Medio Ambiente

Cerco a las gaviotas que quitan el bocadillo a los alumnos en los recreos

El Ayuntamiento de Málaga pone en marcha iniciativas para controlar la población de gaviotas, palomas y cotorras

Una gaviota comiéndose una paloma en el Centro de Málaga ABC

P. D. A.

En plena calle Alcazabilla. A las puertas de la Alcazaba de Málaga y mientras la ciudad se acicalaba para recibir otra avalancha de cruceristas, un grupo de personas que caminaban por el lugar sacaban sus teléfonos y se aproximaban con cuidado a una gaviota que movía su cabeza compulsivamente. Con cada giro, un puñado de plumas volando por el aire; y a su pies, una paloma que devoraba sin importarle la presencia de «testigos». Una instantánea que se guardó en el disco duro de los móviles de quienes presenciaron la escena y que es reflejo del problema que estas especies y las aves invasoras están provocando en algunas ciudades. Situación que, como se quejan en la capital malagueña, afrontan los ayuntamientos en solitario, a pesar de ser –en parte– competencia de la Junta de Andalucía.

El ejemplo más claro de lo que se puede denominar una «plaga» son las cotorras argentinas . La simpatía que inicialmente generaban por su exótico plumaje, se ha transformado en hastío para los que a cualquier hora del día y la noche deben soportar su molesta graznido. Según un informe de situación elaborado por el Ayuntamiento de Málaga, que mañana tratará esta problemática en la Comisión de Medio Ambiente, a finales del pasado año no había ni una sola palmera del Paseo del Parque en la que no estuviesen anidando ejemplares de esta especie.

Los expertos calculan que en la ciudad hay en torno a 220 nidos , de los que un centenar se ubican en el Parque, donde casi se han duplicado con respecto a 2014. Un exponencial crecimiento que también se ha percibido en el paseo marítimo Antonio Banderas o en todo el distrito Este. Especialmente conflictiva sigue siendo la Avenida Pepita Durán, en Teatinos, donde tienen su particular «área de descanso» y donde sus graznidos son insoportables.

El gran problema, se señala en el documento, es la «gran rapidez» con la que las cotorras vuelven a construir los nidos que se retiran, lo cual parece limitar la eficiencia de los trabajos de control que se desarrollan.

Esta labor de «contención» la realiza en estos momentos la administración local en solitario, algo que se critica desde el Consistorio, que considera que las actuaciones con animales exóticos son competencia exclusiva de la Junta de Andalucía . Igual ocurre con los planes para atajar la presencia del escarabajo picudo rojo.

Fuentes consultadas explicaron que, posiblemente, en la Comisión de Medio ambienta se vuelva a reclamar al Ejecutivo andaluz que asuma las funciones que le corresponden y que desembolse dinero.

Gaviotas en los colegios

Junto con las cotorras, las gaviotas y las palomas se han convertido en el gran problema de las ciudades costeras en este ámbito. La primera especie ha dejado muestras de su gran agresividad y su presencia en los patios de los colegios se está volviendo conflictiva. Se ha constatado que acuden para alimentarse de los restos que dejan los escolares tras el recreo , aunque ha habido avisos en los que se alertaba de ejemplares que se lanzaban para arrebatar los bocadillos a los pequeños.

En el caso de las palomas , no solo su población y los excrementos que generan son un lastre, sino que son portadoras de parásitos como piojos.

El Servicio de Control de Aves estima –a la baja- que en la ciudad hay más de 4.000 palomas y un millar de gaviotas.

Propuestas

Ante esta situación, los expertos municipales proponen una serie de iniciativas adaptadas a cada una de las especies. Para las cotorras, sobre todo, incidir en la retirada de los nidos; mientras que para las palomas, colocar carteles recordando que está prohibido alimentarlas e incrementar la actuación policial en este sentido.

Ante las gaviotas, se seguirá con la retirada de nidos y se dificultará al máximo que nidifiquen. Por este motivo, se instalarán mallas de plástico en las casetas de ascensores de los edificios afectados; y se propondrá la colocación de molinillos «StopGull» : una especie de espantapájaros eólico cuya instalación se volverá a sugerir ahora tras haberlo intentado el año pasado.

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