Buzos ante la Virgen del Carmen bajo el mar: «Allí abajo, rezándole, te sientes bien»

Cada año, una veintena de miembros del Club de Buceo de Marbella bajan a las profundidades de la Playa del Cable para traer a la superficie a una peculiar Virgen del Carmen. «Siempre está ahí. No está sujeta con nada, sólo tiene una especie de cúpula encima de hormigón, la golpea todo el año el levante, la bajamar y el poniente, pero no se mueve . Allí nos espera», explica José Jiménez, que lleva dos décadas siendo uno de los hombres que se adentran 12 metros bajo el mar para encontrarse con Ella en un devoto ritual.

«Cuando estás allí, rezándole, te sientes bien , como si no hubiera nada más», afirma Jiménez, que trabaja de asesor fiscal, cuando no está en la playa, ya sea con su equipo de fútbol o con el de buceo.

Llegan hasta el punto de inmersión en barcos y, con el agua clara, la ven brillar desde la superficie. Se sumergen y van a su encuentro. Bajan aleteando hasta ponerse frente a ella, que los espera paciente bajo el agua. «La subimos en una procesión submarina , para luego limpiarla y dejarla expuesta en el puerto hasta que pasa su festividad», recuerda Jiménez. El descenso se produce una semana antes del 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, entre cuatro hombres la suben a la superficie debido su peso, la limpian y la dejan expuesta en el Club Náutico del Puerto de Deportivo de Marbella.

Antes de que el coronavirus cambiara todos los rituales, se le recibía en la superficie entre festejos. Se le recibía entre vítores y se le ofrecían misas en su honor, antes de quedar expuesta en su altar hasta que, pasada la festividad, los mismos buzos la devuelven a su capilla submarina . Allí, cada año, hay muchos buzos que la visitan como parte del atractivo turístico bajo el mar de Marbella. Tanto es así que hubo quien pensó en llevársela, como recuerda José Jiménez.

Fruto de ese intento de robo la imagen de mármol sufrió daños irreparables y hubo que cambiarla . Aquella estatua está guardada en la oficia en la Escuela de Buceo. La imagen no tiene la cabeza del Niño, puesto que la perdió en el intento de sustracción. «No la hemos conseguido encontrar. Se perdió en el mar cuando intentaron sacarla a la superficie», afirma el buzo de Marbella.

Este año volvieron a bajar el pasado sábado a por Ella, sin procesiones, ni misas y ni se entregó a nadie. Todo fue más íntimo, pero la Virgen subió como cada año para guardar una tradición que se remonta 37 años atrás. Es cuando el Club de Buceo y el Náutico decidieron dejarla allí para que protegiera a todos los submarinistas y velara por los que perdían la vida haciendo este deporte .