RESCATE DE JULEN
Los buenos samaritanos de Totalán
Las muestras de solidaridad van desde unas mantas, un bocadillo o una bolsa de mandarinas a una excavadora
Martes por la mañana. Apunto de cumplirse las 48 horas de rescate. Una señora se para junto a un grupo de periodistas que conversan con los amigos de José Roselló, padre del pequeño Julen. Abre el maletero y saca una bolsa de mandarinas . «Aquí os las dejo. Las traigo del campo», dice y se marcha. Otra señora sale por la mañana y reparte mantas entre los que llevan toda la noche siguiendo el operativo. Más de un centenar de empresas se han ofrecido para ayudar sin pedir nada a cambio.
Una docena de compañías trabaja sin descanso, como la de Pepe Núñez, que sin más interés que buscar al niño, prestó su maquinaria para bajar una cámara que dejara explorar el pozo. Siguen sobre el terreno, por si se requieren sus servicios. Empresas del otro lado del Atlántico han ofrecido todo su poder de acción con tuneladoras, excavadoras o buldócer para mover los más 35.000 metros cúbicos de tierra que se han retirado.
Se ofrece comida caliente a los 300 trabajadores en turnos de cien, por parte de empresas de restauración de la vecina Rincón de la Victoria. Los bocadillos se hacían en El Palo , el barrio natal del niño que está atrapado en ese angosto agujero desde el pasado domingo, cuando un soldador llegó para inventar maquinaria que permitiera sacar al niño.
El mismo día que ya algunos vecinos de Totalán, que se concentraron para apoyar a la familia, ofrecían lugares de descanso , habitaciones o la posibilidad de darse una ducha tras turnos de trabajo que pueden llegar a las 18 horas.
Los propios padres de Julen están en una casa cedida por uno de los vecinos. Allí reciben tratamiento psicológico por parte de la Junta de Andalucía. El puesto de mando avanzado se ha montado en otro domicilio a la entrada del pueblo. Todos se vuelcan en muestras de afecto, que siguen patentes en pancartas que desean que el niño salga del pozo con vida.
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