los coros. «Emennez moi» fue el broche final con toda la grada como palmeros. Se encendieron las luces y llovieron los ramos de flores y las cartas. La ovación se prolongó varios minutos en un público que lleva décadas enamorado de los versos del cantante francés de origen armenio y que ayer renovó sus votos de fidelidad.

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