INCENDIOS
Un bocata de jamón tras 10 horas en el infierno
Fruta, bocadillos y agua es la comida que da la Junta de Andalucía a sus bomberos forestales tras enfrentarse a las llamas durante horas. Piden complementos energéticos y bebidas para combatir la deshidratación
El incendio de Casares ha calcinado este pasado fin de semana, según las primeras estimaciones, 227 hectáreas de terreno. Las llamas han devorado, desde el sábado a las 16.30 horas, el monte de la localidad, llegando a obligar al desalojo de más de medio centenar de personas por precaución y al corte de una de las carreteras de acceso al municipio. Ante las llamas un grupo, que llegó a ser de 116 bomberos forestales de la Junta de Andalucía con apoyo aéreo, para sofocar el fuego. Miraron a la cara al fuego y lo han vencido. Está controlado desde el domingo a las 20.30 horas, aunque siguen las labores de extinción . El premio al salir de un inferno en plena sierra fue un bocata de jamón .
Es la recompensa por estar un turno de 10 horas –que puede llegar a 14 horas con los desplazamientos al lugar de actuación– jugándose la vida. Un bocadillo de jamón con dos rodajas de tomate y aceite de lata, liado en papel de plata, era la nutrición contra el desgaste físico de un grupo con una media de edad de 50 años . La Consejería de Medio Ambiente le sumó una botella de agua fría y un poco de fruta para la deshidratación. « No es alimento para una cuadrilla que ha estado al límite , que sale del monte exhausta y deshidratada», asegura Sergio Blanco del Río, representante de CSIF en Málaga.
Los bomberos piden que la Junta añada a esa dieta complementos alimentarios para recuperar sales y azúcares perdidos. «Se necesitan también algunas barras energéticas, bebidas isotónicas y algo que restituya todas las grasas y minerales perdidos tras tantas horas ante el fuego», apunta Blanco del Río, que añade que esto no es alimento para combatir posibles problemas físicos derivados de la exposición a las altas temperaturas originadas por un incendio de monte como el de Casares.
Aun así, los efectivos desplazados estaban de enhorabuena. «Esta vez se han portado», remarcaba uno de los bomberos que participó en el operativo en uno de los mensajes enviados, en los que también se destacaba que se les había dado bocadillos al entrar en el incendio y luego al salir. CSIF recuerda que en otras ocasiones la dieta no ha sido tan suculenta y que los bocatas fueron de mortadela y el agua estaba caliente. Hubo ocasiones en las que las latas de piña que se repartieron llegaron a estar caducadas .
Los bomberos forestales están ante una semana crucial para su futuro. A partir del día 25 de julio, comienzan una serie de jornadas de negociación intensiva hasta el 31 de julio para desbloquear el convenio colectivo de la Agencia andaluza de Medio Ambiente y Aguas (Amaya), caducado desde 2011. Entre las peticiones está una mejora de las condiciones laborales, donde se incluyen garantes en la alimentación de los efectivos durante las intervenciones.
También una subida salarial, puesto que hay empleados que no llegan a los 800 euros en sus nóminas y la recuperación de retenes como el de Estepona , que la Junta de Andalucía recortó hace cinco años –según CSIF–. Los bomberos forestales piden que se les reconozca la antigüedad, que está congelada desde 2006, y los pluses de toxicidad, peligrosidad o nocturnidad, que ahora no se contemplan en sus nóminas, pese a la labor que llevan a cabo.