INUNDACIONES EN MÁLAGA
Campillos está en manos de los soldados que sacaron al malagueño del terremoto de México
El batallón desplazado a las inundaciones en Málaga fueron los protagonistas del rescate a contrarreloj de Jorge Gómez Varo entre los escombros de Ciudad de México
Sobre las 13.00 horas del domingo, se activó al II Batallón de Intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) localizado en la base aérea de Morón de la Frontera en Sevilla. La noticia corrió como la pólvora por Campillos, donde cerca de 400 litros, entre la noche del sábado y el domingo, lo sumieron en el caos. Los vecinos saludan con agrado la decisión de la llegada de UME para las labores de recuperación tras las inundaciones. «N os recibieron con esperanza , pero estaba todo coordinado por los servicios de Emergencias de Andalucía. Llegamos para ayudar», explicó el comandante Álvaro Martín Molina, que reconoció que el grupo tiene una vinculación especial con Málaga, ya que fueron los que participaron en el rescate de Jorge Gómez Varo , el malagueño fallecido bajo los escombros del terremoto de México en septiembre de 2017.
Fue un rescate agónico, que durante días tuvo en vilo a España. El 19 de septiembre el suelo tembló en Ciudad de México. Jorge, que contaba 33 años y llevaba en el país desde 2015, se encontraba en una de las oficinas del 286 de la avenida Álvaro Obregón en la Colonia Roma de Ciudad de México. Estaba en la segunda planta cuando comenzaron las sacudidas . Organizó la salida de todos sus compañeros, pero se quedó atrapado. Una llamada telefónica avisó de que estaban vivos. Acompañado por una joven que se llamaba Lizeth alertaron de dónde estaban a los servicios de Emergencias.
El batallón de la UME llegó para hacerse cargo del rescate del español. Colaboró con las fuerzas internaciones. Las horas sin poder acceder al habitáculo donde estaban caían como una losa sobre la esperanza de sacarlo vivo de allí. Se centraron en la segunda planta, ya que no había previsión de vida en otro lugar. Los infrarrojos detectaban calor pasadas las 72 horas . La lucha era contra el crono.
El frío, la deshidratación, las posibles heridas, todo jugaba en contra, pero su familia, a los pies de los escombros, no perdía la esperanza de verle salir con vida . La UME, junto con las fuerzas internacionales, inventaban galerías imposibles, rastreaban con perros, acotaban zonas y apuntalaban escombros para intentar sacarlo.
Finalmente, diez días después del terremoto sacaron su cadáver. Pese a los esfuerzos, fue imposible el milagro. La UME lo entregó a su familia, que lo incineró, lo repatrió y lo enterró en un columbario de la Cofradía de Viñeros en Málaga, del que Jorge era fiel devoto. Aquel esfuerzo sin descanso a miles de kilómetros , manteniendo la esperanza, fue r econocido por la ciudad . Los responsables de este batallón recibieron una mención honorífica del Ayuntamiento de Málaga, la familia de Jorge pudo darles las gracias cuando el Jueves Santo malagueño fueron invitados, en representación de todos los participantes, para ser nombrados hermanos de honor de la cofradía del difunto.
Ahora, esos mismos soldados vuelven a ligar su nombre a Málaga. Fueron recibidos con esperanza en Campillos, pero su dedicación y esfuerzo les está granjeando el reconocimiento de un pueblo devastado por el lodo y el agua. Manchados de barro hasta el pecho, casi sin dormir y sin permitirse el cansancio, se afanan en devolver el pueblo a la normalidad. «No sabemos cuánto tiempo vamos a estar. El que hagamos falta» , explica en comandante, que dispone a sus hombres, revisa los trabajos y busca soluciones a la falta de abastecimiento de agua que tiene el pueblo tras la riada.
En total son 85 soldados con 35 vehículos dedicados a normalizar la vida del municipio, recuperar la Jefatura de Policía, las casas, el consultorio médico o el instituto. El lunes redoblaban esfuerzos para hacer practicable una ciudad que lucha por librase de las huellas de la inundación con bombas, cubas y patrullas de limpieza.
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